14 de agosto, 2025
Actualidad

En plena naturaleza, lejos de consultorios cerrados, la equinoterapia propone una forma distinta de sanar: montando, sintiendo y compartiendo con caballos. Un tratamiento integral que mejora la calidad de vida de personas con diagnósticos físicos, cognitivos y emocionales.

Ana es una niña dulce y alegre. Le gusta los colores vibrantes como el rosa y el violeta, que elige usar en su ropa. Contagia entusiasmo y siempre regala una sonrisa, negándose a encajar en el estereotipo de persona con discapacidad. Aun así, es parte de su realidad. Tiene una paralasis. No se comunica como se hace eventualmente, y los profesionales prevén que su situación no podría cambiar mucho.

Ana llega, su típica alegría incrementa al ver a Gary, el caballo de pelaje blanco que tanto la entusiasma. Aplaude de felicidad. La sesión comienza y, el “paseo” por medio de arboles es ambientado con el canto de los pájaros y el sol le ilumina su cara. Lentamente comienza a mover sus piecitos para sentir al caballo bajo su cuerpo. Entonces empieza a rapear, un talento único que ella comparte con Gary, porque lo quiere.

Lo que parecía improbable, ocurre ante los ojos de todos: Ana se mueve, se expresa y canta. Con padres y voluntarios como testigos, aquellas dificultades que parecían perpetuarse lentamente comienzan a desvanecerse.

Parece un juego, pero es también terapia. Lo que parece solo afecto, es también rehabilitación. ¿Cómo se llama esta práctica? Equinoterapia.

Cuando el terapeuta tiene cuatro patas

Los equinos son animales altamente receptivos por naturaleza, solo basta convivir con ellos para sentirse reconocido y comprendidos. Perciben lo que personas no logran ver: gestos, tensiones, emociones sutiles. Actúan de manera reflejo, lo que exige demostrar respeto para recibirlo de su parte.

Es por esto que son elegidos para aplicar una serie de actividades terapéuticas aplicadas, en general, a niños y personas con un diagnóstico. Es un método terapéutico que ayuda a mejorar la calidad de vida de sus pacientes.

Walter Navarro, docente de teatro y de educación especial, acompañante terapéutico y presidente de la Escuela de Equinoterpia Intischkan “El sol sale entre las nubes”, explica: “El caballo es un animal muy noble que ayuda mucho en lo que es psíquico y mental, a todas las personas, no solo a quienes tengan una discapacidad. Para quienes tengan una dificultad emocional, también es beneficioso.”

El caballo es un animal altamente social y se organizan naturalmente en manada, lo que implica aceptar a pares y respetar los vínculos establecidos. Walter resalta que, con el tiempo, te aceptan como uno más de la manada. Pero primero se debe tratar el ego, aprender a ceder y aceptar. Esto lleva a las personas a analizar sus actitudes y, en algunos casos, hacer un autoanálisis profundo.

Debido a las cualidades y a los beneficios rápidamente notorios de la interacción con caballos, se realizaron varios estudios que demostraron lo beneficioso que es la equinoterapia en aspectos físicos, cognitivos, emocionales y sociales de las personas.

Aunque suele considerarse una terapia “complementaria”, reúne todo lo necesario dentro de un proceso terapéutico integral, incluyendo la recreación.“No es como en cuatro paredes donde está el profesional y el paciente; en esto somos un grupo, donde está la herramienta que es el caballo y otros factores: la naturaleza que permite estimular, con los aromas, el sonido, la vista y el tacto." agrega Walter Navarro.

Esta disciplina se divide en tres disciplinas; la hipoterapia, la equinoterapia y la equitación adaptada. Dentro de la hipoterapia se trata casos severos y diagnósticos como parálisis, discapacidad motora (o neuromotoras) y se diferencia de la equinoterapia al momento de la aplicación, ya que en la primera son sesiones más asistidas por parte del equipo terapéutica.

Los efectos que se sienten y se ven

A nivel físico estos tratamientos son irremplazables. El calor corporal del equino se aprovecha para distender, relajar los músculos y ligamentos. Asimismo, estimula la percepción táctil. El patrón tridimensional de marcha del equino es semejante al movimiento y patrón fisiológico de los humanos, movimiento que no ha podido ser recreado por ninguna máquina.

Gracias a este movimiento, la pelvis del jinete se balancea. Esto resulta en una postura erguida y mejora su capacidad de adaptarse al ritmo corporal del animal. Los impulsos rítmicos llevan al jinete a coordinar su tronco y su cabeza fortaleciendo el equilibrio. Beneficioso para diagnósticos como parálisis, condiciones motoras y neuromotoras, que no cuentan con movilidad.

 Favorece, a su vez, a trastornos neurológicos problemas emocionales, debido a la relajación que brinda. “Los chicos con parálisis que no tienen una buena digestión y el acostarse arriba del caballo los ayuda con la digestión. También en el autismo ayuda en la motricidad, ellos tienen los movimientos estereotipados como el aleteo o caminar en puntitas de pie.” agrega Walter Navarro.

En lo cognitivo ejercitar el equilibrio y mantener una postura erguida influye en el lenguaje, debido a los impulsos producidos por el movimiento que recibe el cuerpo y decodifica el cerebro. Los jinetes, quienes en su mayoría son autistas, suelen tener trastornos del lenguaje y los tratamientos que reciben llevan un proceso muy largo.

Javier es padre de una de las jinetes. Acompaña cada sesión desde la sombra de un árbol, en silencio. “En lo actitudinal hay una mejoría casi instantánea en el trabajo en el diálogo. De no pronunciar muchas palabras a referirse al caballo balbuceando su nombre es un logro inmenso.” comparte.

Las sesiones realizan en paralelo y son asistidas por un grupo de voluntarios. Esto lleva a los pacientes a socializar con otros jinetes, con los caballos y el equipo voluntario. Un factor fundamental en la vida con personas con discapacidad, ya que no se cuentan con espacios que les permita la socialización adecuada a sus necesidades.

Las Escuelas de Equinoterapia son fundamentales para la comunidad. Reciben a personas con sobrecarga de horarios de terapia en consultorios, quienes para acceder a actividades recreativas y deportes es sumamente costoso, y en muchos casos, no son recibidos por la falta de políticas de inclusión.

Contar con una actividad terapéutica que les permita interactuar con gente, poder estar al aire libre y, que tenga numerosos beneficios en los diagnósticos, es sustancia. Walter Navarro comenta que muchos padres a lo largo de los años notan más tranquilos a sus hijos después de las sesiones, y que algunas veces hasta les permitió disminuir la medicación psiquiátrica.

“La verdad es una satisfacción enorme ver que mi hija se desenvuelve con más soltura que en casa. Que esta terapia ayuda y complementa a las demás” reflexiona Javier.

Una cuenta pendiente

Agosto es el mes de la equinoterapia en Argentina. El 1° se celebra el Día Nacional y el 9, el Día Internacional. Durante estas fechas, la Red Argentina de Equinoterapia y los distintos centros del país alzan la voz para visibilizar la práctica y renovar el pedido por una Ley de Equinoterapia.

El proyecto de ley, presentado en la Cámara de Diputados Nacionales, tiene por objeto establecer lineamientos básicos para la regulación, en todo el territorio argentino, de las terapias asistidas con caballos como actividad terapéutica de habilitación y rehabilitación de personas con discapacidad.

En el país hay provincias que han avanzado en la sanción de leyes como soporte de la actividad, igualmente mas de 200 instituciones siguen esperando regulación. Así el método terapéutico sea reconocido como valido y se incorpore en el Plan Medico Obligatorio de obras sociales y prepagas.

 

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