09 de mayo, 2025
Salud

El reciente repunte de casos de enfermedades inmunoprevenibles impulsa a renovar esfuerzos y garantizar que cada ciudadano tenga acceso a una protección integral.

Fortalecer la cobertura de vacunación es fundamental para garantizar la salud. Un informe reciente de UNICEF y la Organización Mundial de la Salud (OMS) advirtió sobre la caída en las tasas de vacunación infantil. A modo de ejemplo, en 2023, la cantidad de niños que no recibieron dosis de la vacuna DTP (difteria, tétanos y tos convulsa) o que tienen esquemas de vacunación incompletos sigue siendo significativamente mayor (21 millones de niños) en comparación con los valores registrados antes de la pandemia en 2019 (18.3 millones de niños). Cifra que excede los valores establecidos por la Agenda de Inmunización 2030.
En Argentina, tras la confirmación de nuevos casos de sarampión en niños, el Ministerio de Salud de la Nación emitió una alerta epidemiológica con el objetivo de reforzar la vigilancia y las medidas de prevención. A su vez, la OMS informó que, entre enero y diciembre de 2024, se notificaron 582.780 casos sospechosos de sarampión en 184 países, de los cuales 320.790 (55%) fueron confirmados. Los datos reflejan un incremento sostenido de casos a nivel mundial en comparación con 2022, lo que resalta la importancia de fortalecer las estrategias de vacunación y control para evitar la propagación del virus en el país.
A lo largo de la historia, las vacunas han desempeñado un papel fundamental en la prevención de enfermedades graves que pueden ser mortales. "Por eso, debemos seguir trabajando para demostrar su valor en la protección de la salud, tanto de niños como de adultos", afirma Virginia Verdaguer, directora médica de Infectología en MSD Argentina. "Las vacunas se someten a estudios que evalúan su seguridad y, antes de ser aplicadas a la población, atraviesan un riguroso proceso de aprobación. Es fundamental contrarrestar la desinformación con datos reales", destaca.

¿Qué es una vacuna y por qué es clave en la prevención?
En este contexto, comprender qué es una vacuna y por qué es esencial en la lucha contra las enfermedades cobra aún más relevancia. La vacunación es un método eficaz para prevenir enfermedades. Al introducir en el organismo patógenos debilitados o partes del mismo, las vacunas activan el sistema inmunitario, que produce anticuerpos y desarrolla una memoria que le permite reconocer y combatir futuras infecciones. Este proceso reduce significativamente el riesgo de enfermar, protegiendo tanto al individuo como a la comunidad.
Del 26 de abril al 3 de mayo de 2025, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y sus socios estratégicos celebraron la 23° Semana de Vacunación en las Américas (SVA) y la 14° Semana Mundial de Inmunización. Bajo el lema "Tu decisión marca la diferencia. Inmunización para todos", esta campaña se alinea con la Iniciativa para la Eliminación de Enfermedades, cuyo objetivo es eliminar más de 30 enfermedades transmisibles para 2030, de las cuales 11 pueden prevenirse con vacunas. La inmunización es una de las estrategias de salud pública más exitosas, salvando cada año la vida de entre 3,5 y 5 millones de personas; por ejemplo, en 2021 se estima que las vacunas contra la COVID-19 salvaron 14,4 millones de vidas en el mundo.

La vacunación es una forma altamente eficaz de ayudar a mantenernos sanos.
Las vacunas son eficaces y están sujetas a estándares de seguridad muy altos, dado que las mismas se administran a millones de personas saludables, incluidos niños y niñas.
Antes de administrar una vacuna a las personas, se hacen muchas pruebas de laboratorio. Los estudios clínicos que aprueban el uso de las vacunas a veces pueden llevar años en completarse. Durante un ensayo clínico se responden a preguntas importantes como:
• ¿Es segura la vacuna?
• ¿Qué esquema funciona mejor?
• ¿Cómo reacciona el sistema inmunitario a ella?
Incluso luego de que una vacuna es aprobada para su uso, continúa siendo evaluada. Es importante saber que cada lote de vacunas se evalúa en cuanto a su calidad y seguridad. Las vacunas siguen siendo sometidas a estrictos controles, incluso luego de recomendarse y aplicarse en las personas. Los efectos adversos deben comunicarse y se registran en una base de datos.

¿Cómo sabemos si una vacuna es segura?
Antes de ser aprobadas y aplicadas a la población, las vacunas atraviesan un proceso riguroso que incluye varias fases de investigación y ensayos clínicos. En cada etapa se evalúan su seguridad y eficacia, bajo estrictas normas éticas y científicas. Solo aquellas que cumplen con los más altos estándares pueden ser autorizadas por las autoridades regulatorias.
Una vez incorporadas a los calendarios de vacunación, su seguridad continúa siendo monitoreada de forma permanente lo que permite detectar y analizar cualquier evento adverso. Además, la Organización Mundial de la Salud (OMS) acompaña a los países en el fortalecimiento de estos sistemas de control. A nivel global, también cuenta con el respaldo del Comité Consultivo Mundial sobre Seguridad de las Vacunas, que brinda asesoramiento científico especializado y actualizado.

Un recorrido histórico: el impacto de la vacunación
La historia de la vacunación comenzó en el siglo XVIII, cuando Edward Jenner (1749-1823) desarrolló la primera vacuna contra la viruela, una enfermedad que causaba miles de muertes. Este hito revolucionó la medicina y marcó el inicio de la inmunización como herramienta clave en la prevención de enfermedades. En 1974, la Organización Mundial de la Salud (OMS) lanzó el Programa Ampliado de Inmunización (PAI), que en América Latina y el Caribe contribuyó a una drástica reducción de la mortalidad infantil. En Argentina, uno de los logros más destacados fue la eliminación del sarampión autóctono en el año 2000, gracias a campañas de vacunación masiva, además de observar una disminución en las muertes por tos convulsa con la inclusión de nuevas vacunas en el calendario nacional.
Las vacunas incluidas en el calendario nacional de vacunación son gratuitas y no requieren orden médica. Las vacunas están disponibles en centros de salud y hospitales públicos de todo el país, garantizando el acceso a la protección contra enfermedades como el sarampión, la hepatitis, la gripe y muchas otras más. El Calendario se actualiza periódicamente según las necesidades de la población y la evidencia científica, asegurando una inmunización efectiva en todas las etapas de la vida.

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