El músico bandeño, heredero de la tradicional familia de bandoneonistas loretanos interpretó el Himno Nacional en la segunda noche del Festival Nacional de la Chacarera.
Sábado 4 de enero, ya casi domingo y Pucho Achával se preparaba para subir al escenario en la Plaza Añoranzas. No era su primera vez en el Festival Nacional de la Chacarera, pero sí una muy especial. Se presentaba como solista con su bandoneón y tenía a su cargo, nada más y nada menos, que la interpretación del Himno Nacional y una “Telesiada”.
Como la historia familiar se lo demanda, el músico y docente quiere rescatar el sonido de ese instrumento que lo acompaña desde su nacimiento y al que empezó a ejecutar a los seis, de la mano de su padre. Y es que en los últimos años, el bandoneón estuvo en retirada en el folclore local y no por mala intención, sino porque “es un instrumento difícil de aprender”, según cuenta el mismo artista.
Recuerda que referentes, como Andrés Chazarreta, los Hermanos Toledo, Orlando Geréz y Ramón Villarreal eran bandoneonista que hicieron al folclore santiagueño. Y, aunque se volvió algo “raro de ver”, hubo épocas en las que “era común”.
A esto hay que agregarle una particular situación histórica que quizás truncó una mayor popularidad del instrumento. “Se han hecho antes de la Segunda Guerra Mundial en una fábrica en Alemania. Durante la Guerra la bombardean y el instrumento se extingue, no se crean más de esa calidad”, cuenta el también compositor.
Hubo intentos en Italia y en Brasil y en Argentina, por impulso de los tangueros; pero su uso decreció en el folclore. “Mi deber, como bandoneonista, es traer la presencia de ese sonido que está en todas las grabaciones tradicionales. Hasta en Los Manseros se escucha un bandoneón”, señala.
Pese a lo generacional de este arte entre los Achával de Loreto, para Pucho es un legado más que grato. Pues, desde niño se sintió “cautivado” por la música del bandoneón y hoy siente mucho orgullo de poder presentarse con él a donde va. Aparte, ya no siente la “soledad” entre los otros instrumentistas, dado que hay cada vez más inetresados en escuchar un bandoneón.
En la segunda y última noche de la 54ª edición del “más santiagueño de los festivales”, el autor e intérprete estuvo acompañado por Rodrigo Carabajal y Leandro Silva Ibasca en guitarra, Miguel Olivera en bombo; Lito Villarreal en guitarrón y María Saravia en voz.
Pero no solo de recuperar el bandoneón en el folclore se ocupó Pucho en todos estos años. En 2024, el músico nacido en La Banda grabó un disco de danzas tradicionales de don Andrés.
Decidió dar visibilidad a La Arunguita y la Media Caña que perdieron popularidad a la par de la chacarera. “Entonces, estas danzas que eran sus hermanas han ido quedando en manos de academias. Por impulso de los profesores nos hemos animado a ‘reversionar’ algunas danzas, cuyas grabaciones tenían casi 50 años y van perdiendo calidad”, argumenta. Este trabajo fue gratamente reconocido por el Ballet Nacional que eligió la Media Caña para presentarse en los premios Chúcaro 2024.
Para este año, el artista tiene en mente rescatar otras danzas que casi pasan al olvido. Y es que aún hay muchas por “resucitar”. No es una tarea fácil, “se anda mucho para construir poquito”, dice, pero se regocija en los resultados y sobre todo en la alegría de quienes disfrutan de su folclore.