El informe 2024 del Monitoreo de FOPEA marca un claro asedio a la prensa: crecieron 53% los ataques al periodismo en relación al año anterior, liderados por el poder político y Milei, con fuerte impacto digital.
El poder político argentino fue el principal responsable de las agresiones contra periodistas durante 2024, representando el 52,5% de los 179 ataques detectados en todo el país. Este dato surge del informe anual del Monitoreo de Libertad de Expresión del Foro de Periodismo Argentino (FOPEA), titulado “El asedio al periodismo debilita la democracia”, presentado este lunes en el marco del Día Mundial de la Libertad de Prensa.
El informe revela un alarmante aumento del 53% en los casos registrados respecto a 2023 y un 103% en comparación con 2022. Del análisis se desprende que el presidente Javier Milei protagonizó 56 de los episodios denunciados, mayoritariamente a través de discurso estigmatizante, agravios o insultos.
La violencia institucional se acentúa al sumar los ataques perpetrados por fuerzas de seguridad y miembros de poderes judiciales (14,5% del total). Fernando Stanich, integrante de la Comisión del Monitoreo, precisó además que la violencia de tipo estatal o paraestatal -incluyendo youtubers y trolls- estuvo presente en el 80% de los 179 casos relevados en 2024. Esta proporción representa un fuerte aumento, ya que en 2023 este tipo de violencia se registró en la mitad de los casos de ese año. Stanich también destacó que el 44% de los agresores utilizó violencia digital, potenciando su efecto. El 2024 se posiciona como el segundo año con más casos desde el inicio del Monitoreo en 2008.
CENSURA INDIRECTA
Durante la presentación del informe, la presidenta de FOPEA, Paula Moreno Román, reflexionó: “El 2024 fue un año en el que el periodismo fue el punching ball del Presidente y de su entorno en un trabajo estratégico y organizado que sólo apunta a plantear miradas de extremo y deslegitimar. El discurso polarizante necesita ubicar al periodismo como enemigo y en ese sentido nos preocupa este juego de tolerar la intolerancia”.
En esa línea, la presidenta de FOPEA destacó que “el periodismo tiene la responsabilidad de no avivar el fuego, pero tampoco de dejarse consumir por él”.
Por su parte, el Dr. Ricardo Gil Lavedra. presidente del Colegio Público de la Abogacía de CABA, sentenció que “vivimos un ataque frontal contra la libertad de expresión. Están buscando deslegitimar a los periodistas”. A la vez, cuestionó el argumento de que el presidente ejerce su libertad de expresión: “La vejación, la humillación y el insulto no están tutelados. Tienden a inhibir la expresión. Es una manera de censura indirecta”.
Mientras que el periodista Jorge Fernández Díaz afirmó que “el mileísmo está enamorado de la praxis kirchnerista” en su vínculo con la prensa y criticó la “connivencia de muchos colegas que no hicieron las alertas tempranas” y “se congracian con este Gobierno”.
DATOS CLAVE DEL MONITOREO
El informe del Monitoreo 2024 arrojó diferentes datos clave a tener en cuenta:
• Total de casos: 179.
• Regiones más afectadas: CABA (105), Provincia de Buenos Aires (14), Tucumán (10), Córdoba (7) y Río Negro (7).
• Tipos de ataques más recurrentes:
-Discursos estigmatizantes (45,25%)
-Ataques a la integridad física (25,14%)
-Restricciones al acceso a la información (11,73%).
• Víctimas por tipo de medio: periodistas de TV (73), radio (47), organizaciones (30), medios digitales (25) y diarios (23).
EL ROL AMPLIFICADOR DE LAS REDES SOCIALES
Durante la presentación del Monitoreo se dio a conocer un estudio específico de la consultora Methodo para FOPEA, basado en más de 2,4 millones de interacciones, que concluyó que las agresiones del poder multiplican la violencia virtual contra la prensa.
Las menciones peyorativas sobre el periodismo por parte del presidente Milei y cuentas afines sumaron 240.000 en 2024, un 2000% más que en 2023. Cada ataque verbal del mandatario genera un efecto multiplicador en las redes, instalando un clima hostil.
El estudio de la consultora generó una nube de palabras a partir de los términos y adjetivos usados por Milei y otros usuarios contra la prensa. Esta nube representa visualmente la frecuencia de uso: las palabras más repetidas aparecen en mayor tamaño.
Entre los términos más destacados figuran “ensobrados”, “pauteros”, “imbéciles”, “violento”, “burra” y la frase “periodismo en llamas”. Con menor frecuencia, se observan otros como “esbirros”, “corruptos” y “soretes”.
INCITAR AL ODIO
De igual manera, en el marco del Día Mundial de la Libertad de Prensa, celebrado el pasado 3 de mayo, FOPEA advirtió por las consecuencias que puede tener la escalada de agresiones contra periodistas promovida por la máxima autoridad del país.
Si bien las tensiones entre los gobernantes y el periodismo son normales en un sistema democrático, los ataques hacia la prensa suelen tener efectos directos en la vigencia plena de otros derechos civiles y sociales. No en vano, Naciones Unidas ha planteado en reiteradas ocasiones que la tolerancia de los gobiernos ante opiniones desfavorables y voces críticas es un buen indicador de su respeto por los derechos humanos en general.
Desde luego que los agravios contra la prensa no son un patrimonio exclusivo de esta gestión de gobierno ni un hecho novedoso en la historia reciente de la Argentina, pero sí es preocupante la intensificación de las agresiones por parte del presidente Javier Milei y de otras voces identificadas con el oficialismo. En las últimas semanas, a sus habituales descalificaciones el jefe de Estado sumó la tergiversación de dichos de colegas y una arenga aún más grave, al incitar a la sociedad a “odiar” a los periodistas. Además de intimidatorias, estas palabras del presidente representan un retroceso en la construcción democrática.
“BAJO EL PARAGUAS DE LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN”
Desde FOPEA señalaron que la democracia se sostiene sobre dos pilares fundamentales: la libre circulación de ideas y el libre acceso a la información. Casualmente, son las dos libertades que pueden garantizar el buen ejercicio periodístico, basado en la rigurosidad y en el apego a los hechos. Un presidente y cualquier ciudadano pueden refutar y cuestionar publicaciones periodísticas, pero el insulto y las declaraciones discriminatorias no pueden ser permitidos bajo el paraguas de la libertad de expresión. Mucho menos cuando los agravios provienen de la persona que tiene la representación del Estado, con todas las responsabilidades y compromisos que eso implica.
El poder y la potencia de sus dichos tienden a inhibir la expresión y configuran en definitiva un mecanismo de censura indirecta. Lo que se persigue es que en el espacio cívico se deje de hablar de los asuntos que al poder perturban.
Los hechos de violencia vividos por colegas de diferentes medios en la vía pública de las últimas semanas deben oficiar como un llamado de atención a las autoridades sobre el impacto de sus palabras. Resulta imposible no relacionar estos episodios con el hostigamiento y la reiteración de la frase "la gente no odia lo suficiente a los periodistas".
Como entidad que representa a periodistas de todo el país, FOPEA insta a la reflexión a las autoridades políticas sobre el valor del respeto al disenso para fortalecer la democracia. Asimismo, reitera que siempre estará dispuesta a trabajar y a generar espacios de diálogo con ese propósito, pero jamás a tolerar la intolerancia.