Los estafadores virtuales están al acecho y perfeccionan constantemente sus estrategias de ciberdelincuencia. Las noticias sobre fraudes a usuarios de telefonía celular e internet no dejan de sorprender; mientras que la justicia no logra dar respuestas satisfactorias. ¿Se puede hacer algo al respecto? La respuesta de un experto en el tema.
Atender una llamada, responder un mensaje de WhatsApp o clickear un mail puede ser la puerta de entrada a una estafa. En el último año, las noticias sobre este tipo de hechos aumentaron su frecuencia y sorprendieron a los santiagueños, debido a las pérdidas económicas millonarias que generan.
Muchos de los casos son denunciados ante la justicia, pero las investigaciones resultan insuficientes para dar con los responsables de estos ciberdelitos y su posterior penalización. Así, la comunicación virtual, tan presente en la vida de todos, se vuelve un peligro.
En nuestra provincia, los hechos noticiosos más comunes en el último año, dentro de esta tipología de casos, son las llamadas estafas telefónicas. Un fenómeno que según expertos se conoce como “vishing” y que se caracteriza por movilizar a una persona a ejecutar algún tipo de acción, como transferir dinero o entregar claves de uso personal.
En los últimos tres años, fueron comunes los hackeos de cuentas de WhatsApp que permitían a los delincuentes usar el número y perfil de su víctima para pedir dinero a sus contactos.
Los mails no quedaron exentos de distintas modalidades de abuso. Pues, hasta los bancos denunciaron el envío de mensajes bajo sus nombres y con links que llevaban a sitios engañosos con solo un click, o que pedían las claves bancarias a los usuarios. El PAMI alertó en más de una oportunidad a sus afiliados sobre múltiples modalidades usadas por los malvivientes para quedarse con sus haberes.
La tecnología avanza a un ritmo vertiginoso, imposible de frenar y, en muchos casos de seguir. Sin embargo, la ciberdelincuencia parece estar un paso más delante de la seguridad ciudadana, de las leyes y la justicia.
LLAMADAS
El 58% de las llamadas por celular en Argentina son spam (no deseadas), advierte un informe de Global Call Threat Report publicado por Hiya. Este dato que surge de estudios en el primer semestre de 2024, ubica a nuestro país, como el segundo más riesgoso en la región.
Este estudio que monitorea llamadas no deseadas, diferencia entre 15 tipos diferentes, y asegura que aumentó severamente el “deepfake de audio”, es decir, la clonación de voz de alguien, por medio de Inteligencia Artificial, para simular ser esa persona.
No obstante, este informe encuentra sus limitaciones por referirse solo a un sector de los usuarios de telefonía celular. La calificación de si algo es spam o no la hacen los usuarios, y solo toma a los de Samsung, aunque la participación de mercado de la compañía surcoreana en celulares (22% a nivel mundial, por encima del 35% en países como Brasil o Chile, más del 40% en la Argentina) hace que sea estadísticamente significativo.
En total, según el informe, se clasificaron como spam 19.600 millones de llamadas en la primera mitad del año a nivel mundial, y 107 millones de llamadas son marcadas como spam cada día.
CASOS Y MÁS CASOS
Dos en uno. El miércoles 12 de febrero, una mujer oriunda de Buenos Aires que se encontraba de visita en Santiago del Estero fue estafada dos veces en menos de una hora. Los ciberdelincuentes se hicieron pasar, primero por una amiga y luego por representantes legales de una billetera virtual hasta sacarle más de 300 mil pesos.
La mujer de 50 años, que se desempeña en su provincia como auxiliar de portería, radicó una denuncia a eso de las 9.30 del miércoles. En la comisaría Nº 61, reveló que el fraude empezó al recibir un mensaje de WhatsApp de su amiga Liliana. Le pedía que le “preste” $52.000 para que pudiera pagar una deuda; a lo que ella accedió; pues los mensajes eran de su número y perfil de la aplicación.
Luego de la primera transferencia, le volvió a solicitar dinero. Con el nuevo pedido, la mujer con domicilio en José C. Paz comenzó a dudar; así que decidió llamar a Liliana para preguntarle qué ocurría. Fue entonces que su amiga le explicó que no había pedido ni recibido su transferencia, con lo que María entendió que le habían hackeado el WhatsApp a su amiga y había sido víctima de una estafa.
Inmediatamente después de cortar esta comunicación, recibió otra llamada de supuestos representantes legales de Mercado Pago quienes intentaban “advertirle” que había sido víctima de una estafa y que el resto del dinero que tenía disponible en su cuenta estaba en riesgo. Le aseguraron que para proteger los fondos debía trasnferirlos a una cuenta del Banco Macro que sería provista por ellos.
En medio de una tensión e incertidumbre que solo quienes la experimentan, lo saben, la mujer hizo decidió hacer la transferencia de los $270.000 con los que contaba en la billetera virtual. Luego de esta operación, perdió todo contacto con quienes la contactaron, sin obtener los datos que necesitaba para ingresar a la supuesta cuenta de respaldo.
Entendió entonces que la llamada también fue parte de un fraude y que había perdido $322.000; un verdadero golpe a su economía.
Luego de que la mujer hiciera la denuncia, el fiscal Ángel Belluomini ordenó que personal de Delitos Económicos investigue el caso con todos los datos aportados por la víctima e intente dar con los autores del hurto.
Viernes 7 de febrero. Un joven estudiante universitario sale del gimnasio como lo hace periódicamente. Toma su celular y se encuentra con numerosas llamadas perdidas, provenientes de un número desconocido. Los más precavidos saben que podría tratarse de insistentes vendedores o estafadores; así que prefiere no contestar. Es justamente la decisión que tomó este vecino del barrio Centro de la ciudad Capital.
Sin embargo, los intentos de comunicación no cesaron. Como no respondía las llamadas, los delincuentes fueron por la alternativa: escribirle por WhatsApp. El joven de 25 años empezó a recibir mensajes que lo acusaban de suspender una cita sexual, motivo por el cual tenía que pagar $300.000.
Podría haberlo dejado pasar, como a las llamadas, pero la cuestión se puso muy turbia. Los avisos se transformaron en extorsiones. Lo amenazan con tomar represalias si no enviaba la suma de dinero que le requerían y, lo más inquietante: adjuntaron una imagen en la que figuraban todos sus datos personales y la ubicación en la que se encontraba.
Ante estos intimidantes mensajes, el damnificado no tuvo más remedio que acudir a la comisaría Primera para hacer una denuncia. También en esta oportunidad, la investigación fue derivada a la unidad de Ciberdelincuencia, esta vez por disposición de la Dra. Celia Mussi, fiscal de turno.
**Jubilados embaucados. A principios de diciembre último, un matrimonio de adultos mayores del barrio Centenario fue víctima de un terrible fraude en el que los despojaron de $3.000.000. Todo comenzó con una publicidad falsa de una interesante rebaja en un plan de TV por cable.
Jorge López, una de las víctimas, navegaba por Facebook cuando se encontró con esta atractiva promoción y quería interiorizarse al respecto. Llamó al número que figuraba en la publicidad y lo atendió un sujeto con tonada cordobesa, según reveló a El liberal.
El supuesto vendedor, lo convenció de que descargara la aplicación QuickSupport, como requisito para acceder a la promoción y el jubilado lo hizo.
Para su desgracia, esa sola acción permitió que el delincuente accediera a las cuentas del matrimonio. En cuestión de horas el victimario vació dos cuentas del Banco Nación, de las que obtuvo $280.000 y $30.000. Y no conforme con eso, pidió un préstamos de $2.700.000, de los que logró extraer $2.000.000 hasta el momento en que la pareja pudo detectar el problema y bloquear el acceso a las cuentas.
Esther Larcher, muy angustiada por la situación que les tocó vivir contó al medio citado que se dieron cuenta al día siguiente de la “magnitud de la estafa”. “No tenemos nada de dinero y estamos desesperados. Ya hemos ofrecido pruebas al banco para demostrar que no solicitamos el préstamo”, señaló.
Después del hecho, el matrimonio hizo la denuncia en la División de Delitos Económicos para que intentaran dar con el o los ciberdelincuentes. El caso quedó en manos de la fiscal Belkis Alderete, mientras los expertos trabajan en rastrear el recorrido del dinero.
QuickSupport es una aplicación que normalmente usan los técnicos informáticos para acceder a un dispositivo de forma remota. Así, puede visualizar un celular o computadora y ejecutar diversas acciones. Algo en lo que el delincuente parecía tener amplios conocimientos.
**“Cuento del tío”, versión moderna. $400.000 perdió un vecino del barrio Francisco de Aguirre, después de atender una llamada. El martes 4 de febrero, el jubilado de 67 años se encontraba en su domicilio. Eran las 22.30 cuando el teléfono fijo comenzó a sonar, así que se dirigió a contestar.
Quien llamaba era supuestamente un sobrino suyo, de nombre César, quien había sufrido un accidente en la Ruta Nacional 34. Decía encontrarse bien, pero que su auto se había averiado y precisaba del socorro de una grúa para trasladarlo hasta el barrio Cáceres.
Le dio estrictas indicaciones para que se comunicara con una empresa de nombre “J&L Transportes”, con sede en Tucumán. La contactó y le explicaron que debía abonar $400.000 por el servicio que su “sobrino” necesitaba de manera urgente.
Luego de cortar, volvió a recibir una llamada del presunto accidentado, esta vez para saber si contaba con la ayuda. Pero además, le solicitó que hiciera la transferencia del dinero solicitado, bajo el argumento de que su teléfono no tenía señal de internet en donde se encontraba.
Ante el apuro, el jubilado envió el dinero desde su cuenta del Banco Nación a la que le había indicado la supuesta empresa de transporte. El mal trago llegó al rato, cuando la víctima mandó el comprobante por medio de WhatsApp al número que tenía agendado de su sobrino y del otro lado le respondieron: “Número equivocado”.
De inmediato buscó la forma de dar con su familiar (el verdadero), quien le confirmó que todo había sido un engaño, ya que él no se había comunicado. Fue entonces cuando decidió hacer la correspondiente denuncia y el fiscal Martín Silva ordenó que la división de Delitos Económicos investigue el caso.
**Cuento del tío x2. Con la misma modalidad con la que despojaron de $400.000 al jubilado antes mencionado, el director de una escuela de Tintina (Departamento Mariano Moreno) perdió $135.000 en noviembre del año pasado.
Al igual que en el caso anterior, el docente recibió una llamada, mientras se encontraba en su domicilio. Provenía supuestamente de un sobrino que, con voz muy dramática le comentó que acababa de sufrir un accidente, cuando regresaba a la ciudad.
Acto seguido, le pidió que por favor le hiciera una transferencia de $250.000 porque necesitaba urgentemente costear los gastos de una grúa para trasladar su vehículo. Le aclaró que una vez solucionado el problema, le devolvería el dinero.
En medio de la desesperante situación, el maestro envió $135.000 que era todo el dinero con el que contaba en su cuenta bancaria. La transferencia se realizó a una billetera virtual, cuyos datos fueron provistos por un tercero al que se le había encomendado supuestamente, gestionar el servicio de transporte.
A los fines de constatar que había recibido la plata, el director con domicilio en el barrio San Cayetano intentó llamar a su sobrino, sin éxito alguno. Así que decidió ponerse en contacto con otros familiares para saber del joven.
Todos coincidieron en que nadie en la familia había sufrido un accidente vial, ni pedido dinero. Comprendió que fue víctima de una vil estafa.
Muy angustiado, el educador se presentó en la Comisaría Comunitaria Nº 44 para hacer la denuncia. La fiscal Celia Mussi, de la Unidad Fiscal Capital, ordenó la intervención del Departamento de Delitos Económicos para investigar el caso.
Este caso no fue el primero en la ciudad de Tintina. Previamente, le había ocurrido a una mujer de 31 años. también del barrio San Cayetano. En su caso, lograron despojarla de los $250.000 pesos que los delincuentes solicitaban. En ese caso, la engañaron haciéndose pasar por un primo.
CUIDADO, WHATSAPP
El 2023 fue el año en que afloraron los hackeos y estafas a través de WhatsApp. Los vestigios de este fenómeno siguen presentes, claro está; pero no se observan tan frecuentemente.
Quienes sufrieron el robo de su cuenta coinciden en que fue luego de recibir una extraña llamada, en ocasiones de personas que decían ser representantes de la aplicación, de instituciones bancarias y hasta de reparticiones del Gobierno. Incluso tiraban algunos datos que se correspondían con los de la víctima, para ganar confianza.
De este modo, le pedían un número de la aplicación, que en realidad era el código de verificación. Al cederlo, perdían todo control de su cuenta de WhatsApp. Con este poder, los malvivientes enviaban mensajes a los contactos de sus víctimas para pedirles que le envíen dinero, argumentando que se encuentran en una situación apremiante.
MOVIMIENTOS BANCARIOS
Ningún banco está exento de que algún delincuente use la identidad de su marca para estafar a la gente. Esto motivó numerosas aclaraciones por parte de las entidades bancarias y un sinfín de recomendaciones para que los usuarios no se expongan al peligro de perder sus datos y dinero.
En los últimos años, el BSE, entidad a través de la cual se depositan los sueldos de los empleados públicos de la provincia, detectó varias modalidades de fraude, denunciadas por sus clientes o externos.
Una de ellas, son las llamadas para ofrecer premios o participaciones en sorteos, a cambio de información personal. "Si recibes mensajes sospechosos solicitando datos personales o financieros en nuestro nombre, no los compartas", aconseja el banco.
Y recuerda que sus empleados nunca solicitan datos de este tipo, vía llamadas. A su vez, piden verificar siempre la autenticidad de los mensajes recibidos. Y, en caso de dudas, contactar con sus canales oficiales.
Sin embargo, surgieron otras maneras de embaucar a la gente a través del correo. Una de ellas fue la del aviso de que la cuenta fue suspendida por “seguridad”. Para reactivar la cuenta, debía supuestamente verificar sus datos, para lo que debía ingresar a un link provisto en el mail. Y una vez que el usuario daba click, le robaban datos personales.
Existe otra variante de fraudes a través del correo electrónico. Con la marca del banco, los ciberdelincuentes enviaban un mail que simulaba ser el recibo de una compra o transferencia de dinero por un monto muy elevado. Y le pedían al usuario que ingrese a un link para cancelar el pago, en caso de que no fuera su intención hacer esa compra o envío de dinero. Cuando el cliente del banco entraba al link, lo despojaban de sus datos.
PAMI y ANSES
Quizás, los más vulnerables a este tipo de prácticas delictivas son los adultos mayores. Los jubilados suelen ser presa fácil para los ciberdelincuentes que, con solo llamarlos o guiarlos mal en el uso de dispositivos tecnológicos, pueden hurtarles datos de cuentas y dinero.
Atento a esto, el organismo salió en varias oportunidad a alertar a los beneficiarios sobre la maniobras que utilizan los ladrones. La advertencia más común, claramente, es no brindar datos personales mediante llamadas telefónicas, dado que ellos no suelen pedirlos fuera de las oficinas.
Y solicita que, en caso de sospecha de estafa, se comuniquen con la línea telefónica oficial 138 PAMI Escucha y Responde, o directamente a través de las redes sociales oficiales.
Aunque no a los mismo niveles en que estafan a los jubilados, las prestaciones de ANSES también son usadas para perpetrar delitos virtuales y económicos. Y de nuevo la consigna es la misma de evitar proveer información sensible a quienes contacten por mail, llamada o WhatsApp para hacerse para por representantes de la entidad.
EL 30%, VÍCTIMA
Un estudio elaborado por la consultora DAlessio IROL para CertiSur, señala que “en 2022, el 9% de los argentinos indicó haber sido víctima de un ataque de hackeo, mientras que, en 2024, esta cifra aumentó a un 31%”.
Detalla que la generalidad de estos casos, parten de correos que solicitan llenar formularios o hacer clic en un enlace que redirige a una página de registro falsa.
“Así, los ciberdelincuentes pueden obtener datos de contraseñas, números de tarjetas de crédito, DNI, CUIT o CUIL, nombres de usuario o códigos PIN de las víctimas”, describen.
Para protegerse en este entorno digital, los expertos de Certisur recomendaron implementar controles de seguridad esenciales. Néstor Markowicz, COO de CertiSur, afirmó: “Es fundamental mantener todos los dispositivos actualizados con las últimas versiones de software y sistemas operativos para garantizar la seguridad de nuestros datos. Además, es vital utilizar contraseñas sólidas y únicas para cada cuenta, evitando información personal fácilmente identificable. La precaución al interactuar con correos electrónicos y mensajes sospechosos es clave: antes de hacer clic en cualquier enlace, hay que verificar la URL real y asegurarse de que los archivos adjuntos provengan de remitentes de confianza”.
Y añadió que, para evitar ataques de pishing, “es crucial verificar la autenticidad del remitente antes de abrir cualquier correo electrónico. Si el mensaje parece sospechoso, no se debe hacer clic en los enlaces ni descargar archivos adjuntos. Asimismo, activar la autenticación de dos factores (2FA) siempre que sea posible, ya que proporciona una capa adicional de seguridad al requerir una verificación adicional más allá de la contraseña. Implementar estas medidas simples pero fundamentales puede ayudar a proteger nuestra información personal y mantenernos a salvo de los ciberataques. Además, se pueden usar gestores de contraseñas para crear y recordar contraseñas
TAMBIÉN A EMPRENDEDORES
Hace dos años, un grupo de emprendedoras salió a alertar a sus pares sobre una nueva modalidad de estafa que usaban supuestos clientes para embaucarlas.
El puntapié inicial lo dio una joven pastelera que contó en las redes sociales que una clienta intentó estafarla a la hora de realizar el pago por sus servicios. Según explicaba, le había encargado una mesa dulce para un cumpleaños y llegado el día de la fiesta, el pago de los productos, realizado vía transferencia no había llegado a la cuenta de la vendedora.
Empezó a asustarse y hasta consideró la posibilidad de demoras por tratarse de día inhábiles. “Pensé que porque era fin de semana iba a demorar en impactar, pero habían pasado 12 horas y nada”. Lo extraño fue que al enviarle mensajes a la supuesta clienta para contarle lo ocurrido, esta no reclamó a la pastelera, sino que la bloqueó. Se dio cuenta de que era la misma persona que tiempo antes la había estafado de la misma manera.
Gracias al alcance de las redes, lo que parecía una situación aislada, se convirtió en un problema generalizado con varias vendedoras afectadas. Pues, luego de compartir el relato en sus historias, otras emprendedoras contaron que habían vivido lo mismo con una cliente. m
“Debe muchísima plata y no sé cómo hará para pagarle a todos, a mí me quedó debiendo, pero le dije que ya no me importaba, pero es cagarse (sic) en el trabajo ajeno, eso no se hace, y lo peor es que lo hace desde hace mucho tiempo!”, lamentó la entonces la joven.
Según se pudo saber, por el testimonio de las víctimas, la sospechosa había estafado a locales de ropa, de accesorios, de ropa deportiva, de cotillón, de comida, animación infantil y hasta del salón donde se hizo el cumpleaños en cuestión.
NUEVO ESPACIO PÚBLICO
“En pleno Siglo XXI, no es de extrañar que los delincuentes hayan adaptado su modus operandi para aprovecharse de las ventajas que les ofrecen herramientas como internet para cometer actos ilícitos. Por el contrario, las redes son hoy un nuevo espacio público, donde, al igual que en el espacio público tradicional, se pueden cometer, y de hecho se cometen, numerosos delitos”. El fragmento es una entrevista del diario Norte (Corrientes) al abogado Guillermo Chas, especialista en asuntos constitucionales y penales.
En el ámbito legal, lo que se puede hacer hasta ahora parece muy poco. Los resultados de las investigaciones no son satisfactorios para quienes perdieron grandes cantidades de dinero y pocas veces se logra dar con los responsables de las estafas.
Chas consideraba que “hay dos factores que contribuyen a la proliferación del cibercrimen: por un lado, que la legislación siempre tarda en actualizarse y eso dificulta perseguir y castigar estos delitos eficazmente, y, por el otro, que todavía es incipiente el nacimiento y consolidación de estructuras policiales y judiciales especialmente capacitadas y enfocadas en la prevención, persecución, investigación y sanción de este tipo de delitos”.