21 de mayo, 2025
Actualidad

Sonckoymanta, una asociación que hoy acompaña a más de mil familias de personas con discapacidad en Santiago del Estero. A través de talleres, asesoramiento y solidaridad, construyen cada día un espacio inclusivo, donde todos puedan sentirse parte.

Hace ocho años, un grupo de padres sentían la impotencia de no tener a donde llevar a sus hijos, con distintas discapacidades, a realizar deporte. La posibilidad de acceder a un club deportivo era compleja. Pero enfrentaron este problema con sus ganas de ayudar. Así comenzaron las plazas saludables inclusivas, que con el tiempo se convirtieron en una asociación: un lugar que abraza, guía y apoya a personas con discapacidad y sus familias. Le pusieron Sonckoymanta, que significa “desde el corazón”. Porque todo lo que hacen, nace de ahí.

 

La agrupación está presidida por Yanina Toscano, cuenta con delegaciones en la ciudad de Frías y Clodomira. Atienden de forma recurrente a 500 familias, pero el acompañamiento llega a más de mil en toda la provincia. Su misión es promover espacios de recreación libres y gratuitos, que permiten a las personas con discapacidad desarrollar sus habilidades y potenciales. Brindando así igualdad de oportunidades, respetando la diversidad de la población.

 

Talleres que transforman

Ante la falta de áreas de integración, socialización y deporte, en  Soncoymanta ofrecen una alternativa: talleres de deporte, arte, cocina, ballet y capacitaciones laborales para jóvenes con distintas discapacidades.

Esto, incluso, con la intención de compensar -al menos en alguna medida- la falta de acceso a tratamientos como kinesiología, terapias ocupacionales o psicomotrices.

 

En el taller de iniciación al deporte, los más pequeños aprenden mediante el juego. Se trabaja aspectos como la hiperactividad y se fortalece la condición física, con beneficios directos sobre la salud física y emocional. Para los más grandes, hay entrenamiento en deportes de alto rendimiento. Dos jóvenes del grupo ya ganaron medallas de oro en los Juegos Nacionales Evita, en atletismo y lanzamiento de balas.

 

En los talleres de cocina, los niños pequeños estimulan el gusto, el tacto y los sentidos. Los más grandes aprenden cocina saludable, con el objetivo de generar herramientas para su inserción laboral o la posibilidad de emprender. Todo está pensado para abrir caminos de inclusión, especialmente en el ámbito social.

 

Las preguntas que nadie responde

Las familias siempre están expuestas a cambios y aprendizaje constante.

Tener un integrante con discapacidad trasforma todo: cambia las rutinas, las prioridades, los vínculos. Lo que puede tener fuerte repercusiones en la dinámica y el ánimo de los integrantes. Frente a esta realidad, Sonckoymanta acompaña a quienes acaban de recibir un diagnóstico, cuando el miedo y la confusión nublan todo.

Brindan asesoramiento para realizar trámites administrativos que suelen ser abrumadores: gestionar el Certificado Único de Discapacidad (CUD), acceder a pensiones o conocer los derechos frente a las obras sociales. Una vez obtenido el CUD, orientan a las familias sobre las prestaciones que le corresponden a cada niño.

Además, ofrecen asesoramiento jurídico, especialmente sobre la restricción de la capacidad jurídica, un trámite que reemplaza a la antigua curatela y que debe realizarse al cumplir los 18 años en casos de discapacidad moderada a severa. Muchos padres no saben que es obligatorio, ni por dónde empezar, lo que puede generar complicaciones.

En ese tránsito, el sostén emocional también es clave. “Es fundamental un espacio de contención porque los que tienen que estar fuertes son los pilares, los cuidadores de las personas con discapacidad. Y si hay lazos y personas con las que se pueda hablar de las mismas temáticas, es más complicado.” afirma Yanina Toscano.

Todo con el esfuerzo de todos

Sonckoymanta se financia mediante campañas solidarias como “Dona tu regalo”, donde emprendedores donan productos o servicios para sorteos y subastas. Así se cubren los costos de los talleres, que siguen siendo gratuitos para todas las familias. También hay colaboraciones voluntarias, y todo el equipo —desde los profesores de educación física hasta los abogados— trabaja ad honorem.

 

Dentro de la institución también se dicta la carrera de acompañante terapéutico, cuyas prácticas se realizan en los talleres.

 

Hoy el mayor desafío es no contar con un espacio físico propio. Eso implica muchas horas de gestión para conseguir lugares donde funcionar. A esto se suman las barreras sociales, especialmente las actitudinales, que vulneran a diario los derechos de las personas con discapacidad. Aun así, nada de eso detiene su trabajo.

Uno de los grandes sueños es formar un hogar institucional, destinado a personas con discapacidad que se encuentran sin una red de contención cercana. Allí podrían vivir, desarrollarse laboralmente y construir una vida autónoma, con rutinas y espacios pensados para que puedan sostenerse a lo largo del tiempo.

 

Empatía en acción

El único pedido que hacen a la sociedad es simple, pero importante: empatía. Y no una empatía pasiva, sino una que se traduce en acción. “Desde la asociación se promueve la oportunidad —explica Yanina Toscano—. Antes hablábamos de inclusión, hoy hablamos de convivencia, de aceptarnos los unos a los otros, tenga la condición que tenga. Y sobre todo de entender que somos todos personas, que vivimos en el mismo mundo. Entonces, todos tenemos que tener las mismas oportunidades.”

 

 

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