31 de mayo, 2025
Salud

La Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer informó que se proyecta un aumento del 50% de los casos hacia 2040. Proyecciones preocupantes para las próximas décadas.

En el marco del Día Mundial del Melanoma, celebrado el pasado 23 de mayo, especialistas y organizaciones de salud proyectan un crecimiento sostenido de este tipo de cáncer. En Argentina, según estimaciones recientes de la Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer (IARC) respaldada por la Organización Mundial de la Salud (OMS), la tasa de incidencia general de cáncer alcanza los 210,7 casos por cada 100.000 habitantes, posicionando al país entre los de incidencia media-alta en la región. En 2024 se registraron más de 1.600 casos de melanoma y se proyecta que para 2045 esta cifra supere los 2.400.

A nivel mundial, estiman que para 2040 la carga de melanoma alcanzará más de 500.000 nuevos casos y alrededor de 96.000 muertes, lo que implicaría aumentos significativos frente a las cifras registradas en 2020: 325.000 casos y 57.000 muertes.

Si bien el melanoma es menos frecuente que otros tumores cutáneos, es el más agresivo debido a su alta capacidad de diseminación a otras partes del cuerpo si no se detecta de forma temprana. La concientización, la detección y la prevención son las herramientas más eficaces para reducir su impacto.

 

Qué es el melanoma

El melanoma es un tipo de cáncer de piel que se origina en los melanocitos, las células responsables de producir melanina, el pigmento que da color a la piel. Puede desarrollarse sobre piel sana o a partir de un lunar preexistente, y aparecer en cualquier parte del cuerpo, incluso en zonas no expuestas al sol, como palmas de las manos, plantas de los pies, cuero cabelludo o uñas. Aunque muchos melanomas se presentan como lesiones oscuras, también pueden tener tonalidades rosadas, blancas o sin pigmento.

Factores de riesgo

Este tipo de cáncer puede afectar a personas de cualquier edad y tono de piel, aunque ciertos factores aumentan el riesgo:

  • La exposición a la radiación ultravioleta (UV), ya sea por el sol o por el uso de camas solares, es la principal causa evitable.

Otros factores que elevan las probabilidades de desarrollar melanoma son:

  • tener muchos lunares o lunares atípicos,
  • antecedentes familiares o personales de melanoma u otros cánceres de piel,
  • piel muy clara que se quema con facilidad,
  • sistema inmunitario debilitado,
  • edad avanzada.

Aunque tener uno o más factores de riesgo no significa que se desarrollará la enfermedad, conocerlos permite tomar medidas de prevención y detectar posibles señales de alerta a tiempo.

 

Cómo identificarlo a tiempo

El melanoma podría ser curable si se detecta y trata a tiempo. Sin embargo, su evolución suele ser más agresiva que la de otros tipos de cáncer cutáneo. Por eso, es fundamental prestar atención a cualquier cambio visible en la piel, especialmente en lunares.

Cualquier lunar, llaga, protuberancia, imperfección, marca o cambio inusual en el aspecto o la sensación de un área de la piel podría ser una señal de melanoma u otro tipo de cáncer. Si bien la mayoría de las personas tienen lunares y casi todos son inofensivos, es importante reconocer cuándo un lunar puede transformarse en un peligro.

Por lo general, un lunar normal es una mancha uniforme de color marrón o negro, plana o levemente elevada, de forma redonda u ovalada, y menor a 6 milímetros de diámetro que surge en la niñez. Es por esto que cualquier aparición de lunares nuevos o cambios en los existentes -en cuanto a tamaño, forma, color u otras características- debe ser evaluado por un médico.

Signos de alarma

Los signos de alarma del melanoma pueden resumirse en la regla del ABCDE, una herramienta sencilla que ayuda a identificar lunares sospechosos:

  • Asimetría: cuando una mitad del lunar no es igual a la otra.
  • Bordes irregulares: contornos poco definidos, desiguales o con relieve.
  • Color desigual: presencia de varios tonos (negro, marrón, rojizo, azulado o blanco) en una misma lesión.
  • Diámetro: mayor a 6 milímetros, aproximadamente el tamaño de una goma de lápiz.
  • Evolución: cualquier cambio en el tamaño, forma, color o síntomas como picazón o sangrado.
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