La Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer informó que se proyecta un aumento del 50% de los casos hacia 2040. Proyecciones preocupantes para las próximas décadas.
A nivel mundial, estiman que para 2040 la carga de melanoma alcanzará más de 500.000 nuevos casos y alrededor de 96.000 muertes, lo que implicaría aumentos significativos frente a las cifras registradas en 2020: 325.000 casos y 57.000 muertes.
Si bien el melanoma es menos frecuente que otros tumores cutáneos, es el más agresivo debido a su alta capacidad de diseminación a otras partes del cuerpo si no se detecta de forma temprana. La concientización, la detección y la prevención son las herramientas más eficaces para reducir su impacto.
El melanoma es un tipo de cáncer de piel que se origina en los melanocitos, las células responsables de producir melanina, el pigmento que da color a la piel. Puede desarrollarse sobre piel sana o a partir de un lunar preexistente, y aparecer en cualquier parte del cuerpo, incluso en zonas no expuestas al sol, como palmas de las manos, plantas de los pies, cuero cabelludo o uñas. Aunque muchos melanomas se presentan como lesiones oscuras, también pueden tener tonalidades rosadas, blancas o sin pigmento.
Este tipo de cáncer puede afectar a personas de cualquier edad y tono de piel, aunque ciertos factores aumentan el riesgo:
Otros factores que elevan las probabilidades de desarrollar melanoma son:
Aunque tener uno o más factores de riesgo no significa que se desarrollará la enfermedad, conocerlos permite tomar medidas de prevención y detectar posibles señales de alerta a tiempo.
El melanoma podría ser curable si se detecta y trata a tiempo. Sin embargo, su evolución suele ser más agresiva que la de otros tipos de cáncer cutáneo. Por eso, es fundamental prestar atención a cualquier cambio visible en la piel, especialmente en lunares.
Cualquier lunar, llaga, protuberancia, imperfección, marca o cambio inusual en el aspecto o la sensación de un área de la piel podría ser una señal de melanoma u otro tipo de cáncer. Si bien la mayoría de las personas tienen lunares y casi todos son inofensivos, es importante reconocer cuándo un lunar puede transformarse en un peligro.
Por lo general, un lunar normal es una mancha uniforme de color marrón o negro, plana o levemente elevada, de forma redonda u ovalada, y menor a 6 milímetros de diámetro que surge en la niñez. Es por esto que cualquier aparición de lunares nuevos o cambios en los existentes -en cuanto a tamaño, forma, color u otras características- debe ser evaluado por un médico.
Los signos de alarma del melanoma pueden resumirse en la regla del ABCDE, una herramienta sencilla que ayuda a identificar lunares sospechosos: