El empresario Santiago Ibáñez acusó al productor agropecuario Víctor Badel por la supuesta estafa de 100 millones de pesos. Aunque en las últimas horas llegaron a un acuerdo para desestimar la demanda penal, el Banco Central registra que tiene 78 cheques rechazados por más de 2.200 millones en los últimos tres meses. El escándalo detrás de la denuncia.
En diciembre pasado, cuando los balances de fin de año estaban a punto de cerrar, el empresario de la construcción Santiago Ibáñez recibió la visita de un amigo para pedirle un “favor” para un productor agropecuario que estaba en apuros financieros. Le contó que tenía que cubrir gastos importantes relacionados con la empresa algodonera y textil que poseía. Para ello, necesitaba nada menos que 100 millones de pesos y le preguntó si podría prestarle ese dinero.
El monto no era poca cosa e Ibáñez lo sabía, pero en nombre de la amistad y la confianza que tenía con esta persona, dijo que analizaría la situación y le daría una respuesta.
Como es un hombre de negocios y necesitaba más respaldo que la palabra, decidió averiguar datos sobre ese productor en apuros. El primer punto fue averiguar quién es Víctor Amelio Badel, el hombre que necesitaba tanto dinero. Así, supo que era el dueño de “Surco Estrecho SRL”, una empresa dedicada a la producción agrícola, más específicamente algodón, aunque desde 2013 comenzó a incursionar en cereales –soja, maíz y sorgo-, pero con resultados negativos. Así fue que decidió poner todo su trabajo en lo que más sabía: la producción algodonera, comercializando sus productos con una desmotadora chaqueña. Además, en 2016 montaron un feedlote para el engorde de ganado.
A simple vista, parecía que había tenido una mala racha en algún negocio y necesitaba el dinero para cubrir deudas contraídas. Pero Ibáñez necesitaba conocer su perfil financiero. Para ello, ingresó en la Central de Deudores del Banco Central de la República Argentina (BCRA) y comenzó a averiguar datos. Todo era tal como su amigo le había dicho, Badel no tenía deudas ni tampoco había emitido cheques sin respaldo.
Fue entonces cuando decidió que era el momento de reunirse personalmente con el productor. Lo hicieron en el bar de una estación de servicio, donde sellaron el acuerdo y Badel se comprometió a pagar la deuda en un plazo de tres meses, poniendo como garantía dos cheques por 50 millones cada uno.
SIN FONDOS
Cuando se aproximaba la fecha de pago, el amigo de Ibáñez volvió a contactarlo, aduciendo que Badel le había pedido una prórroga para pagar su deuda. Ante la insistencia de su amigo, el empresario de la construcción accedió a darle plazo, pero antes debían reunirse nuevamente.
El nuevo encuentro se realizó en mayo pasado. En esta oportunidad, Badel le pidió cambiar los dos cheques por 50 millones por otros tres, con montos diferentes: 27 millones, 50 millones y 28 millones. El primero de esos cheques debía cobrarse el 30 de junio.
Fue entonces cuando Ibáñez se encontró con la ingrata noticia que el cheque emitido no tenía fondos. Llamó a Badel, pensado que podía tratarse de un error, pero éste no le habría contestado. Cuando le preguntó a su amigo, se mostró tan sorprendido como él. Ninguno podía creer que el productor cometiera tal incumplimiento.
El amigo se comprometió a interceder y averiguar lo que había sucedido, pero no obtuvo las respuestas esperadas. Por su parte, Ibáñez supo que tenía que hacer sus propias investigaciones. De inmediato se puso manos a la obra y preguntó aquí y allá. Los comentarios no tardaron en llegar, supo que Badel habría librado más cheques sin fondo por sumas varias veces millonarias.
No era posible, si él mismo había verificado en la Central de Deudores del BCRA y aparecía como una persona sin deudas. Ante la duda, entró nuevamente al sistema bancario y encontró lo que menos pensaba…
CIFRAS IMPENSADAS
La Central de Deudores del Banco Central de la República Argentina indicó que ni Badel ni Surcos Estrecho figuraban como deudores. Sin embargo, la compañía agropecuaria había emitido 78 cheques sin fondos, desde el 1 de abril hasta el 22 de julio. Precisamente, en ese período debía cobrar Ibáñez su deuda.
Pero lo más llamativo es el monto de la deuda, que asciende a más de 2.000 millones de pesos. Para ser más exactos, la cifra adeudada en cheques sin fondo es de 2.276.486.501,11 pesos.
Del análisis de ese total de 78 cheques sin fondos se pudo verificar que:
LA DENUNCIA
Frente a este hallazgo, Ibáñez instruyó a su abogado, Dr. Miguel Torres, para que intimara a Badel a dar cumplimiento a los pagos consensuados.
Ante la falta de respuestas, el empresario entendió que no podía perder más tiempo y se presentó en la División Delitos Económicos de la Policía de la Provincia para plantear una denuncia penal en contra de Víctor Badel y los directivos de “Surco Estrecho SRL”, pues los cheques pertenecen a esa empresa. Por ello es que los hijos del productor, Nicolás y Agustina Badel, socios de la institución, también serían alcanzados por la denuncia.
En una ampliación de la denuncia contra Badel, el Dr. Torres sumó como pruebas los informes realizados por la Central de Deudores del Banco Central de la República Argentina, donde se detallan todos los datos acerca de los 78 cheques sin fondos emitidos por el productor agropecuario.
Para el abogado, se trataría de una verdadera asociación ilícita, destinada a cometer estafas millonarias en perjuicio no solo de Ibáñez sino de diferentes personas que recibieron los cheques sin respaldo.
En ese sentido, el letrado indicó que Badel nunca habría tenido intenciones de pagar. Es más, consideró bastante sugestivo la cantidad de cheques a cobrar en el segundo trimestre del año, la mayoría de los cuales quedaron sin fondos. Solo fueron abonados 14 cheques, por un monto de 358.880.000 pesos, o sea, menos de 400 mil pesos. De modo tal que aún quedan 78 cheques sin fondos, por montos superiores a los 2.200 millones de pesos. Por lo cual, no se descarta que los damnificados en estos casos también realicen presentaciones judiciales paralelas.
LA DEFENSA DE BADEL
Frente a la denuncia presentada, el Dr. Diego Lindow, abogado de Víctor Badel, presentó ante la justicia un pedido de eximición de prisión, para evitar que pudiera terminar tras las rejas.
A la vez, Lindow aseguró que Badel reconocía la deuda contraída con el empresario denunciante, a quien tildó de mentiroso, en el sentido de que los hechos no sucedieron tal como él los describiera.
En ese sentido, precisó que las reuniones entre Badel e Ibáñez no existieron. “Mi cliente nunca se ha reunido en ninguna estación de servicio con Ibáñez, eso no es verdad. Tampoco es verdad que le haya dado dinero a mi cliente. Es imposible de creer que una persona le preste 100.000.000 a una persona que no conoce sin firmar ninguna documentación", sostuvo el Dr. Lindow en una entrevista realizada por El Liberal.
Lindow relató que, debido a que su cliente necesitaba cubrir ciertas deudas, se contactó con una tercera persona –quien sería el amigo de Ibáñez- y que sería éste quien le prestó solo 50 millones de pesos, los que serían devueltos luego de la cosecha de abril pasado. A modo de garantía, Badel le habría entregado los dos cheques por 50 millones. Pero que, cuando no pudo pagarlos, le pidió una prórroga para la cancelación del pago. En ese momento, esta persona le habría dicho al productor que los cheques estaban en manos de Ibáñez, con quien sí se reunió para plantear la prórroga.
En esa ocasión el productor le habría advertido que no presente los cheques por 50 millones pues serían rebotados ante la falta de fondos en la cuenta de la empresa familiar. Además, reconoció que en la oportunidad se procedió a cambiar tales cheques por otros tres: de 27 millones, 50 millones y 28 millones.
Con lo cual, admitió que su cliente admite la deuda existente pero que no se trató de una estafa, solo que no tiene el dinero suficiente para cubrir la deuda.
Mientras las acusaciones entre uno y otro seguían su curso y la justicia ya había tomado intervención, los protagonistas de la historia decidieron llegar a un acuerdo, del que no se revelaron mayores datos, pues existe un acuerdo de confidencialidad entre las partes. De esta manera se daría por concluido el litigio entre Santiago Ibáñez y Víctor Badel.
Sin embargo, aún quedan más de 2200 millones de pesos por cubrir en los 78 cheques sin fondos, cuyos dueños todavía no se presentaron en la justicia reclamar sus deudas, pero nadie descarta que podrían hacerlo en los próximos días.
Es más, se especula que podrían sumarse nuevos cheques, con vencimientos programados para el presente mes, y fuentes cercanas a los involucrados señalan que la suma total adeudada podría ascender a más de 3 mil millones de pesos. Entonces, surgen varios interrogantes, ¿con qué fondos se piensan compensar las deudas contraídas? ¿El negocio agropecuario es tan rentable como para dar cumplimiento a los compromisos asumidos? ¿Por qué los cheques tienen fecha de vencimiento a partir del segundo trimestre del año? ¿Con qué se pensaba solventar las deudas?
Las preguntas continúan y, por ahora, nadie tiene las respuestas.