22 de octubre, 2024
Nota de Portada

Mientras continúa la búsqueda de Loan Peña, Santiago del Estero tiene su propio listado de menores desaparecidos: Orlando Santillán y los hermanitos Silvana y Mario Ovejero. A la par, crece la paranoia sobre el robo de chicos. Cuándo encender las luces de alarma ante una realidad dolorosa.

La desaparición de Loan Danilo Peña, el niño de 5 años desaparecido el pasado 13 de junio en las inmediaciones del paraje rural "El Algarrobal", ubicado en la localidad de 9 de Julio, provincia de Corrientes, sigue siendo una incógnita. Si bien se activó el Alerta Sofía, un sistema de avisos de emergencia ante casos de niños, niñas o adolescentes desaparecidos que puedan encontrarse en grave peligro, que depende del Ministerio de Seguridad de la Nación, los resultados fueron negativos. Sin embargo, la amplia difusión del hecho trajo del olvido un tema que para muchos estaba dormido, y para otros no era considerado importante: los niños perdidos.

Santiago del Estero no es ajeno a esta realidad. Lamentablemente, por estos lares se vivieron y se viven situaciones concretas de niños que se encuentran desaparecidos. Uno de ellos desde hace 17 años y los otros, un par de hermanitos, desde hace más de 30 años.  Demasiado tiempo sin saber nada de ellos.

Son niños cuyas historias están demasiado lejos del legendario “Peter Pan”, el niño perdido más célebre, inmortalizado como protagonista de aventuras infantiles.

Niños humildes, cuyas búsquedas resultaron infructuosas.

Niños que aún son buscados. Niños que todavía son esperados en el seno de sus familias. Niños que son amados y extrañados. Niños a los que aún se llora en cada cumpleaños. Niños de los que nada se sabe. Niños de los que, posiblemente, no volverá a saberse nada más.

Estos son los niños santiagueños que todavía están perdidos.

 

LOS HERMANITOS OVEJERO

Silvana Magalí y Mario Antonio Ovejero tenían 9 y 7 años, respectivamente, cuando desaparecieron el 29 de octubre de 1993. Hoy deberían tener 39 y 37 años. Vivían en el barrio John Kennedy.

Durante la siesta de ese día salieron a jugar con un amiguito, a orillas del canal San Martín, en las inmediaciones de su casa. La madre de los chicos, Dalmira Vázquez, estaba durmiendo, por lo que no se dio cuenta de su ausencia en ese momento. No obstante, con el pasar de las horas, al no saber nada de ellos, la familia denunció su desaparición.

Los buscaron por todos lados. Temiendo que hubieran caído a las aguas del canal, la policía hizo dragar sus aguas, pero la pesquisa dio resultados negativos. Los niños tampoco estaban allí.

Luego de ello, todas las averiguaciones giraron en torno a una comunidad gitana que estaba asentada muy cerca de la vivienda de los chicos. Se dijo que los hermanitos habían sido “robados” por ellos, e incluso se pensó que su propia mamá los podría haber “vendido”.

Aun cuando solían instalarse en un lugar por una extensa temporada, un par de días después los gitanos desaparecieron misteriosamente del lugar. Para muchos, ellos fueron los responsables de la desaparición de los niños.

A pesar de que se siguieron muchas líneas de investigación, nunca se pudo dar con una pista certera que condujera a encontrar a los niños.

En octubre de 2012, la madre de los chicos falleció en un accidente de tránsito. Hasta último momento, estuvo convencida que sus hijos estaban vivos y solo esperaba reencontrarse con ellos. “Están vivos, me lo dice mi corazón de madre”, insistía.

El tiempo fue corriendo inexorablemente, más de tres décadas, sin embargo, nunca se supo nada de ellos. Su desaparición es todavía un misterio del que muy pocos se acuerdan, salvo su familia.

 

ÚNICO TESTIGO: OTRO NIÑO

El 23 de enero de 2021, en el grupo de Facebook “Gente que busca gente”, Carina Margarita Ovejero explicó que continuaba con la búsqueda de sus hermanos y brindó detalles de lo ocurrido. La publicación fue compartida más de 12 mil veces y alcanzó más de 1600. Pero también brindó detalles desconocidos sobre la desaparición de los niños.

“Busco a mis hermanos Silvina Magalí Ovejero y Mario Antonio Ovejero, somos de Santiago del Estero capital. Ellos se perdieron un 29 de octubre de 1993. En ese entonces tenían 7 él y 9 ella, salieron a jugar una siesta invitados por un amigo al canal San Martín. Hubo muchos dichos, se dijo que gitanos se los había llevado, un camionero o tráfico de personas, etc. Solo quiero saber de ellos, que están bien. Desde ese día ruego todas las noches a Dios que estén con vida. Siempre los espero y los esperaré”, dijo.

Entre las múltiples preguntas que le hicieron, sobre todo relacionadas con el amigo que los invitó, explicó que era “un vecino de 10 años”. Además, “él dijo que se ahogaron”. Sin embargo, señaló que “estaba escondido y asustado, después dijo que él se zambulló y cuando salió no estaban”. A la vez, señaló que “como era menor de edad no lo podían interrogar mucho”.

En otro posteo, brindó más precisiones sobre los dichos del amigo: “Dijo que él vio cómo el agua los llevaba”. Sin embargo, añadió que “cortaron el agua, cerraron compuertas del canal pero no encontraron nada”.

En el mismo sentido explicó el rol que tuvo un familiar del amigo con respecto a la investigación: “La verdad, nunca pude entender la reacción de su abuela, siempre lo mezquinaba con el pretexto de que era menor, que iba a quedar traumado, etc. Dice ella que él estaba asustado”. Más aún, dijo que “nos dejaron de hablar, sobre todo él, que ahora es un hombre”.

 

ARCHIVO QUEMADO EN EL SANTIAGUEÑAZO

Por otra parte, Carina brindó detalles en cuanto a lo sucedido en aquél momento. “Esa noche llegó una tormenta horrible, que dificultó la búsqueda. Búsqueda que duró muy poco”, contó, sobre todo porque “dos meses después en Santiago hubo mucho desastre político”, específicamente “el santiagueñazo”. De modo tal que “se olvidaron de nosotros. Tenían que cuidar la espalda del gobierno”.
En este sentido, agregó que “los dejaron de buscar, según el juez, los abogados, en tribunales se quemó todo relacionado al caso”, haciendo referencia al incendio que sufrió el palacio de justicia durante el estallido social de diciembre de 1993.

Con respecto a las teorías sobre la desaparición de los niños, indicó que “una señora dijo que los había visto a unas cuadras del canal san Martín; otros, que un hombre en camión los había llevado”.

A la vez, hizo referencia a la teoría de la comunidad romaní: “Sospecharon de los gitanos, porque ellos vinieron a un baldío cercano un día jueves, el sábado se fueron y nunca más volvieron a ese lugar”. Estaban ubicados a metros de su casa, “sobre calle Libertad”.

Con respecto al rol de la justicia, dijo que “dejan mucho que desear. Nos dicen ‘estamos investigando, paciencia’, es todo lo que escuchamos de ellos”.

Carina dijo que nunca van a olvidar a sus hermanos, que la vida se les hizo demasiado difícil. “Se sobrevive, con especial de volver a verlos algún día”.

 

EL NIÑO DE TERMAS                                                                       

Orlando Andrés Santillán nació el 4 de julio de 1997. El día que desapareció, 17 de enero de 2007, tenía 10 años. Hoy debería tener 27 años.

Aquél día, “Sapito”, como todos lo llamaban, había salido de su casa ubicada en el barrio Agua Santa de la ciudad de Termas, rumbo al río en compañía de amigos. Desde ese momento no hubo más noticias del pequeño, hasta que un par de años después habría sido visto por vecinos en noticieros de canales de Buenos Aires. Según ellos, mientras hacían zapping televisivo, contemplaron en el canal Crónica al menor, pidiendo ayuda para regresar a su casa.

Sin embargo, pese al accionar de la justicia, que solicitó el testimonio de aquellos que dijeron haberlo visto en las noticias, y de los requerimientos realizados al canal porteño, nada se supo.

El tiempo pasó, y la familia del niño aún confía en que la Justicia logre ubicarlo regresarlo a su hogar en Termas de Río Hondo.

 

UNO Y OTROS

Sandra Ligresti, coordinadora de “Missing Children” en Santiago del Estero, explicó que lograron hacer la progresión digital de cómo se vería hoy Orlando Santillán, el niño de Termas, desaparecido en enero de 2007, y que estaría a punto de cumplir 27 años. La voluntaria indicó que pese al tiempo transcurrido, la búsqueda continúa y aún mantienen las esperanzas de encontrarlo.
La nueva imagen se logró gracias al trabajo de una antropóloga de una red de búsqueda de personas en Italia, con las imágenes que fueron suministradas por la familia de Orlando. Para la organización, esta fotografía significa “una herramienta crucial para la difusión y la búsqueda, permitiendo que la comunidad y las autoridades tengan una idea actualizada de cómo podría lucir Orlando hoy”.

En la oportunidad, Ligresti señaló que la ONG no solo tiene un papel activo en la búsqueda de niños y adolescentes desaparecidos en la región, sino que también mantiene un contacto constante con las familias, brindando apoyo emocional y logístico. 

Con respecto a los hermanitos Silvina y Mario Ovejero, la mujer lamentó que nunca lograron contactarse con la familia de los niños. Por lo cual, sus nombres no figuran entre los niños buscados por Missing Children, una organización que se nació en 1999, seis años después de la desaparición de los menores.

Por otro lado, la voluntaria de Missing Children Argentina hizo hincapié en que “faltan protocolos efectivos de búsqueda de niñas, niños y adolescentes en el país”, sobre todo, teniendo en cuenta que el caso de Loan “deja al descubierto que la Alerta Sofía, tal como está implementada actualmente, tarda mucho en la difusión de la imagen”.

Alerta Sofía es un sistema de alerta rápida que comenzó a implementarse en 2019 y que se activa en casos de desapariciones de chicos, cuando la Justicia determina que la viralización de su imagen puede contribuir a su resolución.

En ese sentido indicó que “tardar casi 48 horas para dar alerta es mucho tiempo de espera para un niño de cinco años que está en alto riesgo inminente”. Además, señaló que “desde la Justicia se priorizó solo una hipótesis: que el niño estaba en Alto Riesgo, descartando todas las demás, y estas fallas en las búsquedas son la causal de que haya hoy tantos niños perdidos”.

 

EL NIÑO QUE REGRESÓ

Fabián Rodríguez desapareció, 14 de octubre de 2010, cuando tenía 13 años.  Él vivía junto a sus hermanitos en el barrio Industria. Cuando su padre tenía alguna “changa” en Termas de Río Hondo, quedaba al cuidado de una tía.

Pese a las recomendaciones de no salir solos, aquél día, Fabián se subió a su bicicleta y salió a andar por las calles con sus amigos. Según los otros niños, en determinado momento, él dijo que regresaría a su casa y sus caminos se separaron.

Cuando las horas fueron pasando y no regresó, le comunicaron la novedad a su papá, pensando que podría haberse escapado del hogar en su búsqueda. Pero el menor nunca llegó a Termas.

Se lo buscó incluso en Tucumán, donde tenía familia y hacia donde se pensaba que podría haberse fugado. Pero todo fue en vano.

Su familia está convencida que Fabián está vivo. Creen que alguien se lo llevó con engaños. Incluso les llegó la versión que había sido llevado por gente que explota menores para trabajar en tareas agrícolas. Nunca pudieron confirmarlo.

En mayo de 2013, luego de tres años de estar desaparecido, Fabián Rodríguez apareció con vida. "Me fui en el 2010 porque necesitaba trabajar. No sabía de qué, ni cómo; pero sí entendía que debía cambiar de vida y ayudar", dijo en aquél momento.

A la vez, señaló que "es cierto, debía avisar, pero tenía miedo que mi papi se enoje y me pegue. Ya me había escapado para ir al canal en 2008". En su relato contó que “me fui en bicicleta. En Las Termas se acercó un hombre que me ayudó hasta hoy. Él me llevó a su casa, en Tucumán”. Allí "aprendí a trabajar como vendedor. Ahora estoy estudiando para terminar la primaria", supo contar.
El hecho de haber tenido un hijo lo hizo reflexionar sobre lo sucedido y decidió volver a su casa. “No estaba mal. Siempre extrañaba casa y familia. Pero, repito, tenía miedo que me peguen. Hoy todo lo veo diferente", dijo. En igual sentido añadió que “el haberme convertido en padre acaba de abrirme la cabeza y comprender lo que es verdaderamente importante".

 

PSICOSIS

La preocupación de los padres por la suerte que podrían correr sus hijos se acrecentó en los últimos tiempos. Alarma que, en algunos casos, está convirtiéndose en una verdadera psicosis.

En los últimos días, la comunidad santiagueña se vio sacudida con una noticia que corrió como un reguero de pólvora en las redes sociales. En todos los rincones se difundía el audio de la tía de un niño de 9 años, domiciliado en el barrio 750 Viviendas, que decía que un hombre con tonada colombiana, que vendía condimentos, había pretendido llevarse a su sobrino. Incluso le habrían ofrecido juguetes a modo de regalo. El niño se asustó y corrió a su casa, poniendo sobre aviso a su familia, quienes salieron tras el sospechoso, que salió corriendo e incluso perdió en el camino los juguetes.

A la vez, la mujer dijo que no habían querido tomarle la denuncia policial. Sin embargo, se supo que personal de la Departamental Sur logró interceptar al sospechoso junto a otras personas, muy cerca de casa familiar, quienes serían adictos a sustancias prohibidas. Es más, la mamá del niño logró identificarlos horas después. Mientras tanto, la investigación continúa.

Por otro lado, se viralizó un mensaje que decía lo siguiente: “Atención papás, andan en un auto blanco, gente del Chaco, preguntando específicamente si en la casa hay niños de 3 a 9 años, con el argumento de dejar cuentitos bíblicos a los niños. Uno de ellos es rubio y de estatura alta. ¡No dar información y avisar a la policía urgente!”.

De inmediato se encendió la alarma entre los padres de los menores. Ante tamaña versión, efectivos de la División Trata de Personas de la policía logró identificar a las personas que serían las responsables de preguntar por los niños. Así es que se pudo saber que eran integrantes de un grupo evangélico chaqueño que cuestionaba sobre la presencia de menores para entregarles material didáctico para los menores.

Sin embargo, además de estos casos, los rumores de la presencia de otras personas que quieren robar niños continúa corriendo de manera insistente. Se dice que alguien vio, que otro les contó, pero lo concreto es que nunca se pudo encontrar a nadie que afirmara haber estado en contacto con los supuestos captores de niños, ni mucho menos con los chicos en cuestión.

Las voces de alarma crecen, principalmente, en los sectores más humildes de la población, en los barrios carenciados, en las zonas donde el dinero no abunda. En estos espacios, los padres se sienten inseguros ante la posibilidad que algún extraño se acerque a sus hijos, les tome fotografías y, lo peor de todo, los arrebate de su lado.

¿Psicosis sin fundamento, paranoia o alarma real?

 

INTENTO DE APROPIACIÓN DE UN BEBÉ EN TERMAS

En las últimas horas, en Termas de Río Hondo detuvieron a una pareja por intentar alterar el certificado de nacido vivo de una criatura, en el Registro Civil de dicha ciudad. Ellos se presentaron con el bebé en brazos intentando hacerlo como propio.

La noticia conmociona, sobre todo porque el país entero espera por la pronta aparición del niño correntino Loan, y lo sucedido en la ciudad termal refleja la situación que viven las infancias. En este caso, si no fuera por una empleada del organismo gubernamental que advirtió a las autoridades lo que pretendía realizar la pareja, sería otra la historia.

El hecho sucedió el martes 25 de junio, cuando el matrimonio domiciliado en Yutu Yacu, él de apellido Rodríguez (60) y la mujer de apellido Aragón (53), se presentaron en una oficina del Registro Civil de Termas de Río Hondo con el bebé, con la intención de agregar el número del DNI de la madre al certificado de nacido vivo.

A la empleada de la institución le llamó la atención la situación, ya que manifestaron que la madre estaba trabajando; por lo tanto, no le pusieron el apellido. Inmediatamente se comunicó con una médica del Centro Integral de Salud Termas para consultar por el menor. Para sorpresa de todos, la profesional le confirmó que el bebé había nacido el lunes 17, a las 6.55, y la madre era una joven de 24 años domiciliada en Cañada de La Costa.

Descubierto, el matrimonio manifestó que la madre les había entregado el bebé ese día por qué “no lo quería”, ya que era producto de un abuso. Versión que se cayó cuándo los efectivos policiales entrevistaron a la mujer y confirmó que nunca quiso entregar a su hijo.

"Falsificación ideológica de instrumento público en grado de tentativa" es la acusación que pesa sobre ellos, en una investigación a cargo del fiscal de turno, Dr. Ignacio Guzmán. Mientras tanto, el matrimonio se encuentra aprehendido en la comisaría termal.

Una escena escalofriante de imaginar, tanto para la madre como para ese bebé, que, si no fuera por la intervención oportuna de una empleada, ya se encontraría quién sabe dónde.

 

ESTADÍSTICAS DOLOROSAS

Según estadísticas oficiales, en Argentina se pierden alrededor de cuatro menores de edad por día. Esto quiere decir que anualmente se pierden aproximadamente 1460 menores en todo el país, según señalan desde la organización “Padres Presentes”.

En el mismo sentido, “Missing Children Argentina” asegura que son 112 niños los que desaparecieron en las últimas tres décadas en el país, de los cuales al menos 74 son menores mientras que el resto superan la mayoría de edad. “Recibimos un promedio diario de cuatro o cinco denuncias -unas 1460 por año-. Esas denuncias corresponden en gran mayoría al Gran Buenos Aires. En su mayoría son adolescentes, mujeres, de 12 a 13 años”, explicó Ana Rosa Llobet, presidenta de la ONG.

En su diálogo con la prensa, Llobet explicó “son cada vez más los chicos que deciden abandonar sus domicilios de manera voluntaria a raíz de conflictos familiares”. A la vez, hizo mención a otro de los modus operandi” que se incrementó en los últimos años. Son los llamados “secuestros parentales”, donde uno de los progenitores decide alejar a su hijo del entorno familiar.

En la mayoría de los casos, resalta la titular de Missing Children Argentina, “estos niños aparecen pronto. A veces, aparecen por iniciativa propia. Otras, los encuentra la Policía”. Sin embargo, reconoció que “persiste ese porcentaje de chicos que no vuelven, que no son encontrados y cuyas familias siguen esperando. Esa es nuestra preocupación”.

Con respecto a la desaparición de Loan, dijo que “hipótesis hay muchas. La confusión es enorme. Todos los días aparecen datos nuevos. Tenemos esa sensación de que a Loan se lo han llevado. Y es un caso más de estos casos que, de entrada, las cosas se hacen mal.

A la vez, señaló que “a medida que transcurren los días, la posibilidad de encontrarlo sano y salvo se va complicando. Por supuesto que tenemos esperanza, estamos a la expectativa y estamos consternados”. Sin embargo, reconoció que “lamentablemente no es la primera vez que nos pasa con los casos que tenemos en que, de pronto, empiezan a ver versiones distintas, se cambian las cuestiones y así es como tenemos la cantidad de chicos que tenemos en búsqueda desde hace muchos años”.

 

BÚSQUEDAS ACTIVAS: 1777

El Registro Nacional de Información de Personas Menores Extraviadas (RNIPME) informó que en 2022 se registraron 1.935 búsquedas de menores; en 2023, 3.115; y hasta marzo de 2024 se registraron 687 nuevas búsquedas, con constantes actualizaciones en su estado.

El Registro, creado por Ley 25.746, reglamentada por Decreto 1005/2003, centraliza en una base de datos información de todo el país sobre niños, niñas y adolescentes de quienes se desconozca el paradero, y maneja la Línea 142, a la que se puede llamar si se tiene información sobre un/a menor extraviado/a. Depende del Ministerio de Justicia de la Nación. 

Las estadísticas que se publican tienen datos hasta el año 2022. Ese año se registró un total de 1.935 búsquedas, de las cuales 488 estaban en trámite y 1447 paralizadas. 

De esas búsquedas ingresadas en 2022 se supo lo siguiente:

  • 1.202 eran niñas
  • 729 niños
  • 4 menores transgénero.
  • Casi la mitad (48%) tenían entre 13 y 15 años (943)
  • El 30% entre 16 y 17 años
  • El 18% menores de 12 años. 

 

En su informe ante el Senado del 15 de mayo último, el entonces jefe de gabinete Nicolás Posse, presentó datos de este registro: “El Ministerio de Justicia informa que durante el año 2022, se recibieron 1.935 búsquedas de paradero de niñas, niños y adolescentes. Por su parte, en el 2023, la cifra se incrementó, registrando 3.115 búsquedas. Finalmente, hasta el 31 de marzo de 2024, se registraron 687 nuevas búsquedas”, explicó Posse.

Y agregó: “Al día de hoy continúan en trámite en el Registro Nacional de Información de Personas Menores Extraviadas (RNIPME) un total de 1.777 búsquedas, ya sea porque las personas menores de edad aún no han sido halladas o bien fueron hallados, pero todavía no fue informada tal circunstancia al Registro”. El dato incluye también búsquedas ingresadas con anterioridad al 2022. 

“Asimismo, se destaca que la cantidad de búsquedas ingresadas al RNIPME y el cambio de estado (“en trámite” o “paralizadas” por haberse dejado sin efecto) se modifica diariamente debido a que los datos recibidos incluyen cualquier búsqueda de paradero de niñas, niños y adolescentes ordenada por toda autoridad competente del país que lo informe, aún si la búsqueda finaliza en forma inmediata”, indicó Posse en su presentación. 

 

Loan sigue desaparecido. Al igual que Orlando Santillán, Silvina y Mario Ovejero. Sin pistas fehacientes ni cuerpos encontrados, la sospecha de la existencia una red de secuestro de chicos es permanente entre las familias que no descansan en su esfuerzo por encontrar a sus niños, ahora adultos, y recuperar de alguna manera los años que se perdieron junto con ellos.

 

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