30 de enero, 2025
Actualidad

Fue un sacerdote carismático de verdad, simple y sencillo. Un hombre de bien, un ejemplo de vida consagrada. Estuvo más de treinta años en esta provincia, adoptándola como suya. Dejó su sello personal en cada una de las obras que emprendió para bien de toda la comunidad, especialmente la bandeña.

El 11 de febrero de 1937 nació en Gonaives, Haití, Pedro Fils Pierre. Desde muy niño, demostró su inteligencia y su facilidad para el estudio y los deportes, destacándose como un gran nadador, y ya en su juventud ganó un concurso universitario de pulseadas en la isla.
Hizo la escuela primaria en el Colegio de los Hermanos del Sagrado Corazón y en la misma ciudad la secundaria. Su capacidad le facilitó las cosas y logró lo que no todos consiguen en su país: realizar una brillante carrera universitaria y graduarse como ingeniero civil en la Facultad de Ingeniería de la Universidad Estatal en Puerto Príncipe.
Luego de ejercer su profesión en dependencias públicas de su país, realizó un curso de perfeccionamiento en París y se trasladó a África, donde sirvió como profesor de Matemática, Física, Topografía y Cómputos en la Escuela Normal de Profesores, en el Liceo Técnico y en la Escuela Superior de Obras Públicas de Bahamaco, República de Maili.
Allí sucedería algo que marcó de manera gravitante su vida: tanto él como otro ingeniero haitiano con el que había viajado contrajeron hepatitis B. Su compañero falleció y Pierre logró recuperarse; sin embargo, los médicos le formularían un premonitorio anuncio, con los años la enfermedad podría degenerar en cáncer.
Cumplida su labor en Sudáfrica, en 1965 llegó a la Argentina y realizó estudios de posgrado en Hidráulica Sanitaria en la Facultad de Ingeniería de la UBA (Universidad de Buenos Aires).
En 1966 llegó a Santiago del Estero y fue designado jefe del Departamento de Estudios y Proyectos del Servicio Provincial de Agua Potable en la Corporación del Río Dulce.
Merced a su trabajo, se puso en contacto con la gente del interior. La humildad, el sufrimiento y la necesidad de Dios que advierte en la gente despiertan en él su vocación sacerdotal.

VOCACIÓN SACERDOTAL
A su generosa entrega en el trabajo profesional por la dotación de agua a poblaciones del interior de la provincia unió a otros servicios, el ministerio religioso fiel a la doctrina social de la Iglesia, humanizar a este mundo rodeándolo de condiciones dignas de ser vividas para divinizarlo después.
En cuanto a los estudios sacerdotales, los filosóficos fueron cumplidos en la UCSE (1968-1969) y los teológicos en el Seminario Conciliar Metropolitano de San Miguel de Tucumán. 
Así fue que Pedro Fils Pierre fue ordenado sacerdote el 25 de enero de 1974 por monseñor Manuel Tato en la Catedral Basílica, donde prestó sus primeros servicios.
En 1979 fue designado párroco de Cristo Rey, en la ciudad de La Banda. 
Luego, entre 1984-1985, se desempeñó como rector de la UCSE. 
En 1986 se hizo cargo de la parroquia Nuestra Señora de Lourdes para volver definitivamente a la parroquia Cristo rey el 6 de agosto de 1987. En sus doce años dotó a La Banda de un hermoso templo y un jardín de infantes para los niños del barrio (1990).  También creó una escuela primaria, transformando el salón parroquial en dos aulas.
En 1994 creó el Bachillerato Humanístico, que fue su sueño, pero la muerte no le permitió verlo crecer. En su homenaje, esta institución educativa lleva su nombre.

CARISMÁTICO
El padre Pierre abrazó con pasión el Movimiento Católico de la Renovación Carismática. Precisamente, su carisma lo llevó por el camino de la sanación que poseen las personas que se dedican al ministerio de los enfermos. Su abnegada entrega por ayudar a los que sufren le mereció el respeto y el reconocimiento de miles de fieles.
Un hombre que al responder al llamado de Dios entregó su vida al servicio de sus hermanos y se olvidó de sí mismo para trabajar incansablemente en una admirable tarea evangelizadora. Predicó y enseñó con el ejemplo, el perdón y la oración. Fue uno de los pilares de la organización del Congreso Eucarístico Nacional en 1994. 
La creación de las Ligas Eucarísticas le permitió a Pierre mantener a los grupos en permanente oración, como un compromiso para toda la vida.

LA ÚLTIMA LECCION
A principios de octubre de 1995, Pedro Fils Pierre dejó una última lección en su mensaje espiritual que fue leído a toda la comunidad. Dijo: “Perdón a los que he ofendido, y los declaro sin culpa a los que me han ofendido, agradezco y bendigo a todas las personas que han trabajado conmigo y los que me brindaron siempre su apoyo. Agradezco infinitamente a la Argentina y de una manera especial a Santiago del Estero (mi segundo pago) por todo lo que he recibido de este hermoso país estos treinta años. Me despido de todos bendiciéndolos”.
Con estas palabras llenas de amor se despidió el venerable sacerdote un mes antes de su partida al encuentro con el Señor, que falleció el 7 de noviembre de 1995. Sus restos descansan en el templo de Cristo Rey de la ciudad de La Banda.

Sacerdote con olor a oveja
Sacerdote con "olor a oveja" como pocos. Siempre admiré su cercanía solidaria para con los seminaristas y sacerdotes de su tiempo, incluso a los que veníamos de lejos, nos hacía sentir en casa. Era un "hombre de Dios". 
Años más tarde, me tocó vivir en la planta baja de la parroquia Cristo Rey y admiré la cantidad de gente que, en cualquier hora del día, iba a rezar a su sepultura. 
En el año 2000, monseñor Juan Carlos Maccarone me pidió ponga por escrito todo lo que recordara de esa gente que iba a rezarle. Recuerdo que agregué algunas fotos y cartitas de la gente. Este pedido fue porque el obispo quería dejar asentado por si se iniciaba, posteriormente, alguna investigación que pueda declararlo al padre Pierre, desde Roma, como un Sacerdote Venerable. 
Para mi dolor, años más tarde, el obispo (Francisco) Polti quemó todos estos archivos, a raíz de lo sucedido con Maccarone. 
Recuerdo que me opuse, pero nada pude hacer. Fue una decisión enfermiza y celosa de ese obispo, que no supo ver en Maccarone la grandeza de su gesto por el querido Pierre. Siempre guardo con dolor este hecho. 
Hoy, yo sacerdote, alguna que otra vez visité la sepultura del padre Pierre para que nos bendiga a los curas y nos de ánimo de seguir, caminando como ovejas, en medio de lobos, que aún los hay y se sirven de la Iglesia para su propio provecho. 
Gracias Padre Pierre, por abrirme los ojos, la mente y el corazón a tantas verdades que antes no sabía ver. Abrazos al cielo
(Testimonio del padre Mariano Ledesma, publicado en Santiago Informa 24, del 15 de diciembre de 2021)

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