EL período de turbulencia por la segunda ola del Covid-19 no solo atañe al delicado escenario epidemiológico, sino también a la idea de “ganar tiempo” hasta solucionar el problema de la escasez de vacunas que aún atraviesa al país. La única manera de lograr el ansiado piso de inmunidad que permita mitigar los efectos nocivos para la población de esta ecuación pandémica: alta transmisibilidad del virus SARS-COV-2 + nuevas variantes del patógeno original más contagiosas y letales, tiene que ser con la llegada de más vacunas al país.

A las dosis adquiridas en los cuatro acuacuerdos que firmó hasta ahora el Gobierno nacional con los distintos laboratorios – el Gobierno ruso/Instituto Gamaleya por 20 millones de dosis; Oxford-AstraZeneca por 22,4 millones; el fondo global COVAX, por 9 millones de dosis; y el laboratorio chino de Beijing, Sinopharm, por 3 millones de dosis), hay que agregar la expectativa por el inicio de la producción local de la vacuna Sputnik V.I.D.A, que partirá de un volumen mensual de 1 millón de dosis desde junio próximo y escalará hasta lo 5 millones hacia fines de este año, en manos del laboratorio nacional Richmond. En todos los casos, las inoculaciones disponibles para operar en el sistema nacional de vacunación recibieron de parte de la agencia regulatoria local ANMAT las aprobaciones bajo uso de emergencia en el territorio argentino.

Entre los contratos firmados con el Estado nacional, el eslabón perdido resultó el acuerdo con el laboratorio Pfizer-Biontech para la adquisición de la vacuna genómica bajo la tecnología de ARN mensajero, producida por la farmacéutica estadounidense junto a la biotecnológica alemana Biontech, y que desde diciembre del año pasado ya se administra con la aprobación también bajo uso de emergencia en 89 países, de todos los continentes, exceptuando por ahora África.

Infobae consultó la palabra de Pfizer sobre el avance de la negociación con el Gobierno para acceder a las vacunas ARN mensajero en la Argentina: “El diálogo actual es auspicioso”, dijeron. Es importante lograr las precisiones sobre el estatus actual de la negociación entre el gigante pharma de Estados Unidos y el Gobierno argentino para contestar la pregunta que repiquetea punzante cada vez que se reaviva el tema de la escasez de vacunas: ¿Cuándo llegaría la vacuna al país?

Según pudo saber Infobae, los canales de diálogo hoy entre Pfizer/BioNtech y el Gobierno argentino están abiertos. Aunque todos sabemos que la apertura en el diálogo sufrió intermitencias. Las conversaciones hoy siguen en curso con voluntad de allanar el camino a fin de alcanzar un potencial acuerdo.

Hay que recordar que -como adelantó Infobae- durante la gestión del ex ministro de Salud Ginés González García, el preacuerdo que se hizo con el gigante pharma estadounidense-alemán -que paradójicamente fue el primer laboratorio que se sentó con el gobierno argentino- nunca tuvo firma y por consiguiente nunca se cerró. Las autoridades sanitarias locales habían solicitado en este preacuerdo comprar 750 mil dosis de la vacuna genómica . Y luego ampliar hasta llegar a las 13 millones de dosis.

Vacunas disponibles

Actualmente son 9.687.800 las vacunas que arribaron a la Argentina, provenientes de las distintas adquisiciones a los laboratorios por parte del Estado (N. de la R: arriba detallados). De esta cantidad recibida, resultaron aplicadas 7.386.650 entre pacientes con 1 y 2 dosis. Solo el 1,92% de la población recibió las dos dosis de la vacuna contra el coronavirus en la Argentina. El dato señala con precisión las demoras que sufre el país para avanzar con una campaña de inmunización que comenzó en diciembre 2020. Y el problema de la escasez de las inoculaciones es que además impacta directamente en el colapso de los sistemas de salud porque no se logra perforar el estado pandémico.

Para explorar nuevas adquisiciones de vacunas contra el COVID-19, el Gobierno Nacional anunció en las últimas horas que retomó el diálogo con el laboratorio Pfizer para adquirir dosis de su vacuna genómica contra el COVID-19.
Fue la actual asesora del presidente Alberto Fernández, Cecilia Nicolini, quien explicó que se habían retomado las negociaciones con Pfizer. Nicolini tiene hoy un peso gravitante en el tema adquisiciones de vacunas junto a Sonia Tarragona, flamante jefa de gabinete del ministerio de Salud y quien administra la letra chicas de las compras; ambas lideradas por la titular de la cartera, la ministra Carla Vizzotti.

En la misma línea de recuperar una conversación con Pfizer que se encontraba estancada, se pronunció el presidente Alberto Fernández quien había adelantado la decisión de reactivar las conversaciones con todos los laboratorios, principalmente de Estados Unidos, para ampliar la oferta de inoculantes; y disparado por un nuevo retraso en el arribo al país de las vacunas de AstraZeneca adquiridas -siendo ésta la compra de mayor volumen hecha hasta ahora por la Argentina- .

“Las negociaciones a veces sufren algunos impases, se frenan, luego se retoman, en ningún caso están cerradas o imposible de poder firmar o avanzar. Ahora, tiene que haber acuerdos entre las partes, y eso significa (no solo) ponerse de acuerdo en las cláusulas que en su momento no estábamos de acuerdo, sino también tener una propuesta interesante para la Argentina de entrega de esas vacunas en tiempo y forma”, indicó la funcionaria a la radio digital Futurock

Historia de un desencuentro

El proceso de inoculación de las vacunas contra el nuevo coronavirus SARS-CoV-2 en el mundo y se puede hacer extensivo al caso argentino, ya dejó su primera máxima: los tiempos de la ciencia no se corresponden con los de la política, y mucho menos con los de la geopolítica.

El acceso a las vacunas contra el COVID-19 exhibieron una profunda desigualdad entre países ricos, productores de ciencia y tecnología; y entre los más pobres y emergentes.

La paradoja del caso argentino con Pfizer es que siendo el primer conglomerado pharma norteamericano-alemán que se sentó con nuestro país y que realizó el capítulo argentino de un ensayo clínico monumental -liderado por el infectólogo pediatra Fernando Polack- para testear la efectividad de la vacuna contra el COVID-19 no se haya podido acceder a ninguna dosis. Ni siquiera a las 750 mil que el Gobierno solicitó en el preacuerdo de compra anticipada, que sí existió y que luego quedó en la nada.

El 29 de octubre de 2020 Argentina promulgó la Ley 27.573 que declaró de interés público la investigación, desarrollo, fabricación y adquisición de las vacunas destinadas a generar inmunidad adquirida contra el coronavirus SARS-COV-2, en el marco de la emergencia sanitaria por esta enfermedad. Y fue justamente la letra de esa Ley la que facultó al Poder Ejecutivo nacional, a través del Ministerio de Salud, a realizar los trámites para la adquisición de las vacunas que se desarrollen para enfrentar el COVID-19.

Las palabras que aún hoy agitan el debate están alrededor de las garantías de indemnidad o cláusulas de inmunidad, que fueron los puntos más críticos en la Ley. Incluso fueron señalados como los puntos de conflicto para que se haya caído el acuerdo de compra de vacunas contra el COVID-19 con Pfizer, bajo el argumento que el laboratorio estadounidense había solicitado recursos naturales argentinos a cambio de vacunas.

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