21 de diciembre, 2025
Nota de Portada

El 23 de diciembre de 2015, Estela López fue encontrada muerta en su casa, en el centro de la ciudad. Más de 20 puñaladas terminaron con su vida. Los únicos imputados fueron excarcelados por falta de pruebas. A una década del horrendo crimen, la justicia nunca encontró al asesino.

Estela López de Auad tenía 58 años. Era oriunda de General Pico, provincia de La Pampa, pero estaba radicada en Santiago del Estero desde su juventud, cuando se casó con el empresario y ex diputado provincial Rolando Auad, con quien tuvo a su único hijo Nahuel Auad. Por esas vueltas del destino, esta tierra que adoptó como propia fue también el lugar donde fue asesinada.

El crimen ocurrió durante la tarde del miércoles 23 de diciembre de 2015. Las investigaciones determinarían que fue la misma empresaria quien le permitió el ingreso a su casa, de San Martín al 300, a su propio asesino. Ella misma accionó el interruptor del portón de acceso de la calle que, a esa hora de la siesta, no tenía tanto tránsito por el intenso calor que azotaba a la capital santiagueña y abrió la puerta principal de la casa, no la secundaria de su oficina, donde se encontraría trabajando en ese momento. Este gesto sugiere que dejó pasar a una persona de confianza.

Las pericias determinaron que la mujer y su asesino fueron hasta la cocina-comedor, tras atravesar un pequeño recibidor. Fue allí donde recibió un golpe en la cara que la desestabilizó y un segundo que la hizo caer al suelo, donde recibió un fuerte puntapié que le quebró tres costillas y le causó una hemorragia interna.

Con la víctima totalmente indefensa, el atacante tomó un cuchillo oriental de la colección que adorna una pared de ese ambiente y comenzó a apuñalarla en una zona bien delimitada del cuerpo, en el pecho, a la altura del corazón. Una de las arremetidas atravesó el cuerpo y el cuchillo se partió cuando la hoja chocó contra el piso. El filo quedó incrustado. Entonces tomó otro cuchillo y continuó su faena criminal hasta que uno de ellos le seccionó la aorta y provocó la muerte por desangrado. Los cuchillos fueron hallados incrustados en su cuerpo.

 

ROBO DESCARTADO

La mujer sufrió una larga agonía, ya que su cuerpo se desangró mientras estaba viva y dejó un enorme charco. Incluso se encontraron algunos indicios de arrastramiento, aunque no está claro si ella intentó moverse o fue movida.

El autor se dirigió hacia la mesada de la cocina y se lavó pacientemente las manos en la bacha. Luego realizó algunos recorridos por la casa, donde quedaron marcadas las plantas de las zapatillas que llevaba puestas, de horma pequeña. Ese detalle llevó a pensar a los detectives en que no debería soslayarse la posibilidad de que la autora fuera una mujer, aunque la ferocidad de las lesiones hace pensar en un hombre.

El asesino no tocó unos 10 mil dólares que la víctima tenía en su escritorio, ni se preocupó por las joyas de alto valor, computadoras o celulares que estaban en el lugar, lo que llevó a descartar -en primera instancia- el móvil del robo.

Sin embargo, en una mesa ratona cerca de la escena del crimen se notó el faltante de varias fotografías, que su hijo describió como antiguas y en las que su madre estaba con sus amistades. Pero se desconoce si ella las quitó antes o lo hizo el autor para hacer desaparecer evidencia que los vinculara. Solo quedaba una imagen.

También se presume que el asesino pudo haber manipulado los registros de los tres celulares que quedaron en el sitio, tras borrar llamadas, mensajes, contactos o historiales. En los últimos días se detectó que la mujer poseía otro móvil, cuyo número lo desconocía hasta su propio hijo. Frente a ello, los aparatos fueron examinados minuciosamente en el área de Informática del Poder Judicial, para determinar si fueron modificados y recuperar información.

 

SIN TESTIGOS

Otra hipótesis de los investigadores no descarta que, apenas abrió la puerta, Estela López recibió un puñetazo, porque en el recibidor se encontraron sus lentes tirados en el piso, como si hubieran sido arrojados al aire. De ser así, la agresión habría continuado hasta la zona de la cocina y living-comedor, donde fue ultimada.

Quien cometió este hecho atroz debió quedar empapado en sangre y, seguramente, lo disimuló como pudo al salir a la calle, despoblada a la siesta por el intenso calor, aunque probablemente ascendió rápidamente a un vehículo estacionado cerca para marcharse. Antes, dejó otra huella de sangre en el jardín y salió tras abrir el portón de acceso de vehículos, para lo cual tomó, aparentemente, un manojo de llaves con un control remoto, que se llevó consigo.

Nadie vio al asesino, aunque la policía interrogó minuciosamente a los vecinos. Una mujer solamente vio a un joven con barba candado salir de la casa cerca de las 9 de la mañana, por lo cual fue demorado Ricardo Rizzo Patrón, un comerciante de Monte Quemado, amigo del hijo de la víctima, al que se le tomó una testimonial y una muestra de hisopado bucal para comparar con el ADN hallado en la escena. Pero esta persona quedó descartada rápidamente.

Tampoco vieron u oyeron nada los albañiles de una obra en construcción aledaña, que trabajaron toda esa siesta. Pese a que es una zona residencial céntrica, no existían cámaras de seguridad en esa cuadra que pudieran ubicar al autor.

Otro detalle inquietante es que la perra Pitbull de la empresaria fue hallada en la planta alta, aterrorizada y, aparentemente, encerrada antes del ataque. De otra manera, hubiera defendido a su dueña. Los gatos de la víctima también se mostraron alterados y dejaron sus huellas cerca del cuerpo ya sin vida.

Con esa escena sangrienta se encontró Nahuel, su hijo, cuando llegó a su casa, acompañado de Ángel Díaz, uno de sus colaboradores, en la tarde del 23 de diciembre, después de viajar de regreso 230 kilómetros desde Monte Quemado.

LOS SOSPECHOSOS

Uno de los primeros sospechosos fue Juan Enrique Gini, un ex empleado bancario de Tucumán que se convirtió en vendedor de la firma de camiones Scania en la región y que tuvo como cliente al esposo de la víctima, el ex diputado Rodolfo Auad, propietario de un importante aserradero de Monte Quemado.

Auad falleció 2 años antes del crimen, durante un accidente en el que volcó su camioneta. Fue entonces cuando Estela López se puso al frente del negocio forestal, agrícola y ganadero de la familia y comenzó a contactarse con Gini.

En 2013 iniciaron “una relación libre y discreta”, según declaró el vendedor al entonces juez de Crimen Miguel Moreno, ya que él la visitaba con una frecuencia semanal, cada vez que volvía a Santiago del Estero.

Eran contactos discretos, ya que Gini estaba en pleno proceso de separación de su esposa, madre de sus hijos.

El tucumano llegó a Santiago el 22 de diciembre a la noche, acompañado por su compañero Pablo Le Penn, a quien tenía que presentar a los clientes santiagueños, ya que era su última semana de trabajo porque comenzaba su jubilación en 2016.

Gini le solicitó a Le Penn que lo dejara cerca de la casa de López, sin que él la conociera o supiera de la relación, aunque lo presumía, pues en otros pocos viajes hizo lo mismo.

Le Penn se dirigió hacia un hotel de calle 9 de Julio, donde guardó el vehículo y pernoctó solo. Gini llegó con un bolso con ropa a la casa de López, que se encontraba sola ya que su hijo había viajado al aserradero en Monte Quemado. Pasaron la noche juntos y Gini se fue cerca de las 7 de la mañana del día del crimen, sin su bolso, que lo dejó en casa de la empresaria.

Fue a desayunar al hotel Ciudad, en Sáenz Peña y Moreno, y luego pasó a buscar a Le Penn en el hotel Centro. A las 9 volvió a la casa de López, aparentemente a buscar su ropa, pero la mujer no lo atendió. Entonces continuaron su itinerario de visita de clientes en La Banda. Al mediodía le pidió el celular a Le Penn para llamarla, pero no habría logrado comunicarse con ella.

Entonces partieron hacia Termas de Río Hondo, donde almorzaron en un hotel y Gini abonó con débito automático a las 14.45 aproximadamente. Hecho que quedó registrado en las cámaras de seguridad del lugar.

El compañero de Gini sostuvo que en el viaje de vuelta a Tucumán no lo notó preocupado, ni advirtió un cambio de humor, o manchas de sangre en sus ropas. Le Penn declaró el viernes 8 de enero y ratificó la coartada de Gini, quien fue descartado como sospechoso.

 

EL VECINO

Por otro lado, el departamento Homicidios de la policía profundizó la investigación sobre otro hombre: un empresario, con domicilio a pocas cuadras de López, quien poco antes del crimen le envió mensajes con reclamos por celos.

En la misma noche en que el juez y la policía estaban en el domicilio de la mujer, poco después de encontrado su cuerpo, esta persona se presentó en la vivienda y pidió ingresar, pero se le negó el paso por no ser familiar.

A la mañana siguiente, 24 de diciembre, volvió al lugar con una hija e insistió con nerviosismo en ingresar a la casa y obtuvo la misma negativa.

El dato de un supuesto vínculo sentimental con la víctima llevó al juez Moreno a ordenar que fuera demorado para ser interrogado, pero poco después fue puesto en libertad. Su nombre no trascendió a los medios de prensa.

 

ABOGADA EN LA MIRA

Sin detenidos, la justicia tuvo que abrir otras líneas investigativas, ya que lo que, en un principio, se perfilaba como un crimen pasional, en el que Gini sería el responsable, terminó en picada.

Fue así que se comenzaron a abrirse otras hipótesis de investigación, como las derivadas de la situación económica de la víctima y sus posibles rivales empresariales.

En el medio, el desfile incesante de testigos, ya sean vecinos, compañeras de gimnasio y todos los que pudieron haber tenido alguna relación con la mujer.

Las pericias alcanzaron a la abogada Silvia Basbús, amiga de la empresaria. Ambas se habrían encontrado en un local comercial horas antes del crimen.

Su relación de amistad fue puesta en la mira de los investigadores cuando una testigo, que detuvo su vehículo al frente de la casa de Estela, mientras esperaba que el semáforo le diera la luz verde, dijo que vio a la abogada en la puerta de la vivienda.

Fue así que el juez Moreno decidió allanar el domicilio particular de la letrada el 11 de marzo de 2016, desde donde secuestraron un par de zapatillas y un auto, en cuyo interior se habrían encontrado vestigios de sangre, gracias a la utilización del compuesto químico denominado “Luminol”. Luego se determinó que la sangre era de un animal, ya que el hermano de la abogada utilizó su auto para ir de cacería.

El juez de la causa ordenó pericias en su vehículo, en las que se encontraron huellas de sangre, pero se determinó que eran de un animal, ya que su hermano utilizó su auto para ir de cacería.

Mientras el magistrado natural de la causa, Dr. Miguel Moreno pensaba ordenar la detención de la abogada, el 6 de abril de 2016, fue recusado por el abogado Diego Lindow, quien representaba a la Dra. Silvia Basbús, abogada que fuera investigada en la causa, aunque jamás fue imputada por delito alguno.

 

EL COLEGIO DE ABOGADOS

Mientras la Dra. Silvia Basbús era investigada en la causa, el Colegio de Abogados de Santiago del Estero realizó un comunicado en torno a la situación que atravesaba su colegiada.

"El Consejo Directivo del Colegio de Abogados ha receptado la inquietud de un grupo de abogados del foro local quienes hicieron conocer su opinión mediante la presentación de una nota, donde manifestaban su preocupación por la situación actual de la Dra. Silvia A. Basbús en la causa en la cual está siendo investigada como es de público conocimiento”, decía.

“Este Colegio ha venido siguiendo de cerca el devenir de los acontecimientos y, como corresponde, se solidariza en forma categórica con la colegiada, sosteniendo al mismo tiempo en su favor el ‘principio de su inocencia’, principio éste rector en materia penal”, continuaba el escrito.

De igual manera, indicaba que “este Colegio siguiendo una política igualitaria para con todos los abogados, en el caso de la Dra. Basbús ha concurrido al juzgado para hablar con el juez de la causa e interiorizarse de la situación de la mencionada profesional. Así también estuvo presente cuando le allanaron su domicilio particular lindante con su estudio jurídico”.

En el mismo sentido, la entidad señaló que “es función primaria del Colegio de abogados como institución defender los intereses de los profesionales en el ejercicio de la profesión, como también velar por el cumplimiento irrestricto de las leyes y el correcto funcionamiento de las instituciones republicanas”.

Por lo cual, afirmaron que “entendemos y comprendemos que la situación vivida por la profesional se da dentro de una investigación penal, pero así también entendemos que un proceso se prolonga en el tiempo más que certezas genera incertidumbres, que muchas veces atentan contra el buen nombre y honor de las personas”. 

En razón de lo cual, la entidad que rige a los abogados del foro local dijo que “instamos a las autoridades pertinentes que lleguen lo más pronto posible al esclarecimiento de la causa, sin perder de vista que se está investigando un horrendo crimen, y que la familia de la víctima y la sociedad esperan respuestas".

 

“SE PERDIERON IMPORTANTES PRUEBAS”

Con la recusación del juez Moreno, la causa pasó a manos de la magistrada Rosa Falco. Un mes después, la magistrada admitió que, por el tiempo transcurrido,se perdieron importantes pruebas”.

Para ningún funcionario judicial es fácil aceptar que las investigaciones y la instrucción de la causa tuviera errores que derivaron en la pérdida de las pruebas que, en definitiva, son vitales para el esclarecimiento de cualquier delito.

Sin embargo, esta vez, la Dra. Rosa Falco tuvo que reconocer la pérdida de pruebas vitales para poder esclarecer el crimen de la empresaria Estela López de Auad, aun cuando admitió se analizaban distintas líneas investigativas, alguna de las cuales podría derivar en el autor o autora del homicidio.

En diciembre de 2016, antes de que se cumpliera un año del crimen, la familia de Estela López de Auad ofreció una recompensa de 500 mil pesos para quien pueda aportar datos sobre el autor del homicidio.

 

EL POLICIA PABLO CARRASCO

Sin indicios a la vista, la jueza Falco no descartó un probable móvil económico en el crimen. Es así que la investigación se centró en el policía Pablo Carrasco, amigo de Nahuel Auad, el hijo de la empresaria. En un principio se pensaba que era custodio del joven, relación que ambos descartaron.

Se llegó a involucrarlo ya que la víctima lo había nombrado administrador de algunos de sus bienes. En su declaración indagatoria aseguró que “no tenía un móvil para matarla porque nuestra relación era buena”.

Sobre la relación económica, dijo: “Estela puso a mi nombre la administración de algunos bienes, al igual que lo hizo con otras personas”.

También dijo que “muchos testigos me vieron ese día”, ya que estuvo en la vieja terminal de calle Pedro León Gallo, ubicada a pocas cuadras de la casa de Estela.

Aunque negó haber llegado hasta la vivienda fe la mujer, habría admitido que ella le dio copias de llaves del domicilio, sobre todo para ocuparse de los animales domésticos cuando sus ocupantes estuvieran de viaje.

“No la maté”, le dijo a la jueza Falco. “No tenía ningún motivo para quitarle la vida”, agregó en una de sus indagatorias.

 

EL ADIESTRADOR DE PERROS

En diciembre de 2017, dos años después del homicidio, sin indicios ni pistas sobre quién asesinó a la empresaria, intervino en escena el adiestrador de perros Marcos Herrero, el mismo que había intervenido en la búsqueda de pruebas del crimen del niño Marito Salto.

Como los procedimientos en Quimilí habían sido exitosos, la jueza Falco aceptó que Herrero y su perro “Alcón” iniciaran una búsqueda, tanto en la casa de la empresaria como en la del policía Carrasco y en su automóvil Regata, secuestrado en la vieja terminal.

El olfato del perro de la Unidad K9 de Río Negro guió a los investigadores hacia un cortaplumas enterrado y una bala 9 mm, idéntica a otra que se halló en la tapia medianera con una cochera adyacente a la casa de la mujer.

Ya en el auto, el perro olfateó el vestido que Estela López llevaba puesta el 23 de diciembre. El animal recorrió el habitáculo y se apoyó en el asiento del conductor, intentando escarbar en él, lo que consideraban como una “marcación positiva”.

También “marcó” el apoyacabeza y el asiento del acompañante.

En el baúl, los peritos encontraron numerosos elementos, aunque el can mordió la alfombra que cubría el piso del baúl, donde se secuestró un pequeño mechón de cabello. Luego olfateó la navaja incautada y “marcó” de nuevo el asiento del conductor.

El 19 de diciembre de 2017, Carrasco fue detenido como sospechoso del crimen de la empresaria.

 

CESE DE PRISIÓN

El 19 de diciembre de 2021, luego de estar 4 años detenido, la Cámara de Apelaciones le concedió el cese de prisión a Pablo Carrasco.

Los vocales Sandra Generoso y Raúl Romero hicieron lugar al recurso de apelación interpuesto por la defensa de Carrasco, Dr. Eugenio Chavarría, quien había solicitado que se rechace el pedido de prórroga de detención.

Los magistrados destacaron que “no escapa al Tribunal que la idea de Justicia impone que el derecho de la sociedad de defenderse contra el delito sea conjugado con el derecho del individuo sometido a proceso, en forma que ninguno de ellos sea sacrificado en aras del otro, procurándose así conciliar el derecho del individuo a no sufrir persecución injusta con el interés general de no facilitar la impunidad del delincuente".

En ese sentido, señalaron que "es precisamente esa idea de justicia y de apego a lo que la Ley dice y ordena - y no una interpretación sobre la intención del legislador - lo que justifica considerar" el tiempo excesivo de prisión, por parte de Carrasco. Por ello, enfatizaron sobre la necesidad de preservar "la garantía de la libertad personal y el principio de inocencia de los ciudadanos, que es la piedra angular de nuestro régimen republicano de gobierno".

No obstante, Carrasco seguía vinculado con la causa.

 

FALTA DE MÉRITO

Finalmente, el 26 de septiembre de 2022, el mismo tribunal que le había concedido la libertad le otorgó la falta de mérito a Carrasco, en la causa que investiga el crimen de la empresaria, y por el que estaba acusado del supuesto delito de "homicidio calificado por alevosía y ensañamiento", en perjuicio de la empresaria.

Con lo cual, la causa quedó sin sospechosos. Para los investigadores, el crimen de la empresaria sería “pasional-sexual”. Tal es así que expertos en psiquiatría habrían asegurado que el asesino sería una “persona despechada”, pero no pueden asegurar que sea hombre o mujer.

A ello hay que agregar que el adiestrador de perros Marcos Herrero fue detenido en Viedma, por decisión del Ministerio Público Fiscal de Mendoza, sospechado de "manipular evidencia del caso Viviana Luna, la mujer desaparecida en 2016 en Potrerillos", ya que habría adulterado unos restos óseos tras un rastrillaje privado que hizo en Potrerillos al ser contratado por la familia de la mujer.

No obstante, tales antecedentes, el tribunal que juzgó el crimen del niño Marito Salto no tomó en cuenta las acusaciones en contra de Herrero y validó su accionar en el rastrillaje y búsqueda de pistas.


Ya pasaron 10 años desde que Nahuel Auad descubriera el cuerpo sin vida de su madre. Una década sin culpables. Una década sin indicios ciertos sobre quién la habría asesinado. Una década sin elementos que orienten la investigación.

Sin nada que haga prever una vuelta de tuerca, la causa podría ser considerada un “crimen perfecto”, ya que no hay testigos, no hay pruebas que involucren directamente a nadie, y muchas otras se perdieron en el camino, según lo admitió la misma jueza Falco.

¿Será un crimen perfecto? Pareciera que sí.

Mientras tanto, un asesino o una asesina anda suelto…

 

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