03 de diciembre, 2024
Emprendedor

Tras perder su empleo, un vecino del barrio Sarmiento puso todas las fichas a un emprendimiento de dulces regionales. Arrancó con nueces confitadas y hoy tiene cinco propuestas con sus respectivas variedades.

Ariel Funes (48) supo guardar muy bien algunas recetas de postres regionales de los años en que su padre tenía una fábrica. En 2023, en medio de una situación económica compleja de la que nadie escapó, decidió desempolvar esas fórmulas para elaborar nueces confitadas para vender y generar ingresos extra.  

En marzo último, la crisis se afianzó, dado que perdió su empleo en relación de dependencia, así que optó por canalizar todos sus esfuerzos en producir más dulces tradicionales. Con ayuda de sus hijos, le dio identidad al emprendimiento que lleva por nombre “AF Caramelle” y poco a poco comenzó a incorporar nuevas propuestas para sus clientes.

Hoy cuentan con alfajores, garrapiñadas, turrones en variedad y golosinas con nombres propio. Pues, para él es muy importante tener siempre algo novedoso para ofrecer. Considera que el crecimiento de su negocio está muy ligado justamente al interés por innovar permanentemente.

Afortunadamente, en pastelería siempre hay oportunidades para crear y crecer. Ariel lo sabe muy bien; por eso, en su domicilio en el barrio Sarmiento no se cansa de incursionar en nuevas recetas para sumar a las que atesora su familia.

A futuro, el emprendedor santiagueño anhela contar con un local para exponer y vender su producción. Por lo pronto, tiene muy buena demanda y asegura que nunca pasó por una feria sin vender nada. Convencido de que el camino se hace siempre con mucho empeño y creatividad, apuesta a este negocio como fuente de trabajo, pero también como proyecto personal.

-¿Cómo y cuándo inicia este proyecto?

-Hace poco más de un año que hemos arrancado con el emprendimiento. Hemos comenzado con las nueces confitadas y después ha ido surgiendo el tema de los alfajores, de las garrapiñadas, el turrón. Yo ya lo sabía hacer porque cuando era joven teníamos una fábrica de productos regionales con mi papá. Así que ya tenía alguna fórmula...

Después, con el tema de lo que es pastelería,  he ido aprendiendo de distintos lados; de gente que conocía, de internet… y así hemos arrancado.

-Se puede decir que sos muy autodidacta…

- Exactamente, sí, sí. No he hecho ningún curso de pastelería ni capacitación ni nada. He ido aprendiendo, incorporando algunos conocimientos; veía, probaba...

-¿Trabajas solo?

-Trabajamos los cuatro: mi señora y mis dos hijos. Mi hija es la que me ayuda con las redes sociales. El tema de la producción, prácticamente estoy trabajando yo solo en este momento. Igualmente, tenemos la idea de incorporar gente, porque la verdad es que se han sobrepasado nuestras expectativas porque el producto ha gustado mucho.

En la feria artesanal, por ejemplo, nos ha faltado mercadería, nos ha faltado producción; ha sido realmente increíble la venta que hemos tenido.

-¿Son de participar en ferias o solamente en la de julio, por el aniversario de la ciudad?

-Estamos en distintas ferias. Vamos a la de las torres (edificio Juan Felipe Ibarra), en la de la Olaechea y Mendoza estamos fijos los domingos; en verano estamos en el “Santiago es tu Río” y también cuando hacen los foodtracks. Somos los únicos que estamos con este tipo de productos.

-¿Qué productos son los que tienen actualmente?

-Tenemos nueces confitadas, alfajores con una masa tipo Havvana, una masa que se hace con cítricos, lleva dulce de leche y tenemos coberturas de chocolate negro o chocolate blanco. Yo trabajo únicamente con chocolate semi amargo, no chocolate con leche. También tenemos el Tubi, al que hemos tratado de hacerlo artesanal. Es una oblea rellena de pasta de maní y que lleva un caramelo. Yo hago un caramelo de dulce de leche y queda un praliné arriba y todo bañado en chocolate negro o blanco.

Son productos que han gustado mucho y que gracias a Dios están saliendo, nos piden...

Las nueces confitadas son con fondant o con baño de chocolate. También tenemos los alfajores clásicos y los gigantes, que son alfajores comunes, como los clásicos, pero con el doble de peso, aproximadamente. He empezado a hacer también un alfajor con masa hecha de nuez y lleva dulce de leche y nueces adentro; es bañado en chocolate y arriba lleva una nuez.

Después tenemos los conitos, que son de chocolate clásico (blanco o negro). Tenemos un conito que es con la base de galleta Oreo, de chocolate negro. Tenemos garrapiñadas de almendras, garrapiñada de nueces, garrapiñada clásica de maní, el praliné, y estamos haciendo una garrapiñada con las semillas peladas de girasol y una de un mix europeo, que lleva castañas, avellanas, nueces, maní y almendras.

Después el turrón negro, el que conocemos como “rompediente” también fabricamos. Esa receta ya tenía de antes porque es lo que hacíamos nosotros en la fábrica, con mi viejo.

-¿Tienen algún local o solamente trabajan con venta online y en ferias?

-No, trabajamos en ferias y venta online por ahora, pero la idea aquí es proyectarnos y poner un local en el domicilio en el barrio Sarmiento (Colón, entre Rodríguez y Sor Mercedes Guerra).

-¿Qué más te gustaría incorporar a este emprendimiento para que crezca?

-La idea es que siempre incorporemos algo, a medida que nos pide la gente o a medida que se venda. Porque a veces, los productos llegan a un punto alto -de demanda- y después ya empieza a bajar. Por eso hay que innovar, hay que tratar de mostrarlo de otra forma para que vuelva a subir la venta.

Ahora, por ejemplo, queremos hacer un alfajor triple con dulce leche y una crema de avellanas. Siempre estamos buscando innovar porque no podemos quedarnos con una sola cosa o con lo que tenemos, la gente siempre que pide cosas nuevas.

-En medio de una temporada económicamente bastante compleja, ¿cómo hacen para sostener este proyecto?

-Nosotros buscamos y creo que hemos conseguido hacer un producto de muy buena calidad  y accesible. Por ahí, la ganancia no está en lo que se le saca al producto, sino en la cantidad que vendemos. Entonces hacemos algo de buena calidad, accesible para la gente y que se venda mucho para ver ahí la ganancia.

Por ejemplo, un alfajor nuestro está para vender a $1500, pero lo tenemos a $1000, porque si le aumentamos no se vende. La gente busca calidad, precio y nosotros darle eso siempre.

-¿Creen que el público valora lo artesanal?

-Hay gente que valora y gente que no, y te discute precios… Pero eso no es solo en lo mío; lo veo en las ferias con otros artesanos. Por ahí va gente que no valora el trabajo, las innovaciones de los emprendedores y se quedan con una sola cosa.  Pero en general, con nosotros no pasa o son los menos.

-Contabas que suelen participar de ferias, ¿les gusta esa experiencia?

-Sí. A mí me gusta ver a los artesanos, relacionarnos con otros.

-Algunos artesanos y/o emprendedores suelen decir que no son espacios en los que se vende mucho, pero sí generan contactos para vender a futuro. ¿Cómo es en su caso?

-No, lo que pasa es que, todo lo que es comida, pastelería, siempre se vende. Yo vendo donde voy. Por ahí el artesano que vende cintos, carteras vende un solo producto en el día o en la semana, o capaz que vende todo en ese mismo tiempo; es muy relativo. Pero los productos como estos, de pastelería, panadería, siempre se vende. No hay una feria a la que hayamos ido y quedado sin vender o hayamos vendido poco.

-¿Cómo te imaginas a “AF Caramelle” a futuro?

-Nuestro el sueño es tener el local propio, tener mucha más producción, poder incorporar a gente que necesite trabajar, a la que podamos darle una mano y que nos dé una mano también, poder expandirnos a otros lados.

Hemos vendido productos a gente de otros lugares, que venía a la feria y que querían para mandar a Turquía, otro a Cuba. Esas cosas que te dan un extra de satisfacción.

-¿Tienes un trabajo aparte o puedes vivir de esto?

-No. Yo he trabajado hasta marzo en una empresa en la que han despedido a varios y estamos en juicio. Yo tenía el emprendimiento, pero bueno, ahora estoy con esto.

-¿Cómo te definirías como emprendedor?

-Yo hablo por el grupo, no por mí solo. Creo que somos muy trabajadores, innovadores. Realmente nos ha ido bien y vemos que  no hay muchos que produzcan lo que nosotros hacemos, gusta mucho nuestro producto.

-¿Esta consigna que tienen de “innovar” siempre es el sello de la marca?

-Sí. Nos damos cuenta cuando la gente está buscando algún producto en específico y nosotros lo tenemos. Sabemos que no somos los únicos, pero sí somos pocos y algunos productos solo lo hacemos nosotros.

Siempre estamos buscando hacer cosas distintas, no lo mismo que hacen otras personas o productos que ya hay en el mercado. Tratamos de inventar cosas.

-¿Qué consideras que se puede hacer desde el Estado o de sus distintas reparticiones para ayudar a los emprendedores?

-Hoy en día, como está la situación, hay muchísimos emprendedores que trabajan bien, pero que no tienen los medios para comprarse sus máquinas, construir, comprar mobiliaria, una pequeña infraestructura. Sería bueno tener un lugar fijo en una feria bien puesta, como en Córdoba que hay locales con aire acondicionado… creo que eso faltaría.

Cada vez hay más emprendedores por el tema de que bueno, hay que salir a inventar algo por la situación económica. Hay mucha gente que no tiene trabajo, otra que lo ha perdido, como es mi caso. Y uno tiene que vivir, tiene que comer, pagar impuestos… nadie te perdona nada. Así que si se quiere ayudar a los emprendedores se puede hacer con maquinaria, en infraestructura. Y después, quizás uno puede tomar gente que está sin trabajo. O sea, puedes generar trabajo.