El presidente de Chile Sebastián Piñera suspendió este sábado el alza del transporte público que generó violentas protestas, aunque el cambio de rumbo no logró calmar los ánimos y la autoridad militar anunció poco después que Santiago quedaría bajo toque de queda, una restricción que no se aplicaba en la ciudad desde hace más de 30 años.

En una intervención desde el palacio de La Moneda, el presidente dijo haber escuchado «la voz» de sus compatriotas, en medio de una nueva jornada de manifestaciones que ya se extendieron al resto del país, con algunos supermercados saqueados y nuevas estaciones del tren subterráneo incendiadas.

«Vamos a suspender el alza de los pasajes del metro, lo que requerirá la aprobación de una ley que debe ser muy urgente», dijo el presidente, asegurando que escuchó «con humildad y atención» la voz de sus compatriotas.

Pero poco después, el general a cargo de la seguridad en Santiago, anunció un toque de queda en toda la capital y dos provincias aledañas que suspende la libertad de movimiento y reunión, la primera vez que se aplica esa medida en la capital desde el retorno de la democracia en Chile en 1990.

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