06 de septiembre, 2025
Espectáculos

Cada 1 de septiembre se cumple un aniversario más del fallecimiento del santiagueño escritor, investigador, gestor cultural y reconocido coplero. Un repaso de la huella que dejo en una de las tantas entrevistas con La Columna.

Dardo del Valle Gómez nació en Coro Pampa, departamento San Martín, y dejó una gran enseñanza en el modo de ver el mundo desde las letras y sentimientos en la provincia y el país. Cada 1 de septiembre se conmemora un año más del paso a la inmortalidad de quién en vida tuvo como horizonte la cultura santiagueña y del NOA.

Sobre todo le dio gran importancia a las formas literarias que habitan en ella; sus prácticas musicales, la religiosidad popular, la creación artesanal, sus costumbres orales, el idioma nativo, los temas que captaron la atención de su pluma. Estas formas sociales y culturales en relación a la oralidad popular, fueron su razón de ser y sentir, como un designio de no olvidar su origen que lo acompañó a lo largo de toda su vida.

Toda esa herencia queda evidenciada en sus obras literarias, Terrones (1990), Ashpap Rimaynin (1999), De tierra Somos (2009), como así también en las obras Kakuy (1998) y América Parda (2000) de su hijo (homónimo), con la participación de sus “coplas pardas”.

Justamente la expresión “copla parda”, que refiere a esa sabiduría oral del pueblo (NOA), es reconocida como patrimonio del pueblo santiagueño, concepto donde se aglutinan formas del saber oral, dimensión de un pensar ligado a la geografía y al paisaje; donde queda manifiesta una profunda ligazón con la tierra (geológicamente de tipo pardo). 

Por todo ello cada 1 de septiembre en memoria a su figura emérita en el campo de las letras, y consular en la cultura provincial, desde LA COLUMNA recordarmos su figura con la entrevista realizada en una de las tantas visitas a la redacción.

 

-¿Por qué continuar con la copla, si es un estilo prácticamente olvidado?

-Yo sigo manteniendo la copla. Es olvidada, sobre todo, por quienes trabajan en este tipo de cosas. Pero Aledo Luis Meloni, miembro de la Academia Argentina de Letras, coplero de alma, la reivindica como la cenicienta de la literatura. Porque cuando hablan de las coplas le dicen: “esas letras del monte”, como si no tuviesen nada que decir.

 

-A pesar de ser un lenguaje de la tierra, se pueden decir cosas actuales a través de ellas.

-Es cierto, porque la copla es diferente, es como el pregón del pueblo. En los fogones se juntaban para decir lo que no podían decir por el diario, radio ni televisión, porque el pobre no es invitado, no lo reciben en todas partes. Seguro que reciben al político, porque devuelven con avisos todos los favores. Nosotros entendemos que los medios necesitan dinero para sus cosas, no lo discutimos.

 

-Pero también se hacen eco de la cultura.

-Lo hacen, pero también sabemos que las páginas culturales no venden, pero las hacen. Eso es razonable, entonces los copleros dicen sus coplas donde se junta la gente del pueblo, donde se habla de la realidad que estaban viviendo, qué es lo que estaba pasando con el pueblo. Por ejemplo: “Hoy el Cristo de mi casa yo lo he visto envejecido. Por los pobres que han sufrido, todo dolor sobrepasa. La comida es muy escasa, hay niños que no han comido. Sólo harina de olvido, la pobreza hoy amasa...”.

-¿Cree que cantarle a la pobreza es una forma de ayudar a terminar con ella?

-Para mí, mientras no se cambie el aspecto cultural en la provincia y la nación, la pobreza no va a pasar, porque van a seguir existiendo los sobres del Senado, y todas esas cosas que no nos gustan y sabemos que suceden Cuando van a detener a alguien porque ha robado, al que anda más mal vestido, a ese lo llevan, al pobre. Pero hay muchos de traje y corbata que también roban y son peores que los pobres.

 

-En todas sus obras hace hincapié en esta problemática. ¿Qué le dice el círculo en el que se mueve?

-Nadie tiene derecho a decirme nada porque casi todos los que estamos en estas cosas, escritores, poetas, plásticos, lo dicen en el café.

 

-Pero no en sus obras.

-Ellos no lo dirán en alta voz, pero yo no escribo por encargo ni pongo derechos reservados, que sí pone mucha gente para no poner su verdadero nombre y comprometerse. La obra de arte es el espíritu visible de la vida, pero cuando empieza a vender sus obras, el artista pasa a ser el millonario que vendió su espíritu. Hay muchos políticos que pasaron a ser los millonarios políticos o ex políticos, que han hecho negocios con la gente que ellos han vendido.

 

-Usted dice las cosas, pero quienes están del otro lado ¿lo escuchan?

-Mire, le voy a decir que creo que sí. Todas las coplas dicen algo, hablan de la realidad. Pero ahora, le agregamos una acotación debajo de los versos, como para reafirmar lo que estoy diciendo en las coplas.

 

-La última, ¿por qué cree que sus coplas no figuran en ninguna antología?

-Al coplero no le interesa que alguien lo incluya. “Estas coplas que le canto son del pueblo, no son mías, por eso no han de encontrarlas en ninguna antología”. A la gente que hace las antologías no le interesa lo mío, no cree en algo que no dé lustre, que no dé nombre. Pero yo, humildemente, creo que con mi coplita puedo decir cosas.

 

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