 
						Una santiagueña llevó el monte a La Rural. Silvia Santillán, creadora de Llamkay, fue seleccionada para participar en la Feria Puro Diseño 2025 con su línea de cosmética natural. Sus productos rescatan saberes ancestrales y sanadores.
Entre frascos, hierbas secas y el aroma a tusca, una mujer convierte hierbas en cosmética natural. Silvia Santillán es docente, escritora, artesana, pero sobretodo es una alquimista del monte.
Todo lo hace con amor, confiesa, y siempre invocando que le sirva a la persona que lo va usar. Esta práctica tan profunda la conecta a su abuela, a quien siente en cada paso que realiza y en cada receta que concreta.
Sus medidas no son las tradicionales, se guía utilizando un “puñadito”. Este gesto de cerrar el puño, con el que mide cada porción de hierba, es también una declaración de principio. “El puño tiene el tamaño del corazón”, dice. Así, cada “puñadito” de tusca o poleo que cae en el frasco es una ofrenda de energía, una intención de bien.
Para Silvia, sanar es un acto amoroso y ancestral, que lo aplica en cada pequeña cosa que hace y en cada palabra que dice, pero principalmente lo imparte por medio de su emprendimiento.
Llamkay, que en lengua quichua significa “trabajar”, refleja la inclinación que tiene Silvia Santillán de trabajar con la energía que viene desde la tierra. Su eslogan “trabajar desde la tierra al alma”, resume a la perfección aquella esencia que distingue a su emprendimiento que crea una conexión con aquellos que alguna vez han sostenido algunos de sus productos.
Llamkay elabora jabones, ungüentos, oleos, tinturas madres y cigarros herbales, todos elaborados artesanalmente y con ingredientes naturales, sin aditivos químicos, colorantes o perfumes. “Es una cosmética cien por ciento natural, lo que hago es trabajar con las propiedades curativas de nuestra tierra, respetando nuestra flora autóctona” explica Silvia.
Su emprendimiento comenzó hace unos cinco años, cuando una vecina le enseñó a hacer jabones, de ahí continuo formándose y estudiando mediante cursos virtuales que le propiciaron las herramientas necesarias para simplificar los yuyos del monte en ungüentos, oleos, tinturas madres, etc.
Su vínculo con las plantas viene de lejos. Lo descubrió por azar, cuando un pariente la contacto por redes y le dijo: “Vos sos traviesa como tu bisabuelo; él también trabajaba con hierbas”. Entonces entendió que ese impulso de salir al campo, recolectar plantas era algo que llevaba en la sangre, una memoria heredada de sus bisabuelos quichua hablantes.
EL SALTO A BUENOS AIRES
En agosto de 2025, Llamkay dio un salto inesperado. Fue seleccionado junto a otros 17 emprendimientos para representar a Santiago del Estero en la Feria Puro Diseño, el evento más importante de diseño, innovación y creatividad del país, que este año celebró su 25ª edición en el predio de La Rural, en Palermo.
La convocatoria llegó casi por casualidad. “Me enteré por publicaciones de la Casa de Santiago en Buenos Aires”, cuenta. “Unos conocidos me mandaron los flyers, y me animé. Cargué las fotos, envié los datos, sin imaginarme lo que venía.”
El proceso de selección fue estricto: primero se postularon 46 emprendedores, luego quedaron 30 y finalmente 18 fueron elegidos para viajar a Buenos Aires. “Desde el gobierno nos daban un voucher con descuentos en pasajes y alojamiento. Yo pensaba darme la vuelta y volver porque veía llegar a grandes diseñadores, de indumentaria, de arte, de pintura, y me decía: ‘¿Qué hago acá con mis yuyitos?’. Pero mi hijo me dijo: ‘Quedate, por algo nos eligieron’. Y tenía razón.”
La preselección se realizó en el Centro Cultural del Bicentenario (CCB). Con Benito Fernández, como curador, y Matías Rosado, director de la Feria, el proceso de selección consistió en acercarse y conocer en profundidad cada emprendimiento. En su momento, Benito Fernández explicó “La idea es seleccionar lo más representativo del diseño local. Destacamos los emprendimientos con un ADN fuerte”, fue con esta visión que eligieron a los representantes de la provincia.
Silvia Santillán recuerda como fue el momento en el que le tocó exponer: “Empecé a contar cómo elaboro cada producto, para qué sirve, cómo se usa. Ellos los probaron, los olieron, tocaron las texturas y les encantó. Me dijeron que esperara afuera, y después me dieron sus devoluciones.
Dos días más tarde, la noticia se confirmó: Llamkay estaría presente en la Feria Puro Diseño 2025, representando a Santiago del Estero. “Yo no podía creerlo. Jamás imaginé que me iban a seleccionar”, confiesa Silvia.

EL CORAZÓN DEL MONTE EN LA RURAL
La experiencia fue, para Silvia, tan intensa como inesperada. “Hasta el día de hoy no caigo. No termino de entender la magnitud de haber estado en una expo tan importante, representando a mi provincia.”
El stand de Santiago del Estero se destacó entre los visitantes por su color, su calidez y su identidad cultural. En el centro del predio de La Rural, la Casa de Santiago recreó el espíritu del monte: había danzas, música en vivo, bombo, chacarera y la presencia viva del norte argentino. “Era el corazón de Santiago latiendo en el medio de Buenos Aires”, describe Silvia, con emoción.
Su hijo César Jeremías Santillán, diseñador gráfico, se sumó a esta experiencia aportando la identidad visual de la marca: los colores, el logo, la presentación de los productos. “Él ha trabajado mucho en lo que es el diseño de la marca -cuenta Silvia-. En los cofres que llevamos a las ferias ponía frases como ‘¿Querés oler al monte?’ o ‘¿Querés saber cómo sanaban nuestras abuelas?’. Y la gente se acercaba enseguida, reconocía las hierbas, se emocionaba.”
El esfuerzo dio sus frutos: Santiago del Estero fue reconocida con el Premio al Mejor Stand de las Provincias. En ese espacio, Llamkay se convirtió en uno de los emprendimientos más visitados. “La gente se acercaba, se interesaba, reconocía las plantas. Me decían ‘¡Ay, es la jarilla!’, y se les llenaban los ojos de nostalgia. Era muy lindo ver cómo se conectaban con los recuerdos, con las sanaciones de antes.”
UN EMPRENDIMIENTO CON IDENTIDAD
Detrás de cada frasco y cada jabón, Silvia siente que hay algo más que un producto: hay una historia. “Muchas veces me acuerdo de ese primer día de la convocatoria, cuando pensaba que no tenía nada importante que mostrar. Pero no son cositas: es algo valioso, es nuestro patrimonio cultural. Es lo que nuestras abuelas nos enseñaron, lo que tenemos que sacar a la luz y valorar.”
El trabajo con las hierbas no es solo una práctica ancestral, sino también una forma de educar en el respeto por el entorno. “Con mis hijos siempre andábamos juntando cositas del monte -cuenta entre risas-. Si íbamos al campo o a alguna finca, traíamos yuyitos, flores, la malva, la tusca. Mi nena pasa por un lugar y me dice: ‘Mirá, la tusca ya está en flor’. Es hermoso. Aprenden para qué sirve cada planta, sin dañar nuestra naturaleza, nuestro ambiente, nuestro entorno”.
Llamkay fue un gran representante de Santiago del Estero porque encierra lo místico de nuestras tierras, preserva el conocimiento ancestral y transmite el amor que caracteriza a quienes vivimos en la provincia.
Hoy, el objetivo de Silvia es seguir creciendo, pero sin perder la esencia: la conexión con la tierra, el respeto por lo natural y la conciencia ecológica. El haber tenido la oportunidad de esta vivencia ha sido gratificante tanto para ella, como para sus hijos que la acompañan.
Todavia recuerda lo que sintió cuando Santiago del Estero salió ganadora como mejor stand de las provincias: “Ese día estaba como en las nubes, y hoy lo veo y lo siento de otra forma. No dimensionaba lo que había logrado ni a donde había llegado”.
 
								 
								