Hace seis años, Florencia Rojas cambió sus hábitos alimenticios y sin proponérselo, dio origen a un emprendimiento que hoy sostiene su independencia. Caseritos Integrales ofrece productos caseros, saludables y accesibles para todos.
Florencia Rojas, hace seis años atrás, decidió que era momento de cambiar sus hábitos y comenzar a adaptar un estilo de vida más saludable. Motivada, la primera modificación se centró en su alimentación.
En ese momento, la diversidad de alimentos en el mercado era menor, y conseguir productos beneficiosos para la salud no solo era complicado, sino también costoso. Decidida a continuar con su cambio, Flor comenzó a preparar su propia comida.
Sin saberlo, esta iniciativa iba a ser el primer paso para lo que hoy se ha consolidado como Caseritos Integrales: un emprendimiento dedicado a la venta de panificados y comida 100 % casera e integral. Y A pesar de haber terminado su carrera como filosofía, Florencia se encontró en si misma al momento que este emprendimiento nació.
En una entrevista para LA COLUMNA, la joven emprendedora nos comparte el camino recorrido por el camino del emprendedurismo y los detalles que hacen especiales a sus productos.
-¿Cómo comienzas con el emprendimiento?
-Hace seis años arranqué en la cocina de mi casa, desde una necesidad personal de tener nuevos hábitos en mi vida. Entonces, así comienzo preparando mis propios alimentos, porque hace seis años no estaba tan a la moda, si lo queremos llamar de alguna manera, no estaba tan visto, esta nueva era, digamos, de alimentación.
De esta manera, decido comenzar a preparar mis alimentos y, desde mis redes, publico un día una fotito de mi pan. Mi primera preparación ha sido un pan integral y ahí me empiezan a preguntar muchas personas: “Flor, ¿vendes? Yo quiero uno”, y así. Entonces, aprovecho esta oportunidad que me piden, me preguntan si vendía, entonces digo sí, les vendo. Y bueno, les empiezo a preparar así a conocidos, y de esta manera surge Caseritos Integrales.
-¿Siempre te ha gustado la cocina?
-Siempre me ha gustado, siempre. Es más, siempre viví con mis papás pero también con mi abuela, y mi mamá es cero cocina. Al vivir con mi abuela, desde chiquita estaba a la par de ella, viendo cómo cocinaba, y mi abuela era de las que te preparaba desde un pancito hasta cualquier cosa. Pero nunca saludable, de todos modos. Yo decido volcar mi saber culinario, pero reversionando todo en una versión saludable. Siempre digo que he elegido mal mi profesión. Soy una chef frustrada. La verdad que siempre digo que mi vocación está en la cocina.
-¿Qué complicaciones has tenido que enfrentar?
-Este emprendimiento comenzó hace seis años. En ese entonces, sí se hacía muy complejo conseguir materia prima debido a que aún no estaban tan determinados estos hábitos saludables en la sociedad.
Otras complicaciones fueron las herramientas de trabajo. Son muy importantes para poder cumplir con pedidos, poder avanzar más en la producción, pero a su vez, a todas las emprendedoras que arrancamos de abajo, nos cuesta muchísimo adquirirlas porque son muy caras.
-¿Cuáles son los beneficios de consumir productos integrales?
-El consumo de harina integral es muy beneficioso, ya que es una harina rica en fibras. Esto hace que, por ejemplo, a los que hacen actividad física les proporcione más energía. También ayuda a la regulación de glucosa en sangre, por eso lo consumen muchos diabéticos. También incorporamos otras harinas, como la de almendras, que es baja en carbohidratos y la consumen mucho los que ahora realizan la famosa dieta keto.
-¿A qué apuntas con tu emprendimiento?
-Muchos tienen la idea de que saludable capaz no es rico. A eso también queríamos apuntar nosotros desde nuestro negocio: a que la gente sepa que comer saludable no tiene por qué ser feo.
Siempre le tratamos de dar un toque especial para que sea rico, pero también, a su vez, queremos llegar a todo público, que la gente se saque ese chip de que comer saludable también es caro. Que es lo que me ha pasado a mí en el momento que he querido cambiar mis hábitos. Conseguir un pan era impagable. Entonces, me parece una barbaridad tener que pagar un pancito muy caro. Apuntamos a eso también: a que la gente pueda comer algo rico, pero también apto para el bolsillo, y que entiendan que comer saludable puede ser también económico.
-¿Qué tanto ha crecido Caseritos Integrales?
- Bueno hoy en día somos seis personas que trabajamos en el emprendimiento. Arranqué sola, después se sumó mi papá, se sumó mi hermano, bueno mi hermano consigue otro trabajo y me deja. Y bueno actualmente está mi pareja, después está mi cuñada también trabajando y mi sobrino. Así que es un emprendimiento familiar. También tenemos una empleada que es ajena a la familia y es excelente. Ahora tenemos nuestro local, que está ubicado en Rivadavia 928, cruzando un poquito la Moreno, diagonal de la cancha de básquet.
-¿Qué es lo que más te ha marcado de tu emprendimiento?
-El poder vivir de esto, y que a su vez mi familia lo pueda hacer. Haber creado un trabajo para mí y para otros me enorgullece como emprendedora.
Desde mi lugar, emprender fue lo mejor que me pasó en la vida. Había estudiado 4 años una carrera, me recibí, pero eso no me hizo sentir tan viva como lo hace mi emprendimiento. Mi vocación está en la cocina. Me volvió una mujer independiente y me salvó, y me salva todos los días, no solo económicamente, sino también mentalmente y físicamente. Esto es lo que mantiene mi mente ocupada. No me deja caer nunca.
-¿Qué consejo le darías a alguien que quiere comenzar a emprender?
-Mi consejo es que sean constantes. Se los dice una emprendedora que comenzó vendiendo 3 panes por día desde la cocina de mi casa. Hoy cuento con un pequeño local, con herramientas de trabajo y con personas que trabajan conmigo.
Emprender es rebuscarse todos los días con algo nuevo. Si algo no funciona, no importa: se busca otra opción, pero nunca abandonar.