El envejecimiento de la población se ha convertido en una de las transformaciones
sociales más significativas del siglo XXI, con consecuencias para casi todos los sectores
de la sociedad, entre ellos, el mercado laboral y financiero y la demanda de bienes y
servicios (viviendas, transportes, protección social...), así como para la estructura
familiar y los lazos intergeneracionales.
Los esfuerzos y avances del conocimiento científico, de la academia, las políticas públicas y las prácticas del amplio, complejo e interdisciplinario campo gerontológico parecían haberse conjugado en logros acerca de la construcción de una sociedad democrática e inclusiva de los derechos y la dignidad de las personas mayores en todos sus alcances y condiciones.
De pronto, un hecho inédito, la pandemia del coronavirus Covid-19, produjo una situación inesperada, compleja y difícil de afrontar por su envergadura y sus consecuencias. En tal contexto, se incluyó a los adultos mayores de 65 años en los grupos de riesgo más visibles categorizándolos de manera generalizada como población vulnerable con requerimientos de cuidados especiales y aislamiento social preventivo sostenido.
Dicha percepción paternalista, edadista, discriminada y fatalista, puso en evidencia ciertos prejuicios que se pensaban ya superados. Volvió a homogeneizar a la vejez, caracterizándola unilateralmente por la carencia y la pérdida que aceleran los procesos subjetivos de abandono, soledad, miedo, ansiedad y depresión.
Según estimaciones de la OMS, una de cada seis personas de 60 años y más sufre abuso lo que significa casi 141 millones en todo el mundo. Este número puede ser mucho mayor ya que el abandono, el abuso y la violencia hacia este grupo etario se encuentran entre las violaciones de los derechos humanos más ocultas y menos representadas.
Sobre los derechos de las personas mayores, continúan las brechas entre la política y la práctica, la movilización de los recursos humanos y financieros necesarios, así como el progreso desigual en la implementación del Plan.
El tratamiento de la compleja problemática de la violencia hacia las personas mayores requiere la necesidad de un enfoque interdisciplinario, cuyas intervenciones estén dirigidas hacia los múltiples determinantes de la violencia.
Esto conlleva el fortalecimiento de las relaciones intergeneracionales, las acciones dirigidas a fomentar una imagen positiva del envejecimiento así como la articulación efectiva de los Organismos que intervienen para optimizar las diversas alternativas socioculturales y sanitarias tendientes a la visibilización de las múltiples violencias hacia las personas mayores.
Nuestras reflexiones en el PEAM–UNSE, fecundo e ininterrumpido territorio de nuestras prácticas educativas “con” personas mayores en la UNSE. Queremos destacar que no es suficiente un día para reflexionar y tomar conciencia sobre el abuso y maltrato hacia los mayores. Por el contrario, todos los días del año debieran ser nuevas oportunidades para el logro del buen trato, caricia para el alma y el cuerpo.
Ellos se merecen respeto, solidaridad, cuidado y, sobre todo, reconocimiento, afecto y gratitud. Son nuestros cimientos, nuestras raíces, fuertes pilares para hijos, nietos y bisnietos. Son los padres y abuelos que nos ayudaron a crecer, nos acompañaron y acompañan a transitar por la vida.
Los años que se tengan no importa, pero sí el entorno de inclusión familiar, comunitaria y social para estimularlos, afianzar en ellos la autoestima, contribuir al encuentro con otras personas mayores, con jóvenes y niños.
¡Potenciemos el Buen Trato! ¡Cuidemos a nuestros mayores! ¡¡Ellos nos necesitan, nosotros los necesitamos!
*Norma Liliana Tamer:
-Formación de Grado: Profesora en Ciencias de la Educación (UCSE).
-Formación de Posgrado: Doctora en Educación (UCCórdoba,1993).
-Magister en Educación con énfasis en Educación de Adultos (UCR, Costa Rica, 1989).
-Especialista en Tecnología Educativa (UNED-ICER, C.Rica). Especialista en Políticas Educativas (BID-REDUC-UCC).
-Especialización en Educación de Adultos Mayores (Gerontología Educativa) Universidades e Instituciones latinoam
-En su extensa trayectoria profesional iniciada en 1965 se desempeñó ininterrumpidamente en los diferentes niveles educativos desde el inicial al universitario y en Instituciones de Formación Docente de gestión pública y/o privada en espacios curriculares del área pedagógica.
-Desde 1987 inició una línea de investigación educativa en Adultos y Personas Mayores
desarrollada a través de diferentes proyectos de investigación y en el marco del Programa Vejez y Envejecimiento (IIRGe). Directora de Proyectos de Investigación aprobados por el CICYT-UNSE con evaluación externa favorable. Fac. Humanidades, Cs.Sociales y de la Salud–UNSE.