No promocionó, sino que difundió la criptomoneda LIBRA, según el relato del presidente Javier Milei, un economista que se enorgullece de su expertise en la materia, ha generado un revuelo tanto dentro como fuera de Argentina.
Lo que comenzó como un proyecto aparentemente innovador y de gran potencial para la economía nacional, según la visión libertaria de acercar inversiones de tecnología e inteligencia artificial y en ello las criptomonedas están a la orden del día ha terminado en un desplome tan repentino como impactante, dejando en el aire varios interrogantes sobre la viabilidad de iniciativas de este tipo y, sobre todo, sobre la responsabilidad de un líder político con un historial académico y profesional en el campo económico.
Si bien el lanzamiento de la criptomoneda LIBRA tuvo un inicio explosivo. En cuestión de horas de su creación, la criptomoneda atrajo una atención mediática sin precedentes, no solo por el respaldo de un presidente que había prometido un enfoque radical para transformar la economía argentina, sino también por la posibilidad de ofrecer una alternativa a la inflación crónica y la falta de confianza en el peso argentino.
Sin embargo, tan rápido como creció su notoriedad, la cripto sufrió un desplome estrepitoso, dejando a muchos inversores y analistas cuestionando si esta era una señal de una gestión errática o, quizás, una muestra de la torpeza de quien se presenta como un experto económico.
Javier Milei ha construido su carrera política y pública bajo la premisa de ser un experto en economía. Desde sus años como economista hasta su ascenso a la presidencia, su figura se ha asociado a la promesa de soluciones concretas y, a menudo, disruptivas, para los problemas estructurales que atraviesa Argentina.
Sin embargo, el fracaso estrepitoso de LIBRA podría poner en evidencia que el "experto" no siempre es infalible, y que las decisiones tomadas desde una posición de poder pueden no solo tener consecuencias económicas, sino también implicaciones políticas y legales.
La torpeza en la gestión de este proyecto no puede ser simplemente atribuida a la falta de conocimientos o preparación.
Si bien los economistas, como cualquier experto, pueden cometer errores, el hecho de que un presidente se haya embarcado en una aventura tan riesgosa en el campo de las criptomonedas, sin la debida prudencia ni una planificación adecuada, podría interpretarse como un grave error estratégico.
Más aún cuando se considera que las criptomonedas son un activo altamente volátil y susceptible a movimientos especulativos impredecibles.
Alguna vez Nassim Nicholas Taleb, hablo del “cisne negro” haciendo referencia a eventos raros e impredecibles que tienen un gran impacto en la sociedad, este podría ser el caso para la presidencia de Milei.
Esta situación pone de manifiesto la vulnerabilidad de un sistema financiero que ha experimentado tantas crisis, y la capacidad de un presidente en tomar decisiones que parecen más arriesgadas que bien fundamentadas.
Si bien es cierto que un "cisne negro" no se puede anticipar con certeza, las implicancias de este tipo de movimientos, si no se manejan con responsabilidad y transparencia, pueden generar consecuencias políticas y sociales muy profundas.
Para un presidente que se ha presentado como un líder disruptivo, pero cuya gestión se ve marcada por fracasos públicos, la caída de LIBRA podría representar no solo un golpe a su credibilidad como economista, sino también un foco de atención para la oposición y la justicia.
Es notorio que este evento atraiga la atención de la oposición política, quienes no tardaron en utilizar el fracaso de LIBRA como un arma en su arsenal contra el gobierno de Milei más allá del incipiente tropiezo y no poder conformar una comisión investigadora en el Senado.
El hecho de que el presidente haya promovido una criptomoneda sin la debida prudencia podría ser presentado como una muestra de la falta de capacidad o de la gestión errática del mandatario.
De hecho, se han abierto investigaciones tanto aquí como en los Estados Unidos sobre las condiciones que llevaron al colapso de la cripto, incluyendo la posibilidad de que se haya incurrido en negligencia, manipulación de mercado o mal manejo de la información, pero ronda la sombra de la ilicitud hasta de ingresos dinerarios y fraude financiero.
En un escenario donde la confianza en las instituciones económicas y políticas es clave, el fracaso de un proyecto de esta magnitud podría provocar un desencanto aún mayor en la población, lo que abriría un flanco a las críticas opositoras y pondría al presidente en la mira de la justicia.
Por ahora los primeros sondeos de opinión y encuestas que han sido conocidas nos señalan que se mantiene estable la imagen del presidente, que la mayoría reconoce que se ha equivocado, pero descreen que hubiera cometido algún delito.
Pero lo que subyace sin lugar a dudas es que estemos ante la posibilidad de la comisión de ilícitos, tanto por parte de él como de su círculo más cercano y no han ayudado para nada las declaraciones de los creadores de la criptomoneda diciendo que lo manejaban a Milei y que le dieron dinero a la hermana, como tampoco la frustrada entrevista con Jonathan Viale.
Así las cosas, para muchos, el accionar del presidente Javier Milei queda abarcado por la figura del abuso de autoridad e incumplimiento de los deberes de funcionario público y las negociaciones incompatibles con la función pública y consecuentemente la posible estafa a personas indeterminadas.
Según estos delitos, la persona no podría desconocer lo que estaba haciendo, más aún un funcionario público de la jerarquía del Sr presidente que a su vez es economista, por lo que desconocer las incidencias que su conducta implica al momento de tuitear de manera pública e indeterminada a una empresa que lanzaba una criptomoneda, sabía que incumplía con una norma e igualmente siguió en su iter criminoso.
Pero además hablamos de la posibilidad de negociaciones incompatibles con la función pública, donde el bien jurídico protegido por tal figura es el fiel y debido desempeño de las funciones de la administración en sentido amplio de manera que la actuación de los órganos no solo sea imparcial, sino que se encuentre a cubierto de sospecha de parcialidad.
El aspecto medular de las características del delito en cuestión, finca en el desvío de poder que ejerce el funcionario, en desmedro del necesario interés unilateral que debe animar toda actuación de un órgano estatal, procediendo con tendencia beneficiante, condicionando la voluntad negocial de la administración por la inserción de un interés particular.
Nadie puede obviar que la imagen de Javier Milei es conocida en el mundo entero y que una decisión u opinión suya, puede influir en millones de personas, así las cosas, según el sitio dedicado a este tipo de inversiones Bubblemaps, esta maniobra habría perjudicado en una cifra que rondaría los casi ochenta y ocho millones de dólares.
A ese respecto, no puede el Sr. presidente alegar desconocimiento, porque en su condición de primer mandatario y economista, sabe de su influencia en vastos sectores.
Sin perjuicio de lo antecedente, salió públicamente el Sr. Hayden Davis, quién habría fundado la empresa Kelsier, que motorizaba la criptomoneda $LIBRA, a informar que Javier Milei “inicialmente respaldó y promovió activamente”, esta supuesta actividad, según se puede leer en el sitio de noticias INFOBAE.
Pensamos que el presidente violo la ley de ética de la función pública, que nace al amparo del artículo 36 de la Constitución Nacional, recordando que esta magna ley exige que todo funcionario sea idóneo, pero fundamentalmente sea un respetuoso de la ley y formalmente ético, transparente, que su servicio sea en pos del bien común y no de una empresa o una persona en particular.
Por lo que nos preguntamos si promocionar una criptomoneda, con solo un click de una red social que accede a millones de personas, no aplica en lo que nosotros consideramos un abuso de autoridad e incumplimiento de los deberes de funcionario público y negociaciones incompatibles con la función pública, y probablemente con el delito de estafa, algo que la administración de justicia debería averiguar y es sano para un sistema republicano como el nuestro.