Mucho tiempo atrás de este presente en el cual las series son el pilar de la pantalla chica y de la trasmisión por streaming, la línea de tiempo nos lleva al inicio de los años 30. Y uno de los títulos que más sobresalientes de la historia: Los Tres Chiflados, un grupo humorístico que comenzó a trabajar en los años 20 bajo otro nombre, y que recién en 1934 dieron el primer paso a la eternidad como se los recuerda hasta el día hoy.

Ese año, para comenzar a grabar la serie, Curly Howard se unió a Moe Howard y a Larry Fine. Curly tenía apenas 20 años y llegó para reemplazar a su hermano, Shemp Howard, quien lo propuso. Y no se equivocó. Hasta 1946, Curly, Moe y Larry grabaron más de 90 capítulos: fue el periodo de mayor exposición para ellos tres. Tocaron el cielo con las manos y el trabajo realizado empezó a recorrer el mundo.

Los comediantes estadounidenses se caracterizaban por una mezcla de géneros. Por un lado, el humor surrealista, que surge de situaciones disparatadas, fuera de lo común. A eso le agregaban el slapstick, muy característico en Charlie Chaplin, por ejemplo: se basa en el humor físico, acciones de violencia exagerada que no representan dolor.

Si bien la serie continuó más allá del 46, ya nada fue el igual. Una pieza clave debió alejarse y, con su partida, volver a empezar. Curly estaba en su mejor momento profesional -todos hablaban de él y de su desopilantes interpretación- cuando sufrió un ACV. Si bien con Meo y Larry recorrían el escenario en sintonía, Curly era el destacado y el más querido. Sin Howard, su lugar fue ocupado una vez más por su hermano Shemp.

Camino a la fama

Curly Howard nació el 22 de octubre de 1903 en Brooklyn, Estados Unidos. De ascendencia lituana judía, era el menor de cinco hermanos. Su verdadero nombre era Jerome Lester Howard, pero se lo cambio incluso antes de ser actor. Tuvo una infancia muy apacible, sin mayores sobresaltos. Pese a lo que mostraría de adulto, de niño se caracterizaba por su timidez. Era un chico aplicado, con algunas complicaciones en la etapa escolar porque no le gustaba estudiar, pero eso no fue un gran problema ni para él ni para su familia.

Un accidente a los 13 años interrumpió esa rutina mundana. Corría el año 1916 cuando accidentalmente Curly disparó un rifle que tenía reposando en sus piernas: la bala le dio en un tobillo. Si bien le pudieron salvar la vida -había perdido mucha sangre cuando llegó al hospital- le quedó una renguera de por vida. Años más tarde, esa forma de caminar la puso a disposición de la actuación en Los Tres Chiflados. Pero en su momento, el incidente comprometería su proyección como atleta: era un buen jugador de básquet, según acreditan las crónicas de la época.

Pese a sus condiciones, hizo a un lado el deporte a medida en que se fue comprometiendo con la actuación, a la que terminó dedicándose de manera exclusiva. Dejó la secundaria antes de terminarla y comenzó a trabajar con sus hermanos mayores.

Cuando llegó a las filas del trío humorístico, era un hombre apuesto, interesado en su aspecto. Usaba barba y lucía el pelo largo y enrulado, por eso le decían Curly (rizado, en inglés). Por este aspecto no lo querían tomar en el grupo: necesitaban otro estilo de personaje. Antes de la prueba final se rasuró la cabeza y se afeitó. Ese fue el inició de una gran carrera, aunque muy corta.

Más de que su nombre está asociado a la serie, Howard también se destacó en el cine. En este rubro, dejó una huella fue en Idle Roomers, The Yoke’s y Boody Dupes, If a body Meets a Body, entre otros filmes.

En cuanto a su vida privada, en lo sentimental no le fue tan bien como en lo artístico, más allá que al final de sus días encontró afianzarse en una relación. Curly se casó cuatro veces. La primera fue con Julia Rosenthal, con quien estuvo apenas seis meses. En 1937 lo intentó por segunda vez con Alaine Ackerman, con quien tuvo una hija, Marilyn. Ese matrimonio duró tres años. Sin embargo, el más comentado fue el tercero, con Marion Buxbaum: apenas permanecieron juntos tres meses. El divorcio redundó en un escandaloso juicio.

Tras esa separación, comenzó su debacle. Se dice que la manera en la que se dio la ruptura le causó mucho dolor y angustia.
Triste final

En 1945 la salud de Curly empezó a resquebrajarse hasta su deterioro final. En pleno éxito, ciertos hábitos se vieron modificados. Ya no le importaba su aspecto como cuando era un adolescente y no se preocupada por lo que ingería. La comida chatarra empezó a ser parte de su dieta habitual, lo que lo hizo aumentar considerablemente de peso.

Hizo una consulta con su médico y el resultado fue catastrófico: le diagnosticaron hipertensión extrema y obesidad. Sin embargo, nunca se preocupó por cuidarse. Lo que vino entonces fue una merma en su trabajo. Ya no tenía esa chispa que lo caracterizaba, se movía de manera cancina y hasta tenía dificultades para memorizar los textos. Se cree que para ese entonces ya había pasado por pequeños derrames cerebrales, nunca detectados.

Estuvo así durante casi un año, hasta que en mayo de 1946 -mientras grababa Los Tres Chiflados- sufrió un ACV. Según contó su hermano Moe Holward en su biografía, estaban terminado el capítulo 97, faltaba una última escena que transcurría en una guerra de tortas, pero el desenlace no fue como se esperaba. El director llamó a Curly en varias oportunidades, pero al ver que no venía, lo mandaron a buscar a su camarín.

Fue su propio hermano, que estaba como asistente, quien lo encontró llorando, sentado con la cabeza contra su pecho y la boca torcida. No se podía mover. Enseguida se dio cuenta de cuál era el problema y lo llevaron al hospital. Eso lo alejó de los escenarios y su vida, que ya venía con ciertos vaivenes, se terminó por resquebrajar por completo.

Casi un año más tarde regresaría con una participación especial en el capítulo que se denominó Hold That Lion. Allí actuaron por primera y única vez los tres hermanos juntos. Fue una escena en las que se vieron sus dificultades para moverse, pero con su humor intacto.

A la par conoció a su cuarta esposa, Valerie Newman. Ella lo cuidó y estuvo a su lado hasta el final de sus días, en su época más triste.

En 1947 sufrió un segundo infarto cerebral. Quedó postrado y sin la posibilidad de valerse por sus propios medios. Newman fue de gran importancia en ese entonces. Todos los días lo sacaba a pasear en su silla de ruedas y se preocupaba porque no permaneciera en la cama todo el tiempo.

Por recomendación médica, Howard se sometió a una rigurosa dieta, creyendo que eso iba a mejorar su calidad de vida, pero eso nunca ocurrió. Fue empeorando día a día, perdiendo reflejos y facultades. Ya no podía valerse por sí mismo.

En esas condiciones, en febrero de 1951 fue internado en una clínica de reposo en Los Ángeles, Estados Unidos. Un mes después sufrió un nuevo ACV. En diciembre de ese año fue trasladado al Baldy View Sanitarium, en California, lugar en el que moriría un mes después, el 18 de enero de 1952, luego de una hemorragia masiva.

Desde entonces sus restos descansan en el Home of Peace Cemetery. Porque la luz de Curly Howard se apagó. Pero su humor todavía sigue encendiendo a quienes disfrutan de su magia.

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