Inspirado en la película Gaslight, este término nombra una forma sutil y peligrosa de abuso emocional. Quien lo ejerce manipula la percepción de la víctima, hasta creer que su salud mental está dañada. Las consecuencias pueden ser graves si no se detecta a tiempo.
La joven Paula se casa con Gregory, un hombre que poco a poco empieza a manipularla hasta hacerle creer que está perdiendo la razón. Inicia escondiendo objetos, haciéndola creer que ella fue la responsable de perderlos aunque no se acuerde de haberlo hecho. Para después bajar la intensidad de las luces de gas de la casa, ya que sucedió en un momento donde no había electricidad, pero él le insiste que todo sigue normal y que la luz sigue brillando con la misma intensidad.
Esto sucede en la película de suspenso “Gaslight”, el equivalente en ingles de “luz de gas”. Por este filme surgió el término gaslighting, que se utiliza para describir una forma de manipulación emocional donde alguien hace que otra persona dude de su propia percepción o cordura.
Este forma de abuso emocional, pese a no estar esclarecido como constructo psicológico, tiene grandes repercusiones y consecuencias en las víctimas. Sucede frecuentemente en relaciones donde existe un desequilibrio de poder, y se caracteriza por una distorsión deliberada de la realidad. Por lo cual, puede darse en vínculos amorosos, amistades, en entornos laborales, al consultar con un especialista, e incluso en relaciones familiares.
Por ejemplo, el paciente que llega a consulta y después de explicar su malestar, la forma en que se le cae el cabello y el cansancio excesivo que siente, recibe por respuesta un “Estas exagerando, seguro solo es estrés. No hay nada serio” por parte de su médico. O la hija que expresa a sus padres lo sola que se sintió en su infancia, para ser refutada por un comentario negando e invalidando lo que sintió, como un “Es mentira, siempre te dimos todo, solo eras muy complicada”.
El gaslighting se trata de un proceso lento y sutil de confusión hacia la víctima, que cuestiona cada una de sus experiencias y recuerdos y, por consecuencia, termina por dar más valor al criterio ajeno. Con el tiempo, comienza a creer que es un problema, que todo lo que hace está mal y a disculparse con frecuencia por miedo a no encajar. La dificultad para relacionarse incrementa gradualmente y llega a silenciar sus propias experiencias para no sentirse juzgada de nuevo.
Este tipo de violencia es poco común que se aplique de manera inconsciente. Quienes ejercen gaslighting suelen sentirse cómodos con el poder. Son personas egocéntricas, con dificultades para empatizar, capaces de generar inseguridades sin sentir culpa.
El daño detrás de la manipulación
Al no tratarse de un ataque físico, es difícil detectar las señales. Pero como en todo tipo de maltrato, deja secuelas. Los efectos psicológicos, a corto y largo plazo, llevan a la víctima asumir que carece de criterio por sí sola.
Esto, en la práctica, conduce a que la víctima de gaslighting adopte un rol de sumisión y codependencia en la relación y deje que la otra persona tome todas las decisiones por ella. Tal asimetría de poder entre ambos hace que se entre en un círculo vicioso que es complicado romper.
Es así que es necesario reconocer lo que sucede. En toda la relación, se debe prestar atención en cómo el otro influye en los sentimiento. Preguntarse “¿Estoy dudando más de mí desde que estoy con esta persona?”, siempre confiar en el criterio propio. En caso de sentirse de silenciado, sin confianza en uno mismo y que la percepción personal está siendo dominada por otra persona, no es una exageración. Es necesario buscar ayuda, sobre todo profesional.