Independiente jugó tal y como lo viene haciendo desde que Carlos Tevez asumió su dirección técnica y ante un estadio colmado nuevamente por la ilusionada parcialidad «roja» goleó por 3 a 0 a Barracas Central en Avellaneda, por la novena fecha de la Zona A de la Copa de la Liga Profesional que ahora encabeza escoltado por River, que este jueves visitará a Colón y el próximo miércoles recibirá justamente al «Rey de Copas».

Y esta última referencia no es antojadiza, porque de empezar este torneo pensando en alejarse del descenso a este presente en que los objetivos están puestos no solamente en ganar esta Copa de la Liga sino también en clasificar a la Sudamericana 2024, una meta que por ahora le queda a cinco puntos en la Tabla Anual.

El ya ampliamente reconocido por propios y extraños como el «equipo de Tevez», que este miércoles predicó con el ejemplo después de lastimarse seriamente la cabeza en un accidente doméstico (lució una gorra que disimulaba un esparadrapo), ya que igual estuvo del otro lado de la línea de cal dirigiendo activamente a sus jugadores.

Porque cuando llegó a Independiente el «Apache» lo primero que les pidió públicamente a sus flamantes dirigidos que se «tiraran de cabeza» desde entonces en adelante, porque aquel que no lo hiciera con él «no juega».

Y esa herida en la cabeza tuvo un verdadero valor simbólico desde afuera hacia dentro del campo, donde luego de un comienzo algo dubitativo, Independiente empezó a hacer pesar el convencimiento en su juego que le inculcó Tevez y el mejor ejemplo fue el primer gol, que llegó de un tiro de esquina cabeceado a la red por Matías Giménez Rojas, que así volvió a convertir después de aquel polémico penal picado a Mariano Andújar, que se lo contuvo por Copa Argentina el arquero de Estudiantes.

Claro que no fue el único «recuperado» por Tevez el delantero, sino también el retornado Lucas González, que este miércoles volvió a ser titular y señaló el segundo tanto con un zurdazo bajo contra el primer palo del arco defendido por Andrés Desábato.

Ese gol de «Saltita» pareció sellar prematuramente la historia tanto como como la sensación que flotaba de que en la segunda etapa la fiesta podía ser más completa aun.

Y aunque solamente llegó otro gol, el del héroe del clásico ante Racing, Braian Martínez, tras una generosa habilitación del ovacionado Alexis Canelo, la celebración fue directamente transformada en fiesta multitudinaria, de la mano de una mística incipiente que los hinchas ya reconocen como la «Apacheta».

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