15 de diciembre, 2025
Espectáculos

La confirmación del evento acaparó las miradas a nivel nacional. Siendo el primer encuentro folclórico que da inicio a la epoca festivalera, se espera una gran concurrencia ya que el número central de esta edición, será Abel Pintos, entre otros artistas consagrados.

En Santiago del Estero, hay un momento puntual del año en el que la capital cambia de ritmo. Las tardes de diciembre, espesas y vibrantes, comienzan a mezclarse con sonidos que anticipan el verano santiagueño: violines que se escapan de algún ensayo, bombos que resuenan desde patios familiares y academias preparando coreografías bajo un sol sin concesiones. Todos esos pequeños indicios anuncian lo que está por venir: la llegada del Festival Nacional de la Chacarera.

En la costanera, el movimiento es constante. Camiones descargan estructuras metálicas, electricistas conectan cableados y los trabajadores de cultura recorren el predio chequeando, una y otra vez, que cada tramo de la Plaza Añoranzas esté listo. Desde una esquina, una vendedora de humitas en chala observa el ajetreo y sentencia: “Cuando empiezan a armar todo esto, ya sabemos que se viene el gran encuentro. Es como preparar la casa para recibir a la familia entera”.

Nada describe mejor el espíritu del festival: una fiesta popular que se vive como un reencuentro anual con la identidad.

Los organizadores, Jorge Luis Carabajal y Lorena Anchaba, oficializaron la grilla hace pocos días y la confirmación corrió rápido entre músicos, bailarines y seguidores del folclore. Para ellos, cada edición es un desafío que combina logística, memoria y compromiso cultural. “Hay una responsabilidad afectiva con este festival”, cuenta Anchaba mientras supervisa el escenario mayor. “El público no solo espera grandes artistas: espera sentir esa mística que distingue a la Chacarera de cualquier otro evento del país. Y cada año trabajamos para que eso continúe”.

Con más de cinco décadas de historia, el festival se sostiene desde sus inicios como una propuesta autogestiva que reivindica la raíz santiagueña y da prioridad al talento local. Esa premisa vuelve a marcar la edición 2026.

El viernes 2 de enero, el festival abrirá su edición número 55 con una combinación de artistas que representan distintas generaciones del folclore:
Dúo Coplanacu, Cuti y Roberto, Mariela Carabajal, Los Arcanos del Desierto, Armandito Santillán y la fiesta de San Esteban, Por Siempre Quinteto y un emotivo homenaje al bailarín José Gómez Basualdo, símbolo del baile criollo que dejó huella en academias y peñas.

El sábado 3, la expectativa crece con la participación de Abel Pintos, quien regresa al festival con su impronta nacional, además de Roxana Carabajal, Las Sachaguitarras Atamishqueñas, Marcelo Mitre, Lorena Moyano, Demi Carabajal, Kalama Tropical y La Brasita de mi Chala.

Cada artista representa un matiz diferente. Coplanacu trae la potencia del canto colectivo; Las Sachaguitarras la fuerza instrumental; Roxana la herencia viva del linaje Carabajal; y Abel, un puente entre el folclore tradicional y un público masivo que trasciende provincias.

 

 

 

HISTORIA SIN FIN

El Festival Nacional de la Chacarera nació en 1971 de la mano de Agustín Carabajal, con la convicción de preservar, jerarquizar y expandir la música y la danza santiagueña. Su historia está atravesada por resistencias, cambios políticos, migraciones y momentos de crisis donde seguir adelante parecía improbable. Sin embargo, el festival se mantuvo firme, levantado año tras año por músicos, bailarines, productores y público que asumieron el compromiso de sostenerlo.

La chacarera, como género, es símbolo de identidad provincial: nacida en los patios de tierra, en las reuniones familiares y en los fogones del interior, reúne violines, guitarras, bombos y una cadencia propia que vibra en el pecho antes que en los oídos.

Un bailarín veterano, integrante de la academia que abrirá una de las noches, lo explica con sencillez: “Uno no aprende a bailar chacarera. Uno la reconoce. Es como volver a un lugar al que ya pertenecías”.

LA CANTERA

La edición 2026 también tendrá su Pre Chacarera, que se realizará el 20 de diciembre en la Huaicondeña, un espacio cultural ubicado en Huaico Hondo que conserva el espíritu del patio tradicional. Allí competirán los rubros Solista, Vidala, Conjunto Vocal, Chacarera Inédita, Pareja de Chacarera, Malambo Norteño y Chacarera Argumental, entre otros.

Con el anuncio de la grilla, comenzaron a agotarse los alojamientos del radio céntrico, los bares organizan menús especiales y los puestos de comida ya se anotan para ocupar su lugar en la costanera. Las academias de danza intensifican ensayos y las familias comienzan a coordinar viajes desde Las Termas, Loreto, La Banda y ciudades vecinas.

La venta de anticipadas —tanto por Alpogo como en la tradicional disquería Pago donde Nací, en Independencia 253— muestra el interés creciente por una edición que promete ser histórica.

Todo indica que la Chacarera 2026 será un encuentro donde se mezcle la nostalgia por los sonidos de siempre con la fuerza de los artistas actuales. Donde familias enteras se tomen de las manos para bailar, donde jóvenes artistas busquen su lugar, donde turistas descubran la magia de una provincia que encuentra en su música su carta de presentación más auténtica.

El 2 y 3 de enero, cuando las luces se enciendan sobre el Dulce y el cielo de Añoranzas vuelva a llenarse de violines y zapateos, Santiago escribirá una nueva página de una historia que ya forma parte del patrimonio emocional del país.

 

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