“Lo que ha ocurrido con Peta ha sido una especie de epidemia financiera, de las tantas que tenemos hoy en día, vinculadas al mundo del dinero; ya sea las apuestas online, la ludopatía... Hay distintos problemas que tienen que ver con la salud financiera de la población y ahí el Estado puede optar por no involucrarse o por algo tan básico, como educar a la población e informar”, dice Mariano Parnás, licenciado en Economía y magister en Finanzas.
Para analizar el fenómeno, pone bajo la lupa una serie de cuestiones que ni siquiera se reducen al contexto económico actual y al modo en que se presenta ahora un esquema piramidal. Pues, considera que “caldo de cultivo” para la proliferación de aplicaciones como Peta son la falta de educación financiera, un “pensamiento mágico” (sobre la generación del dinero), la miseria, las frustraciones ante la falta de movilidad social ascendente, la “meritocracia” y hasta “un pensamiento de un ‘darwinismo social’ de ‘sálvese quien pueda’”.
A través de su cuenta de Facebook, el también docente universitario fue uno de los primeros en advertir que el sistema de Peta no era más que una piramidal en la que detectó “un doble problema”. “Una es la que han tenido todos los Ponzi y es que no está regulada por ningún ente, como la Comisión Nacional de Valores (CNV) o el Banco Central. A esto se le agrega una novedad que son las criptomonedas. Es decir, estas plataformas que no existían en las estafas piramidales de antes, se manejan en un submundo que está totalmente oculto para las autoridades. No está regulado por definición y, por ende, hay doble ocultamiento”, remarcó.
Descarta que la estructura Ponzi sea regulada alguna vez, dada su “insostenibilidad en el tiempo”. “Como decimos en economía es un juego de suma 0: sacarle a uno para darle a otro; una especie de robo. Supongamos que entra alguien a tu casa y te saca $10.000 de tus ahorros y después los reparte. Ahí no hay creación de dinero alguna, es un pasamanos”, precisó.
Por su parte, las criptomonedas abrieron un gran abanico de posibilidades delictivas, entre las que “se han estudiado cuestiones vinculadas al tráfico de distintas mercancías”. Esto, según el catedrático, obedece a la escasa trazabilidad y la gran opacidad con que se maneja el mundo de las ‘cripto’.
Por otro lado, resulta insana la situación económica actual, en la que la “desaceleración” de la inflación no se percibe en lo cotidiano, por el deterioro del poder adquisitivo. “Esa frustración de la gente de no poder tener una movilidad social ascendente” también contribuye a buscar alternativas por fuera de las habilitadas por el mercado.
Especialmente si se publicitan ganancias mensuales totalmente alejadas de las que generan las inversiones reales. “Los individuos que participaban en el esquema Ponzi recibían reintegros, podían retirar su dinero y uno decía: ‘esto sí funciona porque yo logro obtener un retorno’. Nadie dice que eso no ocurra en un esquema Ponzi, pero ¿qué es lo que pasa? esas devoluciones o reintegros, los estás obteniendo a partir del ingreso de una persona X. Ese esquema se va multiplicando en el tiempo y, en algún momento resulta insostenible y termina explotando”.
MEJOR PREVENIR…
Para Parnás, la estrepitosa caída de Peta no va a ser a futuro una gran lección para los ciudadanos. Sostiene que la actuación del Estado, a través de sus instituciones es clave y que bien podría encarar campañas para prevenir este tipo eventos.
“Creo que no hay que caer en el punto de decir que, porque las personas tengan una mala experiencia, esto se va a ir ordenando de manera espontánea. Permanentemente están surgiendo distintos tipos de estafas y hay cuestiones estructurales que deben ser modificadas”, apuntó. No es solo señalar el peligro de las plataformas Ponzi, sino a todo el combo que pone en jaque la “salud financiera” de los santiagueños; sobre todo de los jóvenes.
Menciona la ludopatía, las apuestas online, las estafas telefónicas, los créditos usurarios (que, muchas veces se toman en situaciones desesperantes) y los esquemas Ponzi que están a la vanguardia. “Hay un aprovechamiento de la vulnerabilidad de la población en todos estos ámbitos financieros. No hay que seguir esperando para actuar, el momento es ahora y lo tiene que hacer el Gobierno Provincial, porque en el caso de Peta, lo que sí se ha demostrado es que es un fenómeno que estaba masificado en Santiago del Estero y no en otra provincia”.
Y ya no porque el fenómeno haya ocasionado pérdidas económicas de distintas dimensiones, sino porque el efecto es todavía más amplio y altera el tejido social. “Tiene su impacto en la psicología de los individuos, en los lazos sociales, en el bienestar general”, dijo el experto.
Ahora bien, ¿por dónde se empieza? A criterio de Parnás “hay muchas maneras de ayudar a la población respecto a estos temas. Uno es que los entes como CNV o el Banco Central brinden información, como pasó con Generación Zoe. A partir de distintas alertas que estos organismos realizaron, aparecieron alarmas en la población. Después está la otra cuestión que es muy simple que tiene que ver con la educación financiera y con la información. Así como las campañas contra el dengue, lo mismo podría hacerse en este caso: advertir de no caer en este tipo de estafas porque tiene consecuencias en lo psicológico, en lo social; no acaba en lo económico”.
PLATA RESGUARDADA
Aunque no hay forma de igualar los “rendimientos” ficticios de Peta, el economista explicó que “sí hay instrumentos para protegerse de la inflación, como el plazo fijo UVA que está al alcance de cualquier ahorrista”.
A su vez, destacó que “en el caso de las inversiones, como el plazo fijo o las acciones, o cualquier inversión de renta fija o de renta variable, hay una actividad real por detrás. Implica un crecimiento, hay trabajo, hay creación de valor y esa creación de valor es como una torta que se va expandiendo y permite financiar esas inversiones y obtener ciertos rendimientos”, concluyó.