10 de octubre, 2025
Nota de Portada

Cuando la medicina no tiene respuestas a diversas enfermedades, muchos buscan un curandero o un sanador que aseguren la solución para sus males. Varios son los casos de personas que buscaban la sanación en prácticas alternativas y terminaron como víctimas de abusos sexuales o cayeron en estafas económicas.

Cada vez que el recordado actor Alberto Olmedo se ponía en la piel del “Manosanta” despertaba las risas y las ocurrencias más desopilantes. De antemano, cualquiera podía darse cuenta que era un farsante, que sólo quería conseguir dinero de la forma más rápida. La llegada de la “bebota”, interpretada por Adriana Brodsky, lo convertía en un hombre que solo quería dar rienda suelta a su apetito sexual, como único modo de curarla de sus traumas. En ese entorno, el engaño, el sexo y la supuesta sanación iban de la mano. Hasta allí, el relato era parte de un guión televisivo que hizo furor en las pantallas, una parodia sobre el incremento de personas que, más que “curanderos”, eran sólo timadores y embaucadores de la buena fe de sus “clientes”.

Los falsos sanadores o curanderos que aprovechan la credulidad de la gente, su desesperación e ignorancia, no son una novedad. Cuando la medicina tradicional no tiene respuestas a diversas enfermedades, es mucha la gente que acude a ellos, para solucionar sus males.

 Y éste no es un fenómeno de las clases sociales bajas. Políticos, empresarios, actores y acaudalados empresarios no dudan en acudir a ellos. De manera frecuente se menciona que éste o aquél personaje es el “brujo” del famoso de turno. Nada más mágico o milagroso que curar allí donde la ciencia habría fallado.

En este caso, las personas que concurren a visitar a los sanadores son aquellos que no han obtenido de la medicina clásica una solución a sus problemas. Esperan un alivio que los remedios no pudieron procurarles, buscan abrir las puertas a la esperanza.

Pero la realidad indica que los verdaderos sanadores son escasos. Quienes realmente lo son se niegan a recibir una retribución por el “milagro” obtenido, simplemente se reconocen como intermediarios de un poder divino, que viene de Dios o de una fuerza superior. La sanación llega a través de sus manos o del poder de la oración. Ejemplos como los del padre Mario Pantaleo bastan. Él aseguraba que no curaba, sino que era un instrumento para sanar, y que todo estaba en la fe.

En la vereda del frente se encuentran aquellos que utilizan técnicas de curación tan variadas como la imposición de manos, suministro de agua o brebajes, péndulos, ceremonias más o menos misteriosas, oraciones, rezos. Las características de personalidad son variadas: algunos adquieren un perfil místico cuya creencia es una mezcla de tendencias religiosas, a veces contrapuestas.

Muchos de estos curanderos ponen el acento en la capacidad de diagnosticar de los médiums y la posibilidad de lograr curaciones milagrosas con intervención de las fuerzas del más allá.

 

MANOSANTAS

El personaje que interpretaba Olmedo quedó grabado a fuego en la memoria de los argentinos, sobre todo aquellos artilugios de los que se valía para obtener no sólo la aceptación de la gente, sino también de lo que era su objetivo principal: dinero.

Mucha agua corrió desde aquél memorable Manosanta. Hubo muchos que aseguraron serlo e incluso se encargaron de aclarar que lo económico no era el motivo que los llevaba a prestar sus servicios, sino que lo hacían con el único propósito de ayudar a quien lo necesitara.

Es por ello que los necesitados de sus servicios no dudan en pagar los honorarios de estos curanderos, manosantas, pai -o como se hagan llamar- solicitan a cambio de la supuesta sanación o el supuesto alivio de sus dolencias. Por supuesto que a nadie se le ocurre pedir facturas o tickets por el servicio prestado. Es un negocio que no está registrado en ningún lado.

De este modo, aquellos que tienen la esperanza de lograr una milagrosa curación frente a enfermedades -casi siempre terminales- acaban siendo engañados por quienes abusan de su confianza, los mercaderes de la fe.

Si bien la estafa y el ejercicio ilegal de la medicina son los dos delitos en los que mejor se encuadran estos hechos, la investigación judicial no suele llegar a buen término, pues los estafados, una vez que asumieron la situación, no aceptan reconocerse públicamente como tales, prefiriendo despotricar en privado sin admitir que fueron presas de los timadores. Otros ni siquiera reclaman, simplemente se dan cuenta que las enfermedades siguieron su curso y no hay salida, tal como alguna vez les dijeron los médicos.

Pero no solo están aquellos que les sacan dinero, a sabiendas de que no hay pociones mágicas que puedan sanarlos, sino que aparecen casos de curanderos que dejan a sus “pacientes” intoxicados e incluso al borde de la muerte, tal como luego lo determinan los verdaderos profesionales de la salud en centros asistenciales habilitados para tal fin.

De igual manera, frente a los timadores que desvalijan a sus ingenuos clientes, también surgen casos en los que los supuestos curanderos, parapsicólogos y otros personajes se aprovecharon sexualmente de sus pacientes.

EL TAROTISTA DE CLODOMIRA

A principios de año, un tarotista bonaerense apareció en la ciudad de Clodomira y alquiló una propiedad que le servía de vivienda y también de consultorio para realizar sus prácticas que tenían las más variadas incumbencias, la tirada de cartas, los amarres y las curaciones de todo tipo. En toda la zona corrió la voz acerca de su presencia y su “consultorio” comenzó a estar cada vez más concurrido.

En junio pasado, una mujer de 36 años llegó al lugar y pagó 10 mil pesos por la consulta. Le dijo que tenía dolores en diversas partes del cuerpo y que, quizá por ello, tenía problemas con su marido. En la consulta, el hombre le dijo que debía realizarle una curación, que consistía en un baño de perfumes, esencias y hierbas, para alejar los males de su cuerpo y lograr la sanación que buscaba para ella y su pareja. Eso sí, el costo del servicio oscilaba entre los 130 y 150 mil pesos, monto que a ella le pareció excesivo y se marchó del lugar.

Un par de días después la mujer recibió un llamado del tarotista, pidiéndole fotos de ella y su marido, para sanar su relación, insistiendo que el pago del servicio se podría solucionar de otra manera.

Luego de ello, fue citada nuevamente al consultorio para que le detalle los resultados obtenidos. En esa ocasión le habría dicho que tenía que desnudarse para lograr la sanación completa. En principio ella se negó, pero él le habría jurado que era parte del ritual, solo eso, y terminó quitándose la ropa. La vergüenza y el miedo hicieron que cerrara sus ojos, mientras el hombre se movía a su alrededor. Ella ignoraba que él la estaba grabando con su celular.

Luego del ritual, ella se retiró del lugar. Tenía la esperanza que sus males habían acabado. Sin embargo, solo fue el principio de su calvario…

 

VIDEOS Y AMENAZAS

Unos días después, ella recibió en su celular un video donde se la veía desnuda. El curandero le decía que estaba siendo sanada. Pese a su enojo inicial por haber sido filmada sin su consentimiento, la mujer regresó al consultorio e increpó al hombre. Sin embargo, él nuevamente le explicó que todo era parte del ritual de curación y que debía continuar haciéndolo, caso contrario el trabajo estaría incompleto y la relación con su marido terminaría sin vuelta atrás. Frente a la contundencia de sus argumentos, ella volvió a quedar a merced del tarotista, quien repitió la práctica de grabarla mientras ella estaba despojada de su ropa.

Luego habría comenzado las amenazas de viralizar los videos. Para evitarlo, el hombre le habría exigido que le practicara sexo oral una y otra vez. Si no lo hacía los videos llegarían no solo a su marido sino a toda la ciudad. Así, bajo estas amenazas, ella accedió.

Ya en su casa, ella recibió otro video, en el cual el hombre se masturbaba mientras veía los videos de la mujer.

El tiempo fue pasando y las prácticas se repitieron hasta que el curandero le dijo que habría alguien más en escena: el dueño de la casa que alquilaba. Aseguró que esta persona había comprado las materias primas para el baño de aceites y perfumes y que debía pagarle de igual manera: con sexo oral. Si no lo hacía, los videos llegarían a manos de su marido.

Cuando salió del lugar, ella dijo que ya era suficiente, que no soportaría un nuevo abuso. Por lo que se dirigió a la comisaría de la zona y realizó la denuncia policial, que dio inicio a una investigación de la Unidad Fiscal de Delitos contra la Integridad Sexual de Banda y Robles.

El 26 de septiembre, el curandero y el propietario de la casa fueron detenidos. En su declaración frente al fiscal Mariano Gómez el tarotista dijo que él no la abusó sino que ella le pagaba las sanaciones con sexo y que los videos eran grabados con su consentimiento. Sin embargo, habría admitido que la amenazó con viralizar las imágenes cuando ella se negó a asistir nuevamente a su consultorio. Mientras que el otro hombre dijo que no participó de ninguno de los rituales y que tampoco recibió pago alguno con favores sexuales.

 

MÚLTIPLES CASOS DE ABUSO SEXUAL

Mientras la justicia indaga los hechos ocurridos en Clodomira, los investigadores saben que no se trata de un caso único, sino que son demasiados. Estos son apenas algunas muestras:

 

  • Niña de 7 años

 

El 4 de julio de 2019, la fiscal Ivana Alomo, requirió la elevación a juicio oral de la causa de Abuso sexual simple en perjuicio de una menor de edad por parte de un hombre de 64 años, que era conocido en el barrio por oficiar de curandero.

Frente a las habilidades para curar ciertos males, la madre de una menor de 7 años le confió su hija al acusado, quien terminó abusándola sexualmente.

La niña fue contundente en Cámara Gesell al relatar los ultrajes que vivió por parte del hombre en aquella ocasión.

Por su parte, la defensa del imputado había pedido al juez de Control y Garantías, Darío Alarcón, que se desestimen los informes psicológicos al imputado y solicitaron agregar más pruebas testimoniales.

 

  • Baño sagrado

 

En febrero de 2018, a instancias de la fiscal, María Teresa Montes, el juez de Control y Garantías, Carlos Ordoñez Ducca, ordenó el allanamiento de un domicilio del barrio Villa Aurora, en la ciudad de Fernández, donde se produjo la detención de un hombre de 50 años. El procedimiento estuvo a cargo del personal de la Departamental 8, que junto a los efectivos de Ciber Seguridad secuestraron celulares, pendrive, notebook y las imágenes de los “altares” donde el curandero realizaba sus “trabajos de sanación”.

El hecho denunciado habría iniciado unos años antes, cuando una mujer y sus hijas se trasladaron hasta la casa del sospechoso para buscar ayuda a sus problemas. El sujeto las convenció de que se desnudaran para realizarles un “baño sagrado” e “impuso” sus manos en sus partes íntimas. Todo era filmado por el celular del “brujo”. Finalmente, dijo que la menor de las hijas, en ese entonces de 16 años, era la “culpable” de todo y que estaba dispuesto a “liberarla del mal”. Esto consistía en mantener relaciones sexuales con el sospechoso. El sujeto la abusó en varias ocasiones y cuando la adolescente se negaba a ir al “ritual”, la interceptaba en zonas desoladas, la amenazaba con invocar a San La Muerte y provocarle un accidente a ella o su familia y volvía a someterla.

Cuando los videos se viralizaron no solo aparecía la jovencita, sino también su madre y hermanas, quienes estaban desnudas frente al altar. Una vez que las mujeres tomaron conocimiento del hecho, decidieron radicar las denuncias. El curandero está acusado de amenazas, abuso sexual con acceso carnal y publicación de imágenes de contenido sexual explícitas de una menor.

  • Cuatro niñas

 

En octubre de 2020, la fiscal Victoria Sottini solicitó la prisión preventiva para el pastor acusado de abuso sexual simple agravado en perjuicio de cuatro niñas entre 6 y 14 años de edad.

Durante la audiencia, la fiscal presentó todas las evidencias recolectadas durante la investigación y solicitó la prisión preventiva teniendo en cuenta que existen riesgos procesales en cuanto al entorpecimiento de la investigación.

Por su parte, la defensa solicitó la prisión preventiva de carácter domiciliaria argumentando problemas de salud ya que el imputado es paciente oncológico.

Finalmente, la jueza de Control y Garantías María Pia Danielsen, luego de escuchar a las partes, ordenó la prisión preventiva domiciliaria para el acusado.

 

  • Pastor condenado

 

En abril de 2018, el pastor Oscar Alfredo Farías, fue condenado por el delito de "abuso sexual agravado" por su condición de ministro de culto.
En una de las audiencias del juicio de instancia privada, que se desarrolló en los Tribunales de Santiago del Estero, el evangelista admitió que, en sesiones de sanación, solía "bajar el pantalón a jóvenes para sacarles el mal".
Fue denunciado en 2011, en la ciudad de  Pinto, cuando un niño relató que fue accedido carnalmente por el pastor "cuando dormía en el templo".
En aquella oportunidad, el fiscal Julio Carmelo Vidal había pedido una condena de 12 años para Farías, mientras que la defensora la pena mínima de 3 años de prisión por el delito de "abuso sexual simple".
Finalmente, el tribunal oral presidido por Juan Storniolo, lo condenó a 4 años de prisión.

  • El policía “pai”

 

Sin encontrar respuestas ante los padecimientos estomacales que sufría su hija mayor, de 25 años, y luego de visitar varios médicos, un matrimonio del barrio Mariano Moreno, decidió requerir el auxilio de un viejo amigo, un efectivo policial que trabaja en una comisaría de la zona oeste de la ciudad. A él lo conocían no sólo como cabo, sino como supuesto miembro de una comunidad umbanda, de la que se autotitulaba como “pai”. A él le comentaron los pesares de la muchacha y su frágil salud. En él confiaron.

Él conversó con la joven y sus padres, pero de modo constante fueron interrumpidos por los hermanitos más pequeños que no entendían que había que guardar silencio para poder hacer bien el “trabajo”. El policía decidió suspender la tarea emprendida, asegurándole que sólo podía extirpar el mal de raíz si lo hacían en un lugar completamente silencioso, donde pudiera entrar en trance para favorecer la cura.

El curandero prometió encontrar un lugar acorde a las necesidades del “caso”. Al otro día, a media tarde, en su propio vehículo particular pasó a buscar a la muchacha, con la promesa de llevarla al lugar más tranquila posible. Aunque se puso un poco a la defensiva, él le explicó que el mejor lugar era un motel de la zona norte, donde podían estar completamente tranquilos y relajados. Las palabras del curandero tuvieron un efecto tranquilizador.

Una vez dentro del motel, el cabo se vistió con una larga túnica y un par de pañuelos. En sus manos llevaba algunos elementos, que la joven describió como “rituales”. Le pidió a ella que se recostara y comenzó a pasar sus manos por encima de su cuerpo, a pocos centímetros de su piel. Sin embargo, minutos después se detuvo, le dijo que el mal que ella tenía era demasiado fuerte, que estaba muy enquistado en su cuerpo, que había que usar otro método para poder extirparlo de raíz. Fue así que la hizo desnudar y recostarse nuevamente.

Aunque estaba con los ojos cerrados, ella pudo sentir que él comenzó a pasar sus manos por su cuerpo, tocándola aquí y allá, sobre todo en sus partes íntimas. Él le recomendaba que no se moviera, que se relajara, para que el trabajo saliera perfecto. Sin embargo, cuando él comenzó a abusarla sexualmente. Le dijo que todo era parte del rito de sanación, y repitió el acto un par de veces más. Sin embargo, ella no estaba del todo convencida.

Presa de la vergüenza, ella no quiso contar una palabra a sus padres, aunque el pai les reiteraba que el trabajo había sido completo, que en un par de días tendrían resultados. Sin embargo, la muchacha no aguantó más y les terminó contando la verdad.

El hecho ocurrió hace una década atrás y fue denunciado en sede penal.

 

EJERCICIO ILEGAL DE LA MEDICINA

Aunque los primeros censos del país tenían al curanderismo como una de las profesiones reconocidas y hasta se señalaba que en Santiago del Estero había 185 curanderos “oficializados” como tales, hoy, en pleno siglo XXI, pareciera una situación inverosímil o parte de un cuento espeluznante de siglos pasados.

Sin embargo, continúan ocurriendo. Uno de estos hechos alertó a la sociedad santiagueña a fines de junio de 2013, cuando Ángeles Soledad Díaz, de cinco años, llegó sin vida al hospital de Niños “Francisco Viano” de La Banda, cubierta de perejil. Sus padres dijeron que la niña estaba tan mal que la llevaron en busca de alivio a una “mae” que tenía un centro umbanda de ayuda espiritual en el barrio San Fernando.

El estupor de los profesionales de la salud llegó cuando los papás les contaron que la mae bañó a la niña en leche y la cubrió con hojas de perejil para darle una sanación física. Sin embargo, esto nunca sucedió. El estado de salud de la niña empeoró con el correr de las horas, por lo que, fue trasladada nuevamente a la “sanadora”, quien habría orado a los espíritus para clamar por su pronta recuperación de la menor.

Sin embargo, la mae les habría recomendado que la trasladaran hacia el centro asistencial, pues ella no podía hacer nada más. Ángeles volvió de nuevo a su casa, pero su vida estaba ya a punto de apagarse. Cuando los papás llegaron corriendo a la guardia del nosocomio infantil ya era demasiado tarde.

Aunque los papás de la niña fueron demorados por algunas horas para averiguar qué había sucedido, después se determinaría que una infección generalizada, a raíz de una enfermedad, habría sido la causa del deceso. Lo que finalmente determinó que fueran dejados en libertad.

 

DENUNCIA DEL CONSEJO MÉDICO

La noticia de las extrañas circunstancias que rodearon la muerte de Ángeles corrió como reguero de pólvora. La comunidad se vio alterada ante la novedad. Nadie terminaba de entender por qué mientras la medicina avanza a pasos agigantados y el Centro Provincial de Salud Integral (CEPSI) se posiciona como un centro de referencia por su complejidad y la calidad de sus profesionales, una niña fue “tratada” con rituales esotéricos, absolutamente lejanos de la ciencia.

De inmediato, el titular del Consejo Médico de Santiago del Estero, Dr. David Jarma, anunció que la institución que preside iniciará acciones legales contra la “mae”, por ejercicio ilegal de la medicina.

Por su parte, médicos del CEPSI reconocieron que el curanderismo es una práctica muy antigua y que aún se sigue haciendo, a pesar de todos los adelantos en materia de salud. A su pesar, tuvieron que reconocer que todavía hay muchas personas que tratan de solucionar sus problemas a través de ellos.

 

LA SALUD EN RIESGO

A estas alturas resulta innegable que todos han escuchado historias de quienes acudieron a un curandero, consiguiendo la sanación a sus problemas. El espectro es tan amplio que, muchas veces, cuando la consternación alcanza los extremos, no se duda en acudir a ellos. Aunque públicamente digan que no les creen, en el ámbito privado, siguen de cerca sus consejos, esperando la tan ansiada solución.

Personas que dicen haber sido sanadas de enfermedades que los profesionales tildaban de incurables representan los testimonios más categóricos sobre la contundencia del trabajo de tal o cual curandero.

Sin embargo, existen casos de falsos curanderos que terminaron causando daños físicos a sus eventuales “pacientes”. Estos son algunos de ellos:

 

  • Bebé de cinco meses

 

La muerte de una bebé de apenas cinco meses de vida generó conmoción en los profesionales médicos del CIS y en toda la comunidad bandeña durante la mañana del domingo, cuando ingresó en brazos de su madre, fallecida.

La madre, que vive en el barrio Los Alamos, contó que el viernes 26, su niña estaba “molesta”, por lo que acudió a una curandera de la zona, quien la habría curado del ojeado, y repitió la sanación al día siguiente. En esta oportunidad, la mujer sugirió que le administraran paracetamol.

Sin embargo, cuando la pequeña se descompensó, la madre decidió llevarla al centro asistencial, pero era demasiado tarde.

La fiscal Mariela Ciotti, de la Unidad de Violencia de Género e Intrafamiliar de La Banda ordenó la autopsia de la criatura, y la aprehensión de su madre, quien fue liberada cuando el forense Julián Canllo determinó que la menor falleció a causa de una neumonía que no fue tratada a tiempo.

 

  • Niña de dos años

 

En octubre de 2017, una niña de dos años lloraba mucho y no quería alimentarse. Ante esta situación, la madre, de 25 años y domiciliada en el paraje Kilómetro 49, ubicado a unos 50 kilómetros de Villa Ojo de Agua, decidió buscar ayuda. Pero no la trasladó a un centro de salud. La mujer llevó a su hija a una “curandera” de la zona para que le “solucionara” el presunto problema de salud que padecía la menor.

Luego de realizarle el correspondiente “tratamiento”, la mujer y su hija regresaron a su casa, con la esperanza de que todo mejoraría con el paso de las horas.

Como la niña ya no lloraba, se acostó tranquila, pero en la mañana siguiente, encontró que la criatura estaba muerta.  

A raíz del hecho, tomó intervención el Departamento de Seguridad Ciudadana Nº 15, cuyos efectivos informaron al fiscal de turno, quien ordenó que el cuerpo fuera trasladado a la morgue judicial para que se concretara la autopsia, a fin de que los profesionales del Cuerpo Médico Forense determinen las causas del deceso.

Asimismo, se dio intervención al personal de la División Homicidios y Delitos Complejos para que realizaran las investigaciones correspondientes.

 

  • Anciana quemada

 

El 14 de noviembre de 2012, dos personas ingresaron al hospital Regional Ramón Carrillo, con quemaduras de 1º y 2º grado, luego de que practicaran un ritual de adoración. 
Francisca Ledesma, de 74 años, residente en el barrio Villa del Carmen, recurrió a los trabajos de un curandero de nacionalidad peruana, domiciliado en 12 de Octubre Nº 340, del barrio Francisco de Aguirre, para sanarse de un mal muscular y óseo que la aquejaba. El “Dr. Anselmo” - así se hacía llamar-, ofrecía sus servicios, con solución de manera inmediata.

La anciana fue recostada sobre una manta, mientras el curandero realizaba sus oraciones.  Luego comenzó a practicarle masajes con aceites y emulsiones, mientras encendía unas grandes velas. En ese momento, una de las velas  alcanzó la vestimenta de la mujer y su sanador. Ambos resultaron con quemaduras de primero y segundo grados en el rostro y en las manos.

La investigación determinó después que el curandero era Jorge Salazar Obregón, de 32 años, de nacionalidad peruana.

La anciana había llegó a la casa del curandero de nacionalidad peruana, identificado como Jorge Salazar Abregón, de 32 años, quien la recibió en el inmueble que alquila en la zona oeste de la ciudad Capital. Luego de comentarle su situación, el “pai” le expresó cuál sería el “trabajo” que le realizaría y que debía creer mucho en el ritual. 
 

  • Niño descompensado

 

A fines de abril del año pasado, un niño de 4 años, de la ciudad de Termas de Río Hondo, fue “medicado” por un curandero y sufrió una descompensación, por lo que fue trasladado de manera urgente hacia el CEPSI. 
La criatura fue llevada hacia el nosocomio de Las Termas y allí fue revisada por el médico de guardia, quien diagnosticó que estaba deshidratado y un poco desnutrido.  En ese momento, un familiar de la criatura confesó que, como tenía vómitos, lo llevaron a un curandero de la zona, quien le “recetó” yuyos y otros medicamentos caseros, pues tendría empacho y paletilla. Pero tales remedios habrían servido para empeorar el estado de salud del niño 
Al momento de ingresar al hospital, el menor presentaba un cuadro de desnutrición aguda, deshidratación grado cuatro, en estado de coma, hipotérmico, con hipotensión arterial, arritmia cardíaca y rigidez muscular difusa.

 

ESTAFAS

Por otro lado, aparecen también los casos en los que falsos curanderos, pai, tarotistas o manosantas terminan estafando económicamente a sus clientes.

 

  • Madre e hija acusadas de estafa

Días atrás la noticia de la estafa reabrió el debate sobre la medicina alternativa y los curanderos, a raíz de que una mujer que afronta una severa insuficiencia renal denunciara a dos mujeres -madre e hija- por "sacarle" más de ochenta mil pesos a cambio de curas que jamás existieron.

En 2017, una mujer de 37 años, hundida en la desesperación a causa de una severa insuficiencia renal publicó en Facebook sobre su estado, pidiendo ayuda; allí apareció una "curandera" asegurando que ella la ayudaría, haciendo desaparecer sus dolores "de forma mágica" o utilizar “otros tratamientos más efectivos", previo pago de una suma de dinero

"A la semana vas a volver a orinar", le había prometido, más la sugerencia de abandonar la diálisis. Sin embargo, el tiempo pasó y su estado de salud empeoró.

Al cuestionarla, la curandera le dijo que estaba sorprendida por su caso, que lo de ella era un espíritu "muy malo", pero aseguraba que conocía a alguien que podía curarla sin problemas; así recomendó a su hija.

La desesperada mujer recurrió a la hija de la curandera, quien le dijo que iba a lograr sacarle los males, pero era necesario comprar un cadáver en Buenos Aires, y de allí llevarlo a Brasil a que un curandero más sabio la ayudara a traspasarle los males de la mujer enferma; todo esto previo pago de una gran suma de dinero.

Cuando su salud empeoró, la mujer inició acciones legales contra madre e hija, quienes fueron de denunciadas por fraude y ejercicio ilegal de la medicina, caso que fue investigado por la entonces fiscal Aída Farrán Serlé.

 

Los curanderos no son lo mismo que los espiritistas, ni que los adivinadores, ni mucho menos que los umbandistas. Todos tienen sus características que los diferencian. Unos y otros dicen tener verdaderos conocimientos en cuento a las técnicas que utilizan para la sanación, ya sea administrando infusiones, aceites, perfumes, pomadas, ungüentos, polvos,

baños mágicos, sacrificio de animales y cuanto ritual se pueda imaginar. Unos y otros dicen haber curado a tal o cual persona de esta o de aquella dolencia, física o espiritual, o de haber traído alivio a sus males. Sin embargo, ni unos ni otros admiten haberse equivocado en sus “diagnósticos”, ni mucho menos en las “medicinas” recetadas.

Ni unos ni otros son admiten haber jugado con la fe de quienes acudieron a ellos. Ni unos ni otros se reconocen como mercaderes de la fe. Jamás lo harán.

 

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