21 de noviembre, 2024
Pienso, luego existo

En el aniversario de la muerte del General Juan Domingo Perón, recordado el pasado 1° de julio, es importante reflexionar sobre las diversas interpretaciones como así también de las múltiples apropiaciones que se han hecho de su legado a lo largo del tiempo, y reconocer que el peronismo es un movimiento político complejo y multifacético que ha evolucionado y se ha adaptado a lo largo de los años.

 

A lo largo de los años, luego de la desaparición física de Perón incluso en vida del anciano líder, distintos movimientos políticos han intentado surgir bajo el paraguas del justicialismo o peronismo, cada uno interpretando de manera diferente las ideologías y principios establecidos por el General.

 

Claramente son visibles dos, los Montoneros y el Kirchnerismo que, a la sazón, tienen muchisímos puntos en común entre ellos.

 

El kirchnerismo, liderado por Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner, si bien se identifica como parte del movimiento justicialista, ha mostrado diferencias significativas, tanto en las políticas implementadas como en la interpretación de las ideas del peronismo.

 

Desde lo ideológico, el kirchnerismo ha adoptado un enfoque más progresista y de izquierda en comparación con el peronismo tradicional, que históricamente ha sido considerado más centrista y pragmático.

 

Perón, en 1973, pugnaba por una menor intervención estatal en la economía, la contracara del kirchnerismo.

 

Otra arista es la relación con los sindicatos, si bien el peronismo ha mantenido históricamente una estrecha relación con los sindicatos como base de su poder político, el kirchnerismo ha tenido una relación más ambigua con este sector, llegando incluso a ignorarlo y hasta enfrentarlo.

 

Y, por último, el enfoque en los derechos humanos, una política de Estado para el kirchnerismo quien -impostado o no- destacó desde la llegada de Néstor a la Casa Rosada, la importancia de los derechos humanos y la Memoria, Verdad y Justicia en relación con la dictadura militar de Argentina, mientras que todavía uno recuerda que el peronismo clásico, ya en 1983, mostraba cierto pacto secreto con los militares para no perseguirlos judicialmente.

 

Alguna vez Carlos Menem, el mismo que siendo presidente era elogiado como el mejor mandatario de la historia, según los dichos de Néstor, para ser opacado, ninguneado y criticado ferozmente durante la presidencia de Cristina, había manifestado públicamente y en el programa de Bernardo Neustadt que todos los argentinos, de una u otra manera, eran peronistas.

 

Cierto o no este desliz profético del riojano, queda claro que muchos quieren ponerse el ropaje peronista porque les asegura un piso mínimo, pero en este aniversario de su fallecimiento, Perón no estará muy contento de ello, porque su legado era que su único heredero el pueblo y no una camada de advenedizos y camaleónicos.
 

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