En medio de veranos cada vez más intensos, ciertas plantas pueden ayudar a refrescar el hogar, mientras que el arbolado nativo se vuelve clave para mitigar el calor y recuperar la biodiversidad.
En Santiago del Estero, donde las temperaturas pueden ser particularmente intensas, incorporar plantas en los espacios habitados no es solo una cuestión de estética: se trata de aplicar soluciones naturales para moderar el calor, mejorar la calidad del aire y aportar bienestar a nuestro entorno diario.
Tener vegetación adecuada en patios, balcones y dentro de la casa puede contribuir a mantener ambientes más frescos. A través de su proceso de transpiración, liberación de vapor de agua a través de las hojas, las plantas ayudan a reducir la temperatura ambiental y a aumentar la sensación de frescura en su entorno.
Algunas especies recomendadas para espacios interiores incluyen:
Estas plantas no solo añaden frescura, sino que también pueden mejorar la calidad del aire interior, creando espacios más agradables durante los meses más calurosos.

Vegetación exterior para sombra y frescura
En exteriores, especies que ofrezcan sombra o tengan una alta capacidad de transpiración pueden reducir la temperatura percibida bajo su follaje. Árboles de gran porte y arbustos bien ubicados en patios o veredas pueden actuar como barreras solares naturales y disminuir el impacto térmico sobre paredes y superficies expuestas directamente al sol.
Más allá de la elección de plantas individuales, cuando pensamos en un arbolado sostenible y eficaz para mitigar el calor urbano, los árboles autóctonos son una pieza clave. Las especies originarias de una región están adaptadas al clima, suelo y patrones de lluvia locales, lo que hace que requieran menos agua, menos mantenimiento y sean más resistentes a plagas y enfermedades que especies exóticas o introducidas.
Además, los árboles nativos cumplen funciones ecológicas fundamentales:
Soporte a la biodiversidad: ofrecen alimento, refugio y lugares de reproducción para fauna local, aves, insectos y otros organismos, fortaleciendo los ecosistemas naturales.
Mejor rendimiento en suelo y agua: sus raíces profundas ayudan a estabilizar el suelo, prevenir la erosión y mejorar la infiltración del agua, contribuyendo a una gestión hídrica más eficiente.
Moderación térmica: la sombra amplia y la transpiración de los árboles nativos ayudan a reducir el efecto de “isla de calor” urbano, generando microclimas más frescos en barrios y zonas residenciales.
Conservación ambiental: al estar mejor integrados en el paisaje regional, los árboles autóctonos tienen menor probabilidad de convertirse en especies invasoras y ayudan a mantener el equilibrio del ecosistema.
Se puedes optar por árboles autóctonos como el algarrobo blanco, algarrobo negro, chañar, mistol, tusca y sacha cebil, especies adaptadas al clima santiagueño que ofrecen buena sombra y requieren poco riego.
En el contexto de Santiago del Estero, una provincia con extensas áreas de clima seco y caluroso, plantar y proteger especies autóctonas no solo es una decisión estética u ornamental, es una estrategia de adaptación climática y de cuidado del ambiente local.