04 de diciembre, 2025
Entrevistas

Con datos que muestran niveles por debajo del 50% en vacunas clave como polio y triple viral, el encuentro “Vacunación en Argentina” reunió a actores del sector público, privado y organizaciones sociales. La jornada puso el foco en la necesidad de fortalecer el acceso, la confianza pública y la planificación estratégica para evitar la reemergencia de enfermedades prevenibles.

La escena se repite en consultorios, escuelas y salas de espera de todo el país: libretas sanitarias incompletas, dudas sobre refuerzos y familias que no llegan a completar esquemas. Con este telón de fondo, CIPPEC (Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento) organizó el encuentro “Vacunación en Argentina: una discusión plural para fortalecer consensos y visibilizar desafíos”, con el apoyo de Minesterio de Salud de la Nación. La iniciativa convocó a especialistas, funcionarios, representantes del sector privado y organizaciones de la sociedad civil para analizar un panorama que preocupa: la caída histórica de las coberturas vacunales y los riesgos que esto supone para la salud colectiva.

Los datos oficiales de 2024 consolidan la alerta. Ninguna vacuna del Calendario Nacional obligatorio alcanzó el 95% necesario para garantizar inmunidad comunitaria. Peor aún: algunas, como la vacuna contra la poliomielitis y la triple viral (sarampión, rubéola y paperas), descendieron por debajo del 50%. Se trata de uno de los indicadores más bajos desde que la Argentina implementa políticas de inmunización sistemática. Para profesionales sanitarios, esta situación reabre la puerta a la reemergencia de enfermedades que parecían erradicadas o bajo control.

Argentina cuenta con uno de los calendarios de vacunación más amplios del mundo, pero en los últimos años se observan señales de estancamiento y caída de coberturas. Esto exige volver a poner la vacunación en el centro de la agenda pública, con evidencia, coordinación y diálogo multisectorial”, señaló en la apertura la directora ejecutiva de la organización independiente, apartidaria y sin fines de lucro en Argentina que trabaja para mejorar las políticas públicas, Gala Díaz Langou.

La jornada, moderada por la doctora en Ciencias Biológicas Guadalupe Nogués, abordó tres dimensiones clave. La primera: acceso y cobertura, donde se identificaron brechas estructurales —como dificultades territoriales, desigualdades socioeconómicas y limitaciones logísticas— que afectan el cumplimiento de los esquemas. La segunda: gobernanza y actualización del calendario, un aspecto crítico para sostener una planificación estratégica que ordene prioridades, incorpore nuevas vacunas y garantice coordinación eficiente entre jurisdicciones. Finalmente, el tercer eje fue la confianza y comunicación, en un contexto atravesado por desinformación, discursos antivacunas y falta de campañas oficiales sostenidas.

En este punto, los especialistas insistieron en que la vacunación no puede pensarse solo como un acto individual: demanda un sistema robusto, un Estado presente y una comunicación pública clara. “Hoy el riesgo ya no es teórico, es real”

Para comprender más a fondo el impacto de esta caída, infectóloga pediatra Dra. Marianela Borra, integrante del Comité de Infectología de la Sociedad Argentina de Pediatría expresó al respecto en entrevista que “estamos frente a un debilitamiento general del sistema de inmunización. Hay factores estructurales —infraestructura desigual, falta de trazabilidad, dificultades para garantizar horarios ampliados— pero también un problema de percepción social. Después de la pandemia hubo desgaste, confusión y, en algunos casos, desconfianza. Todo eso impacta.”

—¿Cuánto preocupa que vacunas como la triple viral o la de polio estén por debajo del 50 %?

—Muchísimo. Cuando las coberturas caen a esos niveles, el riesgo ya no es teórico, es real. El sarampión, por ejemplo, es una de las enfermedades más contagiosas que existen. Con estas cifras, una introducción del virus podría generar un brote importante. Lo mismo con la poliomielitis: si bajamos la guardia, vuelve.

 

—¿Qué debería suceder a partir de ahora para revertir este escenario?
—Lo urgente es recuperar la confianza. Necesitamos campañas claras, sostenidas y basadas en evidencia. También un registro electrónico nominal funcionando de manera homogénea en todo el país. Y, por supuesto, fortalecer los equipos de vacunación: sin personal capacitado, no hay sistema que funcione.

 

RECUERDOS

Además del diagnóstico, el encuentro permitió compartir propuestas concretas. Entre ellas, la necesidad de reducir brechas territoriales, garantizar equidad en el acceso, consolidar sistemas de información y trazabilidad, impulsar campañas de comunicación basadas en evidencia científica, y promover la capacitación continua del personal de salud.

El espíritu de este encuentro es crear un espacio de diálogo conjunto donde podamos escuchar diversas perspectivas, compartir experiencias y construir miradas en común que contribuyan a mejorar las estrategias de vacunación en todos los territorios y grupos poblacionales”, concluyó Díaz Langou.

A 25 años de su creación, CIPPEC reafirmó su compromiso con la promoción de políticas públicas basadas en evidencia y articulación multisectorial. En materia de vacunación, esto implica sostener capacidades en un contexto complejo, marcado por nuevas demandas —como la vacunación de personas adultas y mayores— y por la necesidad de recuperar la confianza social.

Mientras tanto, los especialistas insisten en que el desafío es colectivo. Completar esquemas, informarse con fuentes confiables y garantizar que toda la población acceda a las vacunas no es solo un acto de cuidado individual, sino un pacto social. Porque, como repiten los equipos de salud en cada territorio, cuando baja la vacunación, sube el riesgo para todos.

 

 

 

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