El presidente Gustavo Petro tendría el síndrome de asperger. Así lo explicó ayer su hermano, Juan Fernando Petro, en unas declaraciones que entregó al programa de televisión Los Informantes.

De acuerdo con el hermano del primer mandatario, desde la adolescencia el hoy presidente empezó a manifestar síntomas de que tendría de esta condición al igual que él. “Hay un momento que podemos estar con mucha gente, pero de pronto no estamos, aunque estemos físicamente, en el caso de Gustavo, es más intenso que el mío”, dijo Juan Fernando.

De acuerdo con él, en ese tiempo, cuando el presidente era un adolescente, su padre, los llevó al psicólogo y él les dijo que tenían “el síndrome ese de autismo: Asperger”. “Él habita su propio universo que está en su cabeza. A veces el mundo no existe allá afuera”, dijo.

El mismo Juan Fernando dijo hoy en Blu Radio que el diagnosticado finalmente fue él, no el presidente, pero que sí es cierto que el presidente Petro tiene comportamientos similares.

De acuerdo con Juan Fernando, el psicólogo dijo que era él el que tenía asperger, pero el presidente nunca fue atendido por el psicólogo, si no que este último insinuó que era posible que Gustavo Petro tuviese este síndrome, aunque nunca fue diagnosticado (dentro de lo que se conoce hasta el momento).

En ese sentido, es clave resaltar que hasta que no se conozca un diagnóstico médico que certifique que efectivamente el presidente Gustavo Petro tiene asperger, estas serían solo suposiciones a partir del relato de su hermano Juan Fernando.

¿De qué se trata el asperger, es una enfermedad?
Lo primero que se debe destacar es que el asperger no es una enfermedad, es una condición y por eso mismo no tiene cura. Este síndrome se define como «un trastorno del desarrollo que conlleva una alteración neurobiológicamente determinada en el procesamiento de la información».

El asperger no es una enfermedad. No hay dolencia en el afectado, sino que se trata de un trastorno del desarrollo. De hecho, como no es una enfermedad, sino una condición, no se «padece», sino que se «tiene». Es como quien tiene brazos largos, como no es una enfermedad entonces no padece de brazos largos.

Por eso mismo, no existe un tratamiento que «cure» el asperger o tener cualquier otro trastorno de este tipo. El síndrome de asperger es una condición que acompaña a la persona toda su vida, y que en todo caso aprenderá a manejar con las estrategias adecuadas, la cuales deberá ir aprendiendo con mayor o menor esfuerzo.

Se manifiesta en tres y hasta cinco niños por cada mil nacidos. Y se observa mayor incidencia en niños que en niñas, aunque la Confederación Asperger España señala que también es probable que exista un infradiagnóstico en las mujeres debido a que en ellas la presentación clínica es diferente.

Lo anterior tampoco significa que el síndrome de asperger sea un trastorno infantil. Se asocia con un trastorno infantil porque se manifiesta durante los primeros años de la niñez, pero es crónico. En ocasiones, no se llega a diagnosticar hasta la edad adulta.

Por otro lado, el asperger y el autismo no son lo mismo. Aunque algunos expertos sostienen que ambos comparten unos mismos rasgos que difieren en el grado en que se manifiestan, son dos trastornos diferentes.

El síndrome de sperger es un trastorno generalizado del desarrollo cuya trayectoria es diferente a la del autismo. Se incluye entre los TEA (Trastornos del Espectro Autista), pero las competencias intelectuales y lingüísticas que presenta lo mantienen alejado del autismo clásico.

Por otro lado, es clave resaltar que el síndrome de asperger no es una condición inhabilitante, y quien la tiene puede llevar una vida normal como cualquier otra persona.

De hecho, una gran cantidad de personalidades como Elon Musk, Anthony Hopkins, Greta Thunberg y Susan Boyle, entre otros, han sido diagnosticados con asperger, lo que muestra que esta condición no es una limitante para ejercer actividades profesionales.

Las personas con asperger no rechazan relacionarse con los demás
Tener dificultades para relacionarse no quiere decir que no les interese hacerlo. A las personas con síndrome de asperger les gusta conocer a otras personas y pueden llegar a desesperarse sino logran conectar con otros individuos.

Pueden mantener contacto visual, aunque sea de una manera más fugaz. Con el paso de los años y la práctica, muchas personas con síndrome de asperger pueden conseguir una gran estabilidad en esta capacidad.

Precisamente, la ausencia de contacto visual es lo que provoca una imagen de ensimismamiento o indiferencia a los demás que alimenta esta falsa imagen, y las personas con asperger son tachadas de egoístas, caprichosas, maleducadas, lo que produce una barrera para sus relaciones. Creen que son personas distantes y altivas por no mirarles a los ojos o por no relacionarse como el resto.

No son más inteligentes que los demás (ni menos)
Las personas con síndrome de asperger tienen un aspecto e inteligencia normal. Solo un 10 % de los afectados tienen altas capacidades, según datos aportados por la Confederación Asperger España. La mayoría tienen un cociente intelectual promedio, unos rangos normales de inteligencia.

En ocasiones, la apariencia de una inteligencia superior se debe a su particular estilo cognitivo. Es cierto que suelen retener con gran facilidad los pequeños detalles.

Además, cuando les interesa una o varias temáticas son capaces de centrarse únicamente en ellas. Es sintomática la fijación en un tema u objeto del que pueden llegar a ser auténticos expertos y la capacidad de almacenar grandes cantidades de información sobre los temas de su interés particular, pero eso no les convierte en superdotados.

A esta imagen ha podido contribuir no solo el ejemplo citado de Sheldon Cooper, el personaje de un físico teórico con un cociente intelectual de casi 190, según la ficción, sino la atribución del síndrome de asperger a figuras como Isaac Newton, Albert Einstein, Bill Gates, Andy Warhol, Steven Spielberg, Elon Musk o Greta Thunberg./ElTiempo

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