Si bien las medidas de desregulación tuvieron un impacto positivo en el agro, la situación es más que compleja. Se aproxima el fin del Impuesto País, pero no hay indicios de un tipo de cambio unificado, ni un plan de reducción gradual del tributo. El análisis de Juan Pablo Karnatz.
Las lluvias, al igual que las medidas de desregulación del mercado trajeron alivio al sector agropecuario. Sin embargo, a los altos costos de producción, exportación y la presión impositiva, se suma la incertidumbre por la eliminación del Impuesto País, sin unificar el tipo de cambio y con el agravante de la paralización de la obra pública que deja a la deriva las rutas. Mientras, las esperanzas de bajar retenciones, se diluyen.
Juan Pablo Karnatz, productor integrante de la Federación de Asociaciones Agrarias de Santiago de Estero (FAAS) y de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA) señala que la situación ya era compleja y puede empeorar. Pues, salvo los grandes productores, que gozan de reservas, el resto trabaja a déficit.
“En términos generales, yo diría que la situación está muy difícil. Primero, por el clima, por lo menos ahora tenemos un respiro con las lluvias que ha habido, que es siempre lo más importante… Después de tres años de sequía, la cosa venía muy mala, así que esto cambia un poco el panorama”, explicaba a LA COLUMNA.
Las principales preocupaciones, aunque no nuevas, son los costos de exportación con el precio del dólar un atrasado, la presión impositiva que no cede y los altos costos de insumos. “Está muy difícil, sobre todo para el mediano y pequeño productor. El productor grande se defiende más porque tiene más reservas y evidentemente tiene más volumen, con lo que la incidencia es menor”, comentaba.
A su vez, planteaba que “las medidas del Gobierno pegan muy fuerte en la clase media y en el productor, porque la baja del déficit está muy sostenida por la clase media y obviamente el sector agropecuario, con las famosas retenciones”.
En julio de este año, durante la inauguración de la Exposición de Ganadería, Agricultura e Industria Internacional en La Rural, el presidente Javier Milei se comprometió a eliminar este gravamen, pero hasta el momento no hubo más señales. Lo único seguro es que, más allá de los recortes que tuvo en los últimos meses, el Impuesto País se termina el 31 de diciembre.
“Eso implica que, bajo ningún punto de vista tenemos esperanza de que nos bajen las retenciones. En granos, aparte de todos los impuestos que paga cualquier ciudadano, tenés el 33% de retenciones. En algunos más, en algunos un poco menos, pero ronda el 27%, el 35%”, recordaba Karnatz.
Así, se plantea una nueva incógnita para los escalafones más bajos del agro. “Nos preocupa porque nosotros necesitamos un tipo de cambio unificado, tenemos que tratar de vender y comprar al mismo dólar y eso todavía falta”, detallaba. Ratifican entonces el pedido de reducir retenciones, sin necesidad de que esto implique un corte brusco.
“Nosotros pedimos siempre que bajen las retenciones, no de un día para otro, pero que se haga una planificación gradual; que diga: ‘a través del tiempo vamos a ir bajando así, así y así’. Y eso ya reanima toda la situación, el contexto”, decía el vocal de la mesa ejecutiva de CRA.
De lo contrario, y en las estas condiciones actuales “solamente sobrevive y le va a mejor al que tiene un muy buen rendimiento, que es difícil de conseguir”; dado que depende del cultivo. Al margen de esto, remarca que “todas las producciones son diferentes” y claramente “una cosa es un productor hortícola, otra un productor algodonero, o de granos en general”.
Puede que hoy el sector ganadero se defienda mejor, a base de cuidar mucho los costos, pero ninguno deja de “remar en dulce de leche” dentro de lo que son las economías regionales. Pues, el Gobierno muestra mucha preocupación por la macroeconomía, descuida la micro y eso “complica la situación” para las provincias alejadas de los puertos, como Santiago del Estero.
Las primeras medidas de desregulación del mercado tuvieron un impacto positivo en el sector agrario. “Es uno de los temas que sí está funcionando y que ayuda”, precisaba Karnatz al ser consultado sobre el tema.
Claro que una mayor conectividad en la zona de campos facilitaría el acceso a distintos sistemas que vienen a desburocratizar la administración. “Hoy con la tecnología que uno tiene a disposición, las cosas se facilitan mucho; lo que pasa es que necesitamos más conectividad, sobre todo en el Norte Grande. Cuando tenés problemas de conectividad tenés que ir al pueblo para poder conectarte bien; cuando hay cosas que se podrían hacer desde el campo con el teléfono”, decía el productor.
Como se dijo en un principio, las lluvias dieron un “respiro” al campo, y el pronóstico en cuanto a precipitaciones es más favorable para la próxima temporada. Ahora todo dependerá de qué tan altas -y dañinas- sean las temperaturas de lo que resta de la primavera y el verano.
Por lo pronto, el fenómeno de “La Niña” (que supone precipitaciones por debajo de lo normal) sería leve esta vez. Así, los productores esperan que se cumpla el pronóstico con más lluvias que les permitiría trabajar sin tantas restricciones, pero también ruegan que el verano sea piadoso.
“Hay que tener en cuenta que las temperaturas altas tienen una evapo-transpiración alta. Estamos hablando de 35 °C arriba. Eso significa una evaporación de 8 o 10 milímetros por día”, indicaba. En este caso, se necesitarían más lluvias para mantener la producción agraria.
Uno de los ejemplos más claros se da en la ganadería. En días de intenso calor, una vaca consume entre 80 y 100 litros de agua. “No es un tema menor porque el animal sufre el estrés calórico”, señalaba Karnatz, atento a que en la provincia hay más población carnívora que vegana.
Y, por último, un dato no menor es que los suelos aún no recuperan los perfiles de humedad se perdieron a causa de la sequía. “Las napas están bajas, hay pozos que giran bien, otros que no giran bien. Entonces, todavía la situación no está holgada”, advertía. Pronósticos hay varios y obviamente, quieren creer a los más optimistas.
“Hay rutas que no van a ser rentables; si no las hace el Estado, quién”
Para Juan Pablo Karnatz, las medidas del Ejecutivo Nacional impactan de lleno en el sector productivo y la clase media. Y, aunque el déficit cero resulta atractivo para algunos, es sabido que la falta de inversión estatal en obra pública puede perjudicar a las economías fuera de la región portuaria.
El traslado de la mercancía a esa zona se verá un tanto más restringido para las provincias del interior del país. “Hoy los fletes son caros y se cobran por el estado del camino a donde tengan que ir y a donde tengan que llevar. Y hay un deterioro constante de la infraestructura porque, bueno, la obra pública está parada, tampoco se han hecho licitaciones privadas”, comentaba.
En lo que a la región respecta, ponía como ejemplo el caso de la Ruta 34 por la que circula la producción de Salta, Jujuy hasta el puerto de Rosario, pasando por Tucumán, Santiago del Estero y Santa Fe. “Sigue todo igual y lamentablemente no se está haciendo nada, porque no es que se privatizó y llevó la licitación. Acá no sabemos qué pasa, todo sigue igual. Y si hay un pozo no hay con qué taparlo. Además, el arreglo de una ruta no se hace de un día para otro. Así que es una preocupación muy grande para Santiago y bueno, para todo el Norte, obviamente”, lamentaba.
“Hay cosas que van a poder privatizar, rutas nacionales con mucho flujo, pero rutas interiores, sobre todo en el campo, que no van a ser rentables para un privado. Entonces, si no las hace el Estado, ¿quién las hace?”, se preguntaba.
Esto va a contramano de las perspectivas optimistas de una mayor producción, luego de tres años de sequía. “Con las mismas rutas vas a tener un cuello de botella impresionante en la logística. Sobre todo lo vemos con la 34 nuestra, que concluye en el puerto de Rosario, de donde salen todos los barcos con los granos (para exportar)”, planteaba el productor.