Raquel Benavidez nació, armó su familia y vivió hasta sus 82 años en la localidad de Godoy, Santa Fe, ubicada a 26 kilómetros de Villa Constitución y a 70 de Rosario. Se trata de un pueblo tranquilo de poco más de 1300 habitantes, donde los propios vecinos aseguran que no es común que hayan robos y grandes delitos porque todos se conocen y funcionan como “una gran familia”. En tal contexto, el presunto femicidio de Raquel el pasado 12 de mayo, desató una conmoción pocas veces vivida allí.

Maria Elena y Flavia Montes, hijas de la mujer, fueron quienes la encontraron muerta en la tarde del 12 de mayo en su casa de calle Belgrano al 700. Como en Godoy no hay casos de coronavirus, la cuarentena ahí se había flexibilizado y Raquel pasaba sus días entre la casa de sus hijas y la suya. En la mañana de ese martes había estado en lo de su hija María Elena y había regresado por la tarde a su casa para ver la novela.

“Cerca de las 7 llegó mi hermana a la casa y yo llegué minutos después. Nos encontramos con que mi mamá estaba tirada muerta, su remera estaba levantada, se veía que tenía rasguños en la panza y en la ingle, heridas visibles y un golpe en la cara que parecía ser de una trompada”, contó Flavia a minutouno.com.

Llamaron al médico de cabecera de Raquel, el Dr. Escudero, quien minutos más tarde revisó el cuerpo y por los hematomas se negó a firmar el acta de defunción y les sugirió que llamen a la policía. “Cuando vio los golpes me dijo que llame porque no parecía una muerte natural”, recordó Flavia. La policía se comunicó con la Fiscalía de Villa Constitución, a cargo de Eugenia Lascialandare, y con el Gabinete Técnico Criminalístico de la Agencia de Investigación Criminal de Rosario. La víctima fue trasladada al Instituto Médico Legal de Rosario para que se le realice la autopsia.

La forma en que encontraron el cuerpo y la escena despertó enseguida la sospecha de las hijas de Raquel. Al lado del cuerpo había un palo, de un secador de piso, que estaba partido en 3 pedazos y un perchero de madera roto. Además de que su ropa estaba desarreglada, sus zapatillas estaban a punto de salirse, como si alguien hubiera querido quitarlas. Sin embargo, la prueba que terminó de convencer a su familia de que se trataba de un femicidio y que puso en el centro de la escena como autor del hecho a Horacio O., un vecino que la acosaba a la mujer y a quien habían denunciado en una ocasión, fue un ticket de rapipago del pago de un servicio de ese mismo día que pertenecía al hombre, que estaba en una bolsa de plástico a metros de donde yacía la mujer.

Según contó Flavia, el acoso y abuso sexual de Horacio O. a su mamá se originó por lo menos hace un año. “Ella empezó a decirme reiteradamente que se metía en su casa, que la manoseaba, le pedía que se saque la ropa, la pellizcaba, la mordía, que tenía miedo. Me dio su nombre y me pedía que hiciéramos algo”, recordó.

Alertada de la situación, Flavia – que vivía a 3 casas de su madre- habló con los vecinos para que estuvieran pendientes de la situación mientras que ella trabajaba. Un domingo de febrero, la mujer de la casa de enfrente a Raquel llegó corriendo al negocio de Flavia y le dijo que escuchaban gritos y golpes que provenían de lo de su mamá. Cuando ella llegó, encontró a Horacio O. saliendo de la vivienda y a su mamá en el living con la ropa desarreglada en medio un ataque de angustia, llorando y gritando que él la iba a matar. Hicieron la denuncia en la comisaría Nº12. El hombre estuvo sólo 10 días alejado de Raquel y luego regresó a merodear la casa.

La denuncia fue derivada a la fiscalía de Villa Constitución y el pasado 17 Marzo cuando citaron a Flavia para que la ratifique, por complicaciones en el trabajo no pudo asistir. Le aseguraron que volverían a llamarla pero pronto el país entró en el aislamiento social, preventivo y obligatorio, y las justicia comenzó a demorar los tiempos. Flavia contó a este medio que con lo que vivió su madre empezó a enterarse de varias historias de mujeres, e inclusive menores de edad, que fueron víctimas del acoso de Horacio O. Una de ellas, que hoy tiene 23 años, fue citada ahora por la justicia y frente a la Fiscal relató una situación de acoso por parte del hombre cuando ella tenía 10 años.

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