¿Qué haría usted si la app en la que ha invertido miles y miles de pesos un buen día desaparece, así como sus ahorros y ganancias? Esto es lo que le pasó a un grupo de santiagueños en plena pandemia, en 2021. Mediante una plataforma llamada Intense Live; muy similar a la ahora famosa Peta, estos ahorristas aportaron más de 56.000 dólares para incrementar sus ingresos y lo perdieron todo.
En ese entonces, el esquema “Ponzi” no era tan conocido como en estos tiempos. Aun así, nunca está de más recordar de qué se trata. El Banco Francés, por ejemplo, lo define como “un fraude con el cual los estafadores consiguen pagar los intereses de una inversión con el mismo dinero invertido”.
Y detalla: “En un sistema Ponzi nos encontramos que una persona (ya sea física o jurídica) ofrece gran rentabilidad a inversores, gracias a lo que consigue fácilmente convencer a la gente para que se le preste capital para ser invertido. Los intereses del dinero depositado o prestado son pagados con el dinero que invierten los nuevos clientes. La rueda sigue funcionando hasta que deja de entrar dinero, y esto puede ser debido a una crisis, a que se acaben los estafados o a cualquier otro motivo. En ese momento, de desmonta el entramado que deja a los estafados sin el ahorro que habían invertido”.
En el mundo hay varios ejemplos de esquema Ponzi, incluso anteriores al surgimiento de internet. Pero ahora, la virtualidad se convirtió en un escenario idóneo para la proliferación de estas tretas, y con el plus del anonimato para quienes fundan una pirámide. Pues, ¿alguien conoce al creador/administrador de Peta?
Juan Galiano es uno de los damnificados por Intense Live que en 2022 llevó su caso a la justicia. En particular, denunció por estafa a Marcelo Jiménez, el líder que lo invitó a él y otros tantos santiagueños a invertir en la plataforma. Según cuenta, ni bien se enteró de la existencia de Peta, identificó las mismas características del esquema del que fue víctima, con la única diferencia de que, en la actual “avisan” a los potenciales adeptos que pueden perderlo todo.
Hasta donde él sabe, otras 14 personas se animaron a denunciar su caso, aunque hasta el momento no tuvieron respuestas satisfactorias por parte de la justicia provincial. Galiano cree que los casos de fraude son ninguneados y que los magistrados no se ocupan, por considerarlos un despropósito y remarcan a los damnificados que es casi imposible que recuperen lo perdido.
Ahora bien, Intense Live ofrecía a pequeños ahorristas ser parte de una nueva aplicación de viajes en automóviles, en una suerte de “inversión colaborativa” con un “contrato certificado” -según expresaba su sitio web- para el “financiamiento colectivo en transporte privado”. Algo que, por supuesto, jamás existió. En el caso de Peta, ni siquiera hay una promesa de negocio de ningún tipo; como si el dinero floreciera mágicamente. La plataforma invita a invertir en pesos y ganar en dólares sin mover un dedo, más que para “clikear” en el celular, por supuesto.
Anónimos
Peta no está registrada en ningún organismo oficial del Estado y sus creadores son anónimos ante los “inversores”. En internet, este nombre está patentado para una organización en defensa de los derechos de los animales. Como plataforma de inversiones solo figuran algunas publicaciones de Instagram, TikTok o YouTube en las que explican si la app garantiza ganancias o no.
Independientemente de esto, endulza el oído eso de obtener ganancias exorbitantes en poco tiempo y sin esfuerzo alguno. El único requisito es poner a su disposición los ahorros en pesos y convocar a más y más “inversores”. Pues, sin nuevos integrantes y su dinero, el negocio se viene a pique.
“Es exactamente el mismo camino que el de Intense Live”, dice el abogado Franklin Moyano. Estima que Peta “va a funcionar muy bien hasta que llega un momento en que la página desaparece”. “Intense Live tenía la misma modalidad: ganar con solo tener el dinero en esta plataforma, que también está dolarizada y aparte ganar créditos por invitar a personas a sumarse. Es decir, te quedabas con un porcentaje de lo que invertía la persona, con ‘premios’ y, a su vez, los intereses propios de la plataforma”, describe.
El letrado recuerda que “todo funcionó bien” en un principio, dado que “las primeras personas pudieron sacar su dinero, lo cual generaba motivación para que otras personas puedan ingresar con más dinero”. No obstante, “de un día para otro quisieron ingresar a la página y directamente había desapreciado el dominio”. Obviamente, de manera desesperada, los inversores comenzaron a buscar respuestas en los “líderes” que se hicieron de abultadas sumas de dinero por adherirlos.
Sin embargo, plantea Moyano, “al no ser una página segura, no se sabe quiénes son los que están detrás de esto”, es decir, a la cabeza de la pirámide. Así es que hay demandas “en todas partes del mundo”, tanto penales como civiles. “Pasa lo mismo con Peta. Se desconoce quiénes son sus propietarios y no es una entidad regulada por el Banco Central de la República Argentina, por lo que no es segura. No hay un responsable en parte civil ni en parte penal y tampoco sus fondos están garantizados. Entonces, Peta va a servir por un tiempo hasta que va a llegar un momento de que va a desaparecer y muchos santiagueños van a quedar exactamente en la misma situación que la de Intense Live”, sostiene.
Legalmente, personas físicas o jurídicas que se dedican a la capitalización de ahorros o intereses deben contar con una autorización del Banco Central. “Lo que pasa es que la mayoría de las personas no tienen en cuenta esta situación que sirve como garantía y frente a algún inconveniente van a estar garantizados sus fondos. El gran problema es que la gente se deja llevar por los intereses totalmente altos, pensando que esta situación es extraordinaria y que hay que aprovechar”, comenta el abogado.
Generación Zoe
Quizás el caso más conocido de estafa piramidal en la actualidad es el de “Generación Zoe”, que terminó con su creador, Leonardo Cositorto, preso y con una serie en Netflix: “Vendedor de Ilusiones”. Este sistema nació en 2017 y se expandió a 17 países casi en tiempo record, con sus 65 oficinas y más de 80.000 miembros, según detalla “El Destape”.
Arrancó como una plataforma que ofrecía cursos de coaching y habilidades blandas a través de Zoom. Las charlas motivacionales de Cositorto eran elementales en este esquema, pues preparaba a sus adeptos para que sumaran a otros que, a su vez sumaran a otros.
“Generación Zoe se transformó así en un emporio que incluía su propia criptomoneda, locales de hamburguesas, un equipo de fútbol en Argentina (el Deportivo Español), inversiones en bienes raíces y minas de oro. Incluso, hicieron su propia iglesia llamada Aviva Zoe”, explica el sitio antes mencionado en un informe en ocasión del lanzamiento del documental.
Actualmente, Cositorto está preso en el penal de Bouwer (Córdoba), imputado y prisiones preventivas dictadas por jueces de Salta, Rosario y Corrientes, mientras se lo investiga en varias jurisdicciones más. De acuerdo a las denuncias, la estafa de “Generación Zoe” alcanza un 1.000.000 de dólares y 7.000.000 de pesos, aunque, según indica La Nación hay mucho más dinero involucrado.