22 de octubre, 2024
Actualidad

La conmovedora historia de las dos hermanitas Ana Laura y Camila, fallecidas en menos de 15 días. Un tribunal determinó que la culpable de sus homicidios fue su madre, quien recibió una condena a prisión perpetua.

En la tarde del miércoles 11 de junio de 2014, una mujer llegó al Hospital de Niños “Francisco Viano” con su beba en brazos. De inmediato, los médicos se dieron cuenta que la nena estaba sin vida.  La pequeña Ana Laura tenía apenas un año y medio.

En medio de una crisis de llanto, su mamá, Celsa Sández contó que el día anterior la criatura había tenido una “reacción” cuando estaban en su humilde hogar, en el barrio Villa Griselda, y que se puso “morada”, por lo que la trasladó hacia el nosocomio. Sin embargo, los médicos le habrían diagnosticado una simple inflamación en sus amígdalas.

Ya de regreso en su hogar, la nena continuaba molesta. Ni siquiera quería jugar con sus otras dos hermanitas de 3 y 4 años. Antes de dormir, ella la amamantó. La pequeña no volvió a abrir sus ojos.

Los profesionales del hospital dieron conocimiento de la situación a las autoridades y éstas comunicaron la novedad al personal de la Comisaría 13º, que inició las correspondientes investigaciones.

Pese a estar acostumbrados a escenas de congoja ante circunstancias similares, el sufrimiento de la mamá quedó grabado a fuego en la memoria de las enfermeras y los médicos que nada pudieron hacer para salvar a la menor. “Seguro que fue la muerte súbita”, dijo una mucama que se conmovió al ver a esa madre desgarrada por el dolor y el desconsuelo.

Sin embargo, todo ese sufrimiento quedó sumido en la duda 12 días después, cuando vieron a la misma mujer, con otra de sus niñas, en similares circunstancias.

 

SEGUNDA HERMANITA

En la mañana del 23 de junio de 2014, Celsa se presentó en la UPA del barrio Villa Griselda llevando en sus brazos a otra de sus niñas, sin signos vitales. Sin pérdida de tiempo, la criatura fue llevada al Hospital de Niños “Francisco Viano”, donde tres médicas lograron reanimarla, después de 30 minutos de arduo trabajo.

La mamá decía que su hija había tenido vómitos, y que los médicos de ese centro de salud le habrían dicho que era un simple resfrío, aunque días antes le habría dolido el pecho.

Mientras tanto, en los pasillos del hospital recordaron que hacía pocos días atrás habían presenciado una escena repetida, con la misma protagonista.

Una vez estabilizada, la nena fue trasladada hacia el CEPSI, donde fue pasada rápidamente a la Unidad de Terapia Intensiva. Los análisis y tomografías realizados luego determinaron que la nena presentaba muerte cerebral.

Como los médicos del nosocomio bandeño advirtieron a sus colegas que la hermanita de la niña había fallecido días pasados, se dio intervención a las autoridades policiales. Al mismo tiempo, el agente sanitario que la había recibido en la UPA hizo una exposición en la comisaría de la zona.

Al día siguiente, la vida de Camila se apagó para siempre. Tenía sólo 3 años.

 

INFORME SOCIOAMBIENTAL

Esta vez, la muerte de la segunda de las hermanitas despertó una serie de interrogantes entre los profesionales de la salud que atendieron a las nenas. Algo había pasado para que dos criaturas, aparentemente sanas, fallecieran en circunstancias prácticamente similares en tan corto lapso de tiempo.

Sin dudas, había que investigar. Es lo mismo que pensó el Dr. Juan Alende, fiscal de Crimen de la ciudad de la Banda, quien ordenó realizar todas las averiguaciones pertinentes a fin de determinar qué había pasado con las niñas.

Fue por ello que mientras Camila aún estaba con vida, requirió la realización de un informe socioambiental del lugar donde vivían las menores. Tal es así que personal de la Comisaría 13º llegó hasta el barrio Villa Griselda, donde los vecinos contaron que hacía muy poco tiempo que Celsa y sus hijas vivían en el sector.

A la vez, contaron que nunca habían visto a su madre golpearlas, pero que sí les llamaba la atención que en los días fríos las niñas anduvieran descalzas y con muy poca ropa, muchas veces vagando por la calle, solas, sin importar los peligros que pudieran existir para ellas.

Luego, los investigadores se trasladaron hacia el barrio Palermo, también en la vecina ciudad de La Banda, donde habían vivido las menores desde su nacimiento, junto a su mamá y su papá Pablo Calegari. Los vecinos de este sector contaron que era usual escuchar el llanto de las nenas, mientras estaban dentro de la vivienda, sobre todo cuando el papá de las criaturas estaba ausente.

 

LA TERCERA HERMANITA

Camila aún estaba con vida cuando los investigadores descubrieron un dato importante: la existencia de una tercera hermanita, de 4 años.

Mientras se lo informaban al fiscal Juan Alende, éste recibió una noticia desde el CEPSI: Camila, la hermanita que estaba internada, había fallecido. De inmediato, el funcionario judicial convocó a las autoridades de la Dirección de Niñez, Adolescencia y Familia (DINAF) para que tomaran los recaudos necesarios con respecto a la tercera hermanita.

Por su parte, alertada por sus vecinos de la presencia policial, Celsa Sández se presentó en la comisaría para realizar una exposición reservada, donde aclaraba que ella no era la responsable de lo sucedido con sus hijas.

Las divisiones de Homicidios y Delitos Complejos quedaron a cargo de las investigaciones policiales de lo sucedido con las criaturas. Mientras tanto, la justicia ordenó exhumar el cuerpo de Ana y la realización de la autopsia en el de Camila.

Por otra parte, a la luz de los informes preliminares, y en resguardo de la seguridad de la nena de 4 años, desde la Unidad Fiscal de Crimen, de la ciudad de La Banda, se determinó que esa nena quedara a disposición de la DINAF. Desde ambas instituciones se habría determinado que, de manera provisoria, la criatura quedara bajo el cuidado de una tía paterna de las nenas.

Mientras la justicia bandeña esperaba los informes forenses realizados sobre los cuerpos de las dos hermanitas, la mira estaba puesta en Celsa Sández, la mamá de las niñas.

 

ESTRÉS EMOCIONAL

En el área psiquiátrica del hospital Independencia se examinó a la mujer, afectada por un severo cuadro de estrés emocional y se le recomendó un tratamiento. Mientras tanto, repetía que no podía vivir sin sus hijas, a sabiendas que todos los dedos acusatorios caían sobre ella.

El papá de las nenas se encargó de contar que los cinco habían vivido juntos en la casa de sus padres, en el barrio Palermo, pero que Celsa se había marchado hacia un lugar demasiado precario. Al principio, se habría marchado sola, dejando a las hermanitas a su cuidado, pero después se las llevó, pese a la oposición de él.

Con respecto a las niñas, dijo que “mis hijitas estaban con Celsa. Ella se las ha llevado. ¿Por qué? Si las nenas estaban bien en casa”.

Con respecto a la posibilidad que la mujer pudiera haber tenido algo que ver con el fallecimiento de las nenas, en aquel momento, Calegari dijo que “si les hizo algo lo tendrá que pagar”.

A la vez, enfatizó que la mujer “no está aptar para criar a mi otra niña”.  Asimismo, especuló con que “ella necesita ayuda psiquiátrica porque no está bien”. Pero también dejó entrever que el estado emocional de la mujer no se debe sólo a la muerte de las niñas, sino que antes de esto, incluso habría llegado a hostigarlo.

Sobre el futuro de la única hija que queda con vida, el hombre sostuvo que haría todo lo posible “para que quede conmigo”. Sin embargo, con el correr del tiempo se habría dado vuelta de esa afirmación, aduciendo que no podía hacerse cargo de la niña.

 

DOBLE CRIMEN

Finalmente, en septiembre de 2018, el Tribunal de Alzada confirmó la prisión perpetua en contra de Celsa Sández, acusada de “doble homicidio calificado por el vínculo en concurso real de delitos".

Celsa Sández había sido condenada en septiembre de 2017 por las muertes de Ana Laura, de un año y medio, en junio de 2014 y de Camila, de tres años, cuya tragedia sobrevino apenas días después.

En el debate, los testigos relataron que Celsa fue abandonada por su pareja y desde entonces sometió a las niñas a un abandono, forzándolas a pasar hambre, golpizas y penurias de distinta naturaleza.

 

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