En un show de goles en Riad, Real Madrid derrotó al Atlético de Madrid por 5-3 por la primera semifinal de la Supercopa de España y ya espera por el ganador de Osasuna y Barcelona para la final del domingo.

Los de Ancelotti se llevaron el primero de los tres derbis que disputarán contra el Atlético en menos de un mes, en un partidazo espectacular, sobrado de ritmo y repleto de alternativas y que se resolvió en la prolongación, al más puro estilo del equipo blanco.

Salió el Real Madrid a apretar arriba, pero se encontró con el mazazo inesperado del gol de Mario Hermoso a los 6 minutos. El central rojiblanco cabeceó solo un córner enviado por Griezmann para hacer el 0-1.

Buscó el Madrid el empate, pero el Atlético salía muy fácil de la presión y volvía a llegar con peligro a la meta blanca.

Bellingham y Rodrygo reclamaban el apoyo de la afición saudí, que animaba casi de forma unánime a los blancos en las gradas de Al-Awall Park. Y Rüdiger, con otro cabezazo salvador a balón parado como el del Mallorca, empataba el partido a los veinte minutos.

El Atlético acusó el gol, el Madrid olió la sangre y se fue a por el segundo. Avisó Rodrygo con un disparo, tras internarse por banda izquierda, que Oblak envió a córner. Y poco después llegó el sorprendente tanto de Mendy.

Seguía sufriendo el Atlético, pero a veces un equipo puede encontrar alivio si cuenta en sus filas con jugadores como Griezmann. El Principito recibió en el borde del área, se dio media vuelta y colocó un disparo seco junto al palo derecho de Kepa para convertirse, ahora sí, en el máximo goleador de todos los tiempos del conjunto rojiblanco con 174 tantos.

Cuando el complemento iba llegando a su etapa final y los blancos parecían más enteros, el partido volvió a tener un giro inesperado: Kepa salió a atajar un centro rojiblanco que tenía como destinatario a Morata y, tras chocar con el delantero, se le escapó la pelota y la jugada terminó con un gol en contra de Rüdiger para el 3 a 2 del Colchonero.

Pero la alegría le duró al Atlético siete minutos, lo que tardó Vinicius en recibir al espacio y poner a prueba a Oblak, que no atrapó el balón. El rebote llegaba a Bellingham, cuyo disparo rechazaba Hermoso y, en el segundo rechazo, Carvajal no perdonaba y remachaba al fondo de la red.

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