22 de octubre, 2024
Pienso, luego existo

El 5 de octubre de 1975 casi cien integrantes de la organización subversiva Montoneros atacaron el Regimiento 29 de Infantería de Monte en Formosa. El objetivo era apoderarse del armamento de la Unidad.

 

Mientras los guerrilleros avanzaban dentro del cuartel, luego de matar a los integrantes de la guardia, se toparon con un joven conscripto que estaba de imaginaria en la compañía comando.

 

Al gritarle que se rindiera, que con él no había problemas, el soldado Hermindo Luna les grito “acá no se rinde nadie, mierda” y comenzó a disparar su arma para ser acribillado sin miramiento.

 

La actitud de Hermindo Luna durante el ataque al Regimiento 29 es un ejemplo notable de valentía y determinación en una situación extrema.

 

A pesar de ser un joven conscripto de solo 20 años, sin formación militar y con un origen donde la pobreza estructural, la falta de oportunidades de vida, no impidieron demostrar una notable fortaleza de carácter.

 

Su respuesta "acá nadie se rinde, mierda" refleja una profunda valentía, pero también marca el carácter de la verdadera argentinidad, la misma que demostraron los jóvenes conscriptos y los militares en Malvinas.

 

Es que en un momento en el que muchos podrían haber sucumbido al miedo, Luna eligió enfrentar a los atacantes, lo que tuvo un impacto crucial en la defensa del regimiento.

 

El joven hachero no solo defendió su propia vida, sino que también salvó a sus compañeros de un ataque potencialmente devastador y con su sacrificio impidió que el regimiento fuera tomado, lo que podría haber tenido consecuencias aún más graves en términos de vidas perdidas y el control militar.

 

Duele ciertamente que su historia haya sido ocultada por años, duele que muchos gobiernos hayan silenciado su proeza y que el Estado no le haya retribuido a él en su memoria y a su familia, el enorme sacrificio de entregar su vida por la Patria.

 

Su figura se ha convertido en un símbolo de resistencia y patriotismo.

 

Pero también su figura proyecta una historia y una enseñanza, donde la juventud demuestra valor para defender los colores patrios aun desde los orígenes más humildes enfrentándose a un desafío monumental y por tanto su epopeya resuena en la memoria colectiva.

La complejidad de los momentos históricos a veces nos arrebata el rostro humano de la tragedia, pero no deberíamos silenciar ni olvidar a esos héroes anónimos que en sí tienen nombre y una historia detrás suya.

 

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