Así lo afirman desde la Fundación “María Ángeles”, institución que dirige desde el 2007 Susana Trimarco, después de la desaparición de su hija “Marita el 3 de abril de 2002. Con un gran trabajo, en el que atraviesan hasta amenazas de muerte, buscan incansablemente terminar con la Trata de Personas.
El pasado jueves 3 de abril se cumplieron 23 años de la desaparición forzada de María de los Ángeles “Marita” Verón por una red de trata de personas con fines de explotación sexual en la Provincia de Tucumán. “Marita” fue raptada desde un automóvil en el año 2002 en la ciudad de San Miguel de Tucumán. Su caso visibilizó la trata de personas y su madre, Susana Trimarco, se convirtió en un símbolo de lucha.
Ese día la joven salió de su casa de la ciudad de San Miguel de Tucumán y se dirigió a la maternidad Nuestra Señora de las Mercedes para sacar turno para un examen ginecológico. Como demoraba demasiado en volver, su mamá fue urgente a la comisaría a hacer la denuncia porque era imposible que se ausentara durante tanto tiempo.
Fue en ese momento que inició una película de terror para ella y toda su familia. “Me dijeron que lo mejor era esperar, que quizás se había ido con el novio. Me enfurecí ante la indiferencia policial y les exigí que me tomaran la denuncia, sabía que Marita no iba a abandonar a su hija, Sol Micaela, que por entonces tenía tres años”, recordó su madre.
Luego de aquel secuestro y desaparición, Susana encaró una desesperada búsqueda y en el camino puso al descubierto el delito de una gran organización. El 19 de octubre del 2007, creó la Fundación “María Ángeles” para brindar asistencia integral a las víctimas así como también recibir denuncias y ofrecer contención y asesoramiento a familiares.
La asistencia integral que brindan radica en el apoyo legal, psicológico y social, judicializando las causas de las víctimas de Trata de Personas, aplicando la Ley 26.364 de Sanción, Prevención y asistencia Integral; ofreciendo, a través de la terapia, la posibilidad de elaborar las situaciones traumáticas vividas para ayudarlas a conformar un nuevo proyecto de vida.
La integrante del equipo de trabajo, psicóloga Paulina Maldonado MP2425, dialogó con LA COLUMNA respecto a la tarea de una de las tantas instituciones que promueve la detención y ayuda a las víctimas de la Trata de Personas.
Con cientos de denuncias, abordan desde Tucumán y Buenos Aires los casos. En un recorrido de cómo trabajan, Paulina contó cómo se aborda el arduo trabajo de uno de los peores delitos a nivel mundial.
-¿Cuánto de prostitución hay en la Trata de Personas?
Para nosotros la prostitución es un trabajo ensimismo. Es una modalidad de esclavitud moderna sexual.
Entendemos el trabajo desde otra mirada, siempre y cuando la persona haya tenido las condiciones sociales, culturales y emocionales para hacer de manera vocacional una elección laboral. Pero en condiciones de vulnerabilidad, una persona ve a la prostitución como una vía de subsistencia, y ya no es trabajo.
Alguien nos puede discutir que hay que se prostituye a Nivel “Escort”, que puede elegir los clientes y no tiene proxenetas, pero también tienen algún tipo de vulnerabilidad
Cuando uno empieza a indagar mediante anamnesis o en el recorrido de la historia, siempre hubo un predisponente que la/lo llevo a esta situación: historias de abusos sexuales infantiles, violación, violencia de género, o algún tipo de nivel de vulnerabilidad a nivel de la familia.
Nunca se trata de una persona que dijo “yo tengo ganas de ser prostituta”.
-¿Siempre se trata de víctimas mujeres?
No. Si hay varones. Hay desmitificar, las mujeres también consumen prostitución, y hay varones que se prostituyen. Por una cuestión machista no vemos tantos casos en la fundación en cuanto asistencia, pero si existe.
No se tiene tan visibilizado por qué se cree que, si está con “minitas” y que encima le paguen, es un capo.
Algo recurrente en todas las victimas es que sienten “asco”, por qué no están donde quieren estar, ni lo hacen porqué quieren.
-¿Tienen casos de niños dentro de la Red de Trata?
Sí. También lo hay. La mayoría de las víctimas que hoy son mayores de edad comenzaron de niños. Es muy dispar la edad, va desde los 7 años. Son niños que quedaron en situación de calle o desprotegidos del cuidado parental. Por lo general hombres lo ven en esas circunstancias y le ofrecen dinero a cambio de sexo.
Ese fue el inicio común dentro de la prostitución. Otra población vulnerable es la trans.
-¿Ven mucha violencia física, psicológica, sexual?
Toda. La intención de nuestra fundación es poder penalizar al cliente. Si no hubiera demanda la oferta caería. Esto de “sin clientes no hay trata”, es real.
Desde nuestra asistencia clínica a la victimas puedo decir que es increíble la perversión que tiene la clientela.
Los mismos clientes justifican a las chicas, que están allí porqué quieren. Pero tiene que ver con el aprovechamiento de la vulnerabilidad de otra persona.
Si uno no empieza a visibilizar que la prostitución no forma parte de la industria del entretenimiento, sino que es un delito porque se está aprovechando de la vulnerabilidad de alguien bajo la figura que le estoy pagando por un servicio, entonces vivimos en la hipocresía constante.
Y deviene de este contexto la pregunta que, si fuera un servicio concreto, ¿por qué lo hace de manera oculta?
CLIENTES
-¿Cuánto de relación de personas del “poder” (política, empresarial, policial) están relacionados en la cadena de clientes?
En la policía un montón. Esto se sostiene por la complicidad clara de la policía.
Las mismas chicas que llegan a la Fundación nos dijeron que son clientes policías o políticos. Tuvimos casos de políticos nombrados con nombre y apellido.
Nos topamos aquí con el famoso dicho “nadie es culpable hasta que se demuestre lo contrario”. Entonces queda en el lugar la denuncia, y no podemos hacer nada hasta que se compruebe, más allá de tener pistas o pruebas.
-¿Llegaron a un resultado positivo en algún juicio donde haya tenido participación cliente del “poder”?
Tuvimos un caso particular de una chica que señaló a un par de referentes políticos. Después de ello ingresó al programa de Protección de Testigos Protegidos.
A ella la asistíamos desde la Fundación, era prostituta que ejercía a nivel “escort”. Fue testigo clave en el Juicio “Los Ale”. Tenía acceso a fiestas o encuentros con políticos, que la llamaban en calidad de clientes y tenía información. En ese momento el foco estaba puesto en el lavado de activos, entonces los clientes de prostitución solo quedaron nombrados en la causa.
Hay una realidad, las víctimas quedan atemorizadas. Si hablan deben entrar al programa de Protección de Testigos, cambiar de identidad, irse de la provincia, no ver más a su familia. No es fácil denunciar.
Siempre hay una mafia por detrás, nunca es tan sencillo. La gente tiene mucho miedo, por eso la fundación genera la denuncia. Luego está el rol de la justicia, ver si considera pertinente si le da curso o no.
DENUNCIAS
A pesar que todavía no rescató María de los Ángeles “Marita” Verón, secuestrada en el 2002, la creación de la Fundación rescató un poco más de 12 mil mujeres del comercio ilegal de seres humanos.
Con un fuerte apoyo legal y psicológico, las víctimas de trata pueden contar otras historias.
Por contactos con la Fundación, llamar de 9 a 17 hs al Tel: (54) 0381 421-4255, Sede de la Fundación Tucumán (25 de mayo 1095). O bien en Buenos Aires (Arenales 1805), de 9 a 17 hs, al a los Tel: (54) 011 - 4815-8550 / 54 11 4813-1889 / 54 11 4811-9102. Vía mail, enviar al contacto: info@fundacionmariadelosangeles.org. Ante cualquier sospecha de Trata de Personas, comunicarse a la línea directa y gratuita 145.