24 de abril, 2025
Actualidad

El Papa Francisco concedió la primera entrevista periodística a un medio argentino. Los elegidos fueron dos curas evangelizadores del monte santiagueño. Fue un mensaje simple, de un hombre simple, pero fue a parar directo al corazón de los fieles.

El mediodía del viernes 8 de agosto de 2014 quedará grabado para siempre en el recuerdo de los pobladores de Campo Gallo. Fue el momento, único, en que el máximo representante de la Iglesia a nivel mundial se comunicó directamente con ellos y los colmó de bendiciones.

Desde los días anteriores, la expectativa en la comunidad era altísima. No era para menos. El Papa Francisco había decidido que la primera entrevista –al menos telefónica- que daría a un medio de comunicación en Argentina sería a la FM Parroquial “Virgen del Carmen”, de aquella localidad. Una humilde emisora, que sale en el 99,9 Mhz, y opera con un equipo de apenas medio kilo y una humilde consola que, sin embargo, lleva su mensaje esperanzador a los desperdigados habitantes del departamento Avellaneda.

Los entrevistadores elegidos por Su Santidad no fueron los más renombrados periodistas del país ni tampoco los comunicadores de los principales medios porteños. Al contrario, fueron Joaquín Giangreco y Juan Ignacio Liébana, dos sacerdotes que, día a día, evangelizan en pleno monte santiagueño y difunden la palabra de Dios a través de la radio. La radio elegida por Francisco.

 

EL MENSAJE

Después de tres intentos fallidos, finalmente, la voz de Jorge Bergoglio comenzó a difundirse a través de humildes radios a transistores, y al mundo entero desde los micrófonos de las radios provinciales que se acoplaron al evento y le cedieron sus micrófonos. 

Con la sencillez que lo caracteriza, su voz comenzó a sonar nítidamente. Eran sus palabras. No cabían dudas. Él. El Santo Padre estaba hablándoles a ellos.

"El trabajo que ustedes hacen me hace feliz. Empiezo con un saludo a todo Campo Gallo, de esos 500 kilómetros a la redonda donde están sus parroquias. Mi bendición y un saludo muy grande", dijo Francisco en el comienzo de la entrevista.

"Tengo una convicción muy grande: nuestro pueblo no se equivoca y adora solamente a Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo, pero junto con esta adoración sabe que Jesús dejó a nuestra madre para que nos cuidara. Nuestro pueblo honra a la madre, como todos queremos a nuestra mamá; sabe que nos cuida, que está en el cielo, y adorando a Dios y a Jesucristo, a los únicos que hay que adrorar. Nuestro pueblo no es guacho, tiene madre. Este pueblo se reúne para adorar a Dios y amar a su madre. Un hijo sin madre tiene el alma mutilada", continuó.

“Hay que trabajar por la unidad, es importante siempre. El asunto no es dejar crecer las diferencias, es que las cosas que se arreglen entre hermanos. Hay que hablar de esas cosas con Dios, no sacar el cuero entre nosotros. Una de las cosas que hacen más daño a la Iglesia, la nación y los pueblos es la crítica destructiva, es andar sacándose el cuero. Eso no es cristiano”, aseguró el Papa.

También se rió cuando uno de los sacerdotes, hincha de San Lorenzo, le dijo que le hubiera gustado volver con un triunfo de Paraguay. También afirmó que “Jesús nos ama, nos espera, no se cansa de perdonarnos. Solamente tenemos que ser humildes y pedir perdón. El nos hizo para que fuéramos felices”

Y terminó la charla, que duró unos 25 minutos, con una bendición: “A todos los que escuchen, le pido al señor que les dé una caricia y los haga sonreír. Que la bendición de Dios todopoderoso descienda sobre todos y cada uno de ustedes”.

Palabras simples, de un hombre caracterizado por la simpleza y la humildad. Un mensaje directo al corazón de los santiagueños.

 

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