El catedrático bandeño estuvo presente en la 2° Feria del Libro y profundizó en varios aspectos sobre la constitución de la identidad en base a las plataformas digitales
“Las Redes Sociales primero nos obligan a constituir una identidad única, cuando uno tiene múltiples identidades. Segundo, refuerzan estereotipos, prejuicios negativos, y esto va vinculado también a la tercera, que generan grandes frustraciones, porque aparecen ideales imposibles de cumplir y eso hace que los individuos empiecen a sentirse frustrados. Y esos estereotipos canalizan odios”, manifiesta el abogado, docente e investigador santiagueño, Matías Castro de Achaval.
Invitado como uno de los disertantes de las charlas que se dieron en las diferentes salas de la 2° edición de la Feria del Libro de la ciudad de La Banda, abordó un tema muy actual y vital de los últimos años. Abierto a todo público, la charla brindada se titulada “Las Redes Sociales y la constitución de la identidad”.
Con un buen marco de público, en el cual se destacaron niños y adolescentes, el Procurador, Abogado, Escribano y Doctor en Filosofía; apuntó su discurso a la utilización de las plataformas digitales y la importancia en la creación del individuo social, la injerencia que representa consciente e inconscientemente.
“Las redes sociales utilizan claramente ciertos mecanismos, los algoritmos, que fortalecen ciertos mecanismos de refuerzo de estigmatizaciones, de refuerzo de prejuicios, etcétera, porque así canalizan hacia una sociedad de consumo”, advirtió en profesional que desde una mirada legal y filosófica promovió la apertura de pensamiento sobre la utilización de esta herramienta, que a simple vista para ser solo un elemento. Al finalizar su discurso, habló con La Columna justamente de esos puntos a tener en cuenta, y no pensar que las RR. SS (Redes Sociales) son sólo una cuestión tecnológica.
¿Cuánto tienen que ver las RR. SS en la constitución actual de la identidad?
Las redes sociales son un hecho, claramente están para quedarse. Unos estudios recientes mostraron que el 98% de los adolescentes en la Argentina utiliza redes sociales.
Me parece un tema preocupante. Debemos crear una actitud crítica de pensamiento, de reflexión, de atención, para ver hasta qué punto podemos usar las redes sociales y no ser utilizados por ellas.
Sea desde lo psicológico o jurídico, se debe tener en cuenta, porque, sobre todo, los niños y adolescentes, se encuentran en la construcción de su identidad.
Desde lo jurídico, ¿existe un “vacío legal” sobre el tratamiento de las RR. SS?
Estamos complicados, sí. Existen vacíos legales importantes, todavía me parece que el mundo jurídico del derecho, y esto es una cuestión más compleja, seguimos pensando con un Derecho del siglo XX o del siglo XIX, para fenómenos que tienen que ver con el siglo XXI.
Esto ocurre a nivel nacional. Estoy convencido que nosotros, en especial a los que nos dedicamos a la Sociología Jurídica o la Filosofía del Derecho, nuestros modos de entender el derecho son modos que no están adaptados a lo que está sucediendo.
Debemos pensar un nuevo modo de comprender el derecho, vinculándolo a los fenómenos sociales. El derecho sigue apareciendo como algo vinculado lo normativo a lo legislativo, cuando en realidad tiene que estar pensando mucho más cercanamente en la comprensión de lo social.
Hay mucho por hacer, y que se vean en las prácticas sociales.
Entonces, ¿las redes sociales son perjudiciales?
Actualmente lo que generan son fracturas, violencia, chivos expiatorios. Ante ello, hay que limitar el uso y propiciar espacios de vínculos sociales reales, que llevan más esfuerzo.
Cuando hablamos de ellos, hago referencia a vincularse con los amigos, vincularse con los vecinos, con la comunidad, con la ciudad, con los compañeros de trabajo. Generar vínculos reales que nos ayudan también a constituir, pero que también podamos elegir y salirnos de ese rol que a veces las redes sociales nos transforman, por un lado, en espectador o consumidor, o incluso objeto.
Tenemos que transformarnos nuevamente en individuos, no en objetos de consumo, u objetos deseantes de consumo.
¿Cree que el resultado de la existencia de las redes “se nos fue de la mano”?
Es probable, es probable. En el caso de X -(ex Twitter), una red social que potencia el odio, y uno ve que el dueño de esa red está convencido de que está muy bien eso.
Siempre en las redes sociales hay un uso por detrás, un interés, y en algunos casos, posiblemente algunos están tomando ciertas precauciones, pero en otros, están aprovechando esta tecnología.
Desde el Estado, ¿también hay un “vacío” en cuanto al control de las Redes Sociales?
Sí, yo creo que hay un espíritu de época, podríamos decir, que es absolutamente individualista, y no es de ahora. Es una ideología que viene desde hace unos 50 años, por lo menos, que nos hace creer que somos seres aislados, individualistas., los famosos homoeconómicos, seres que tenemos que competir con otros para conseguir nuestro bienestar a costa de los demás.
Esa idea me parece muy nefasta, por varios motivos, primero porque no logra eso que nos promete, o sea, no logra la felicidad bajo esa promesa. Y segundo, porque está dejando de lado un importantísimo aspecto para todos los individuos, que es el aspecto social.
Somos animales políticos, somos seres políticos que vivimos con otros, que encontramos la buena vida o la felicidad con otros. No solamente con los más cercanos, como nuestra familia o seres queridos, sino también con nuestros vecinos, con nuestros compañeros de trabajo, con esa función social que estamos cumpliendo también.
Al olvidarse de esto, esta constitución de subjetividad, esta construcción de identidad que nos están generando otros, creo que nos hace profundamente infelices y genera muchos conflictos sociales y políticos que van a ser muy difíciles de ver.
Hay que volver a pensar que somos individuos, pero que somos seres sociales que vivimos con otros y que esa construcción de comunidad es la que también nos da sentido.
Y ¿cómo ve el uso de las redes sociales desde lo político?, por ejemplo, la presencia activa del presidente Javier Milei, entre otros funcionarios.
Es muy preocupante. Sobre todo, por esta idea de posverdad que emite, de que se puede decir absolutamente cualquier cosa en las redes sociales, que todo es válido y que además, quienes se oponen o quienes cuestionan eso, se transforman al acto en enemigo, y ese enemigo que hay que destruir.
Lo veo muy preocupante.