Ser optimista y replicarlo en el día a día no siempre resulta una tarea sencilla. Para poder hacerlo se necesita constancia, perseverancia y sobre todo muchas ganas. Es fundamental aclarar que cuando se habla de optimismo inteligente no estamos hablando de engañarse o alejarse de los problemas creyendo que no existen.
Optimismo inteligente significa todo lo contrario. Es ser consciente de los problemas y dificultades que surgen en la vida cotidiana y tratar de afrontarlos de manera madura, con frialdad y madurez. Significa saber que los problemas no se resuelven por arte de magia, sino que debemos accionar para que eso suceda. Significa también encarar con firmeza y energía todo lo que nos proponemos para el futuro y realizar acciones acordes a ello para lograrlo.
Esta forma de encarar la vida tampoco supone estar todo el día “feliz”, sino que es clave centrarse en los puntos favorables de las situaciones que nos ocurren diariamente, y aceptar, superar y afrontar el dolor y la tristeza que los costados negativos pueden ofrecernos. Este estilo de vida es un proceso que requiere tiempo, voluntad y ganas de superarse.
Escúchate más
El primer paso para ser un optimista inteligente es detectar todos aquellos pensamientos negativos que rodean tu vida, ya sea propios o hacia los demás. Se comprobó que sólo detectamos un 30% de los estímulos dañinos que recibimos. El otro 70% queda en nuestra cabeza, afectando nuestras decisiones y nuestro ánimo. Por eso es fundamental que reconozcas estas actitudes y trates de revertirlas.
Hábitos positivos y saludables
Mantener la mente con pensamientos positivos es la clave. Pensar en actividades para un futuro, tener planes, metas, hacen que la vida esté rodeada de buena energía e imaginación. Pensar situaciones que nos gustaría vivir, imaginar posibilidades y soluciones ante problemas hace que podamos dejar de lado otros pensamientos que no suman y limitan nuestras acciones. Deja los miedos de lado y las derrotas. Seguir pensando en lo que ya pasó y no puedes cambiar te quita tiempo de vivir el hoy.
La actuación como característica
Las personas que son positivas no nacieron así, sino que se fueron construyendo y permeando sus actitudes, carácter y modo de ver las cosas a lo largo de tiempo. Por eso, un excelente punto de partida es comportarte como si fueses un gran optimista, aunque aún no lo seas al 100%. Lo mejor es empezar por las pequeñas cosas que podemos incorporar con más naturalidad, como las expresiones, esto quiere decir que tu cara tenga la expresión de lo que te gustaría sentir realmente. Diversos estudios médicos demuestran que, al mover ciertos músculos de la cara para sonreír, se pueden lograr cambios emocionales significativos. Entonces: muévete, respira, camina y habla como lo harías si fueras un optimista inteligente. Puede resultarte un poco forzado, pero esa sensación durará menos de lo que te imaginas y pronto comenzará a ser genuino.
Usa tu mejor sonrisa
Nada suma estar enojados o perder tiempo peleando con alguien. No dejes que los malos pensamientos, la bronca y el resentimiento tomen relevancia en tu vida. Aprecia lo bueno que tienes, quédate con eso y suelta lo que no te sirve o te lastima. Con el tiempo vas a sentir como cada vez te alejas más de los sentimientos negativos que invaden tu mente.
Valora tus talentos
Es clave valorarte y saber apreciar cuando haces algo bien. No importa en qué te destaques, siempre hay algo en lo que sos bueno y eso tienes que reconocértelo. Empieza a prestarle atención a estas cosas y lentamente vas a ver cómo te irás sintiendo más alegre y motivado. Recuerda que esta nueva faceta está en construcción y por eso es fundamental que te enfoques en tus puntos fuertes y no en tus debilidades ni limitaciones. Si no sabes cómo empezar, es un buen momento para que tomes la iniciativa y comiences alguna actividad o deporte que te motive.
Relájate y deja que fluya
Relájate y disfruta cuando encuentres una situación o una actividad que te guste y te distraiga. Déjate llevar por ese momento. Cuando lo hagas, no permitas que tus pensamientos te distraigan y te lleven hacia preocupaciones relacionadas con el pasado o el futuro. ¡Aprovecha el presente!
Chau a todo lo tóxico
Otra de las maneras de desarrollar el optimismo inteligente es mantenerte alejado de todas las personas o situaciones que no le aportan nada positivo a tu vida. Hay comentarios o situaciones que es mejor evitar y así te evitarás más de un disgusto. No te expongas a momentos que ya sabes de antemano que no suman. Lo importante para lograr este cambio de estilo de vida es que conozcas y aprendas a cuidarte.
(Fuente: Julio Derisi, en buenavibra.es)