17 de octubre, 2025
Entrevistas

Desde la reproducción asistida hasta la prevención oncológica, profesionales de Santiago del Estero promueven una salud femenina basada en la ciencia, la escucha y el acompañamiento.

Por años, el sueño de ser madre obligó a muchas mujeres santiagueñas a viajar cientos de kilómetros en busca de respuestas. Tucumán, Córdoba o Buenos Aires eran los destinos más cercanos donde podían acceder a tratamientos de fertilidad o a un seguimiento integral.
Hoy, esa realidad cambió. Desde marzo de 2023, Santiago del Estero cuenta con la primera clínica de fertilidad y medicina reproductiva de la provincia.
El espacio, moderno, luminoso y profundamente humano, fue fundado por la doctora María Florencia Ugozzoli , tocoginecóloga especialista en fertilidad y medicina reproductiva, junto a un equipo multidisciplinario de profesionales comprometidas con una misma visión: cuidar a la mujer en todas las etapas de su vida, desde la adolescencia hasta la maternidad y la madurez.

“La clínica, ERES, nació del amor por mi profesión, pero sobre todo del deseo de ofrecer en Santiago la posibilidad de que las mujeres puedan atenderse sin tener que irse lejos, en un lugar donde se sientan escuchadas y acompañadas”, cuenta Cárdenas.

En una entrevista con LA COLUMNA, la Dra María Florencia Ugozzoli, junto a a la Dra María Pamela Llugdar Juri, oncóloga especialista en asesoramiento genético, y la Dra Maricel Godoy, tocoginecologa, reflexionan sobre los avances médicos, la importancia de la prevención y la esperanza que la ciencia puede ofrecer cuando se combina con empatía y trabajo en equipo.

–Dra Florencia, ¿cómo nació la idea de crear ERES?

–Yo me formé en Córdoba y Buenos Aires, e hice una subespecialización en fertilidad. Cuando volví a Santiago del Estero, hace ya diez años, me encontré con una provincia vacía en este tema: no había un espacio dedicado a la fertilidad, ni profesionales especializados, ni equipos para diagnóstico. Las pacientes tenían que viajar para hacerse estudios o tratamientos, y eso me generaba mucha impotencia.
Durante varios años trabajé haciendo el diagnóstico aquí y viajando con las pacientes a Tucumán, Córdoba o Buenos Aires para realizar las punciones y transferencias embrionarias. Hasta que llegó la pandemia: fue el momento en que dije “es ahora”. No podíamos salir, pero la fertilidad no podía esperar. Así nació la decisión de abrir ERES.

–¿Qué representa para usted la clínica hoy?

–Para mí, ERES es más que una clínica. Es un espacio pensado para acompañar a la mujer en todo su recorrido vital. No solo en la búsqueda de un embarazo, sino también en su bienestar integral. Por eso formamos un equipo con ginecólogas, oncólogas, nutricionistas, psicólogas, endocrinólogas, cardiólogos, dermatólogos y especialistas en diagnóstico por imágenes. Queremos que cada paciente se sienta contenida, comprendida y segura.

-Dra Pamela, usted se dedica al asesoramiento genético y la oncología. ¿Cómo se vinculan estas áreas con la fertilidad?

–Muchísimo. La oncología y la fertilidad están estrechamente relacionadas, porque muchos tratamientos oncológicos, como la quimioterapia o la radioterapia, pueden afectar los ovarios o el esperma. Por eso trabajamos mucho en lo que se llama oncofertilidad: es decir, asesorar y acompañar a los pacientes que van a iniciar un tratamiento contra el cáncer para que puedan preservar su fertilidad.
En ERES, por ejemplo, realizamos la crio preservación de óvulos o esperma antes del tratamiento. Así, una vez superada la enfermedad, esas personas pueden tener la posibilidad de ser madres o padres en el futuro.

–Es un mensaje de esperanza muy fuerte...

–Sí, totalmente. Siempre lo decimos: superar un cáncer ya es un proceso difícil y doloroso. No sería justo que, cuando una persona logra salir adelante, se encuentre con otra piedra en el camino: la infertilidad. Por eso insistimos en la importancia de asesorarse a tiempo, antes de comenzar el tratamiento oncológico. En muchos casos, preservar óvulos o esperma es sencillo, rápido y ambulatorio.

–Dra Maricel, mencionando la importancia de la prevención. ¿Qué debería saber una mujer sobre los controles mamarios y ginecológicos?

–Lo primero es que la prevención salva vidas. La detección temprana de un cáncer de mama, por ejemplo, cambia completamente el pronóstico. Hoy sabemos que cada mujer tiene un nivel de riesgo diferente: depende de su historia familiar, sus hábitos, su edad, su peso, su estado hormonal. Por eso hablamos de medicina personalizada.

 No hay una edad fija para empezar con los controles; depende del caso.
En general, recomendamos hacer una mamografía y ecografía mamaria anual a partir de los 40 años, pero si hay antecedentes familiares, puede ser antes. También insistimos mucho en la autoexploración: conocerse el cuerpo, palparse, detectar cambios. Y, ante cualquier duda, consultar.

–¿Cree que las mujeres santiagueñas están más conscientes de la importancia de controlarse?

–Cada vez más, pero todavía falta. Hay muchas mujeres que priorizan todo menos su salud. Que trabajan, que cuidan a los hijos, a los padres, y dejan sus chequeos para después. Por eso espacios como ERES son tan importantes: buscamos que las mujeres sientan que cuidarse también es una forma de quererse.

–Dra. Florencia, en la clínica trabajan con nutricionistas. ¿Por qué es tan importante la alimentación en fertilidad y salud femenina?

–Porque influye en todo. La nutrición tiene un rol clave en la fertilidad, en la calidad de los óvulos, en las hormonas, en el metabolismo, en la energía, en el ánimo. Hoy sabemos que una alimentación equilibrada puede mejorar notablemente la respuesta a los tratamientos.
En ERES tenemos un equipo nutricional que trabaja con estudios personalizados, como el Oligoscan, que analiza vitaminas, minerales y niveles de estrés oxidativo. En base a eso, diseñamos planes alimentarios y suplementación específica para cada paciente. La idea es lograr un cuerpo equilibrado, fuerte y preparado para los tratamientos.

–Y eso también se aplica a la prevención del cáncer, ¿no?

–Exacto. Una buena nutrición reduce el riesgo de enfermedades crónicas y oncológicas. Además, mejora la calidad de vida. La medicina moderna ya no puede separarse de la nutrición. Hoy sabemos que comer bien es parte del tratamiento, tanto en fertilidad como en oncología.

–La clínica cuenta con tecnología de vanguardia, pero ustedes insisten en el valor humano. ¿Por qué?

–Porque la tecnología por sí sola no alcanza. La ciencia avanza, sí, pero la empatía sigue siendo el eje. Cuando una mujer llega a la clínica, no llega con un diagnóstico: llega con una historia, con miedos, con ilusiones. Y eso hay que saber escucharlo.
Nosotras trabajamos desde el corazón. No solo queremos que nuestras pacientes logren un embarazo o superen una enfermedad: queremos que se sientan acompañadas, que sepan que no están solas. Ese es el espíritu de ERES: una medicina que abraza.

 

UNA RED DE MUJERES QUE SE ACOMPAÑAN

Hoy, la clínica ERES es mucho más que un centro de fertilidad. Es una red de profesionales que trabajan juntas con un mismo propósito: cuidar la salud integral de la mujer, desde la adolescencia hasta la menopausia, desde la prevención hasta la maternidad.
Como dice su fundadora, “cada historia que llega, es una historia que merece ser escuchada. Detrás de cada estudio, de cada tratamiento, hay una mujer con un sueño. Y nosotras estamos acá para ayudarla a cumplirlo”.

 

 

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