El presente artístico de Abel Pintos no puede ser mejor. La noche del viernes 22 realizó el segundo de los tres shows sinfónicos previstos en el estadio Movistar Arena de Villa Crespo, Ciudad de Buenos Aires (este sábado completa la saga), y ante más de 10.000 personas presentó Universo paralelo, un espectáculo colmado de emociones. 

Con un repaso de sus canciones, el cantante se lució en lo que él mismo definió como un tributo personal, el cual le dio la posibilidad de reversionar sus propios temas en este formato. Pintos apareció en escena pasadas las 21:20 y desde ese momento se volvió imparable durante dos horas.

Con la fuerza en su voz característica interpretó acompañado por una orquesta de 57 músicos y su hermano Ariel, los temas: Cien años (cortina musical de la telenovela de El Trece Argentina, tierra de amor y venganza), Pájaro Cantor, Cómo te extraño, La llave,  Revolución, El Mar, El adivino, Sin Principio ni final, A- Dios. Ya estuve aquí, No me olvides, Motivos, Tanto Amor y Flores en el Río, entre otros. También interpretó Cuando me empiece a quedar solo de Sui Generis y recordó momentos de su infancia cuando recorría disquerías y escuchó esta canción que lo emocionó hasta los huesos y al nivel de soñar que algún día él la cantaría. Ese día llegó y el público agradeció poder escucharla.

Dos pantallas gigantes llenaron la escenografía con imágenes y luces y sirvieron de perfecto hilo en este recorrido musical al que Abel invitó a sumergirse. Con un histrionismo y una presencia muy fuerte en el escenario, el artista interactuó con la gente, no se cansó de agradecer y hasta se emocionó al escuchar a todo el estadio aplaudirlo de pie. Además contó con la complicidad del director de orquesta Guillo Espel, quien se robó todas las miradas por su manera descontracturada de afrontar el show.

Lo que debía ser una noche inolvidable se empañó durante unos minutos por una situación vivida entre el público. Un sector del estadio comenzó a alertar al grito de «¡am-bu-lancia! ¡am-bu-lancia!» que algo sucedía allí. En ese momento Abel detuvo el concierto para preguntar qué ocurría. Si bien se le dificultaba oír lo que decían, una vez que logró entenderlo, pidió al personal de seguridad a cargo del evento que por favor se acerquen a asistir al espectador perjudicado. Al parecer, por lo que contaron quienes estaban alrededor, la persona se encontraba hacía más de media hora en el piso, producto de una caída. Por el intenso sonido del recital, los encargados de chequear que todo esté acorde no se habían percatado de lo sucedido.

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