18 de octubre, 2025
Actualidad

La tecnología como el Wi-Fi, celulares, antenas, electrodomésticos, emiten ondas que pueden repercutir en la salud. Por esto, es importante mantener una buena higiene electromagnética.

Vivimos rodeados de campos electromagnéticos, desde el Wi-Fi y los teléfonos móviles hasta el cableado urbano y los satélites de órbita baja. Aunque las radiaciones utilizadas por estos sistemas se encuentran en rangos no ionizantes (es decir, no rompen enlaces moleculares como los rayos X o el ultravioleta intenso), la exposición cotidiana a múltiples fuentes simultáneas plantea nuevas preguntas sobre sus posibles efectos biológicos.

Un artículo de revisión “Influence of electromagnetic fields on the circadian rhythm: Implications for human health and disease” (Martel et al., 2023, Biomedical Journal) recopila evidencias que sugieren que los campos electromagnéticos naturales, como el campo geomagnético de la Tierra, podrían actuar como señales sincronizadas del reloj biológico. Cuando estas señales se alteran, o cuando los campos artificiales se superponen de forma intensa o prolongada, algunos estudios han observado desajustes en ritmos hormonales, del sueño o metabólicos.

 

POSIBLES EFECTOS SOBRE LA SALUD:

  • Cáncer: Algunos estudios han sugerido una posible conexión entre la exposición a la radiación de radiofrecuencia y un mayor riesgo de cáncer, especialmente en áreas cercanas a antenas de telefonía móvil.
  • Problemas neurológicos: Se ha investigado si la radiación electromagnética puede tener efectos en el sistema nervioso central, lo que podría estar relacionado con trastornos neurológicos como el Alzheimer y el Parkinson.
  • Fertilidad: Existe preocupación sobre si la radiación de los dispositivos móviles podría afectar la calidad del esperma en los hombres y la fertilidad en general.
  • Síntomas de hipersensibilidad electromagnética: Algunas personas afirman experimentar síntomas como dolores de cabeza, fatiga, insomnio y problemas de concentración debido a la exposición a  campos electromagnéticos, aunque la hipersensibilidad electromagnética sigue siendo controvertida desde el punto de vista médico.

La mayoría de los estudios no prueban que los campos electromagnéticos causen daño, solo que a veces se dan al mismo tiempo ciertos efectos. Eso significa que hay una coincidencia, pero no una relación directa comprobada. Además, las reacciones pueden ser distintas en cada persona. Las teorías que intentan explicar cómo podrían afectar al cuerpo —por ejemplo, a través de ciertas proteínas o moléculas— todavía se están probando en laboratorio. En resumen: hasta ahora no hay pruebas firmes de que los niveles habituales de exposición sean dañinos.

Aun así, a pesar de que la evidencia no exige medidas drásticas para la población general, si aconseja reducir exposiciones innecesarias, especialmente en niños, embarazas y en entornos dedicados al descanso. A esta práctica se la denomina higiene electromagnética.

La historia de la salud ambiental muestra que la prudencia preventiva puede evitar problemas futuros (como ocurrió con el tabaco, el plomo o ciertos contaminantes químicos).

La higiene electromagnética no parte del miedo, sino del sentido común: adoptar hábitos que minimicen exposiciones innecesarias, sin impedir los beneficios de la tecnología.

PRINCIPIOS BÁSICOS DE HIGIENE ELECTROMAGNÉTICA

  • Distancia y tiempo: Mantener los dispositivos emisores lejos del cuerpo siempre que sea posible. Por ejemplo, usar altavoz o auriculares con cable en lugar de sostener el teléfono junto a la cabeza durante largas llamadas.
  • Desconexión nocturna: Apagar routers Wi-Fi o colocar el móvil en “modo avión” durante el descanso. Además de reducir la exposición, favorece la higiene del sueño al eliminar notificaciones y luz azul.
  • Ambiente natural: Pasar tiempo al aire libre y en contacto con entornos naturales ayuda a reequilibrar ritmos circadianos mediante luz solar y campos terrestres estables.
  • Evitar la saturación: No sobrecargar habitaciones con dispositivos inalámbricos o enchufes múltiples activos permanentemente.
  • Educación y diseño: Promover que edificios, escuelas y oficinas integren buenas prácticas de cableado, ventilación y control de fuentes electromagnéticas.

Aun con la evidencia incompleta, la higiene electromagnética se presenta como una estrategia de salud preventiva: económica, de bajo riesgo y coherente con los principios de precaución ambiental. No se trata de alarmismo, sino de aplicar criterio: usar la tecnología con inteligencia, respetar los ciclos naturales y mantenerse atentos a la evolución del conocimiento científico.

 

 

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