A los 27 años, Micaela Sayago sueña con su propio taller de cocina y una pastelería. Y tiene con qué. Hace tres años, en plena pandemia decidió apostar todo a un emprendimiento en pastelería que fuera su fuente de ingresos y la de su hermana Ximena, sin que ese trabajo implicara separarse de su hijo horas y horas.

Lo que no esperaba es que, en medio de un gran bache emocional, “Dulcessis” -como llamó a su proyecto- se convirtiera en algo más que un negocio. La joven del barrio Siglo XXI, cuenta que un par de veces, la dedicación a sus productos la “salvó” de momentos para el olvido.

En estos tres años construyó la marca y le dio su identidad. La demanda llegó gracias a las recomendaciones y las redes sociales, sin perder lo que considera más valioso, que es el trato personal con los clientes.

Micaela hoy trabaja sin ayuda de su hermana, quien se fue estudiar en Córdoba. Pero cuenta con el apoyo inquebrantable de sus padres que le dan una mano en la logística y el traslado de sus productos.

Su hijo ya tiene cinco años y es todo un logro y una gran satisfacción para ella no haber resignado tiempo de su maternidad para desarrollarse personalmente. Convencida de que es el camino que quiere seguir, se trazó un montón de metas para cumplir, como dictar clases de pastelería y algún día tener su propio local.

En diálogo con La Columna, la emprendedora se sincera sobre los desafíos y las satisfacciones que encontró en este camino. Cómo fueron sus inicios, qué y quiénes son sus pilares y cómo enfrenta los vaivenes económicos que se presentan diariamente.

-¿Cuándo y cómo arranca Dulcessis?

-Yo comienzo mi emprendimiento con mi hermana en el 2020, en plena pandemia. Más que nada porque yo soy mamá y buscaba un trabajo con el cual no tenga que desprenderme tanto tiempo de mi hijo.

Nunca me había imaginado emprender, nunca he pensado que iba a llegar tan lejos. Ha sido “un golazo”. Me acuerdo que tenía que cuidar los horarios (por las restricciones sanitarias). Una vez que me ha parado un móvil (policial) y he tenido que volver a mi casa cuando andaba entregando pedidos. Hacíamos cosas chicas, como bandejitas, tartitas, cosas así… Todo era a domicilio y lo llevábamos en bicicleta.

El primer y segundo IFE (Ingreso Familiar de Emergencia) que dan, yo invierto en materia prima. Básicamente lo que más utilizaba que era harina, margarina, huevos… Y el tercero creo que ha sido para una batidora.

-¿Empezaste trabajando con tu hermana?

-Sí, juntas. Todo he empezado con ella. Por eso es que se llama “Dulcessis”, porque nosotras nos tratamos de “sis” -por hermana en inglés (sister)-. Ella ahora está estudiando para traductora de Inglés en Córdoba.

-Y ahora, ¿trabajas sola?

– Con ayuda de mi mamá que, de a poquito la voy introduciendo en esto. Cuando necesito le pido que me haga algunas cosas sencillas, pero que llevan tiempo. De mis padres tengo un apoyo total. Mi mamá me hace de cadete también, a veces; me compra mercadería, maderitas, todo lo que te puedas imaginar. Y mi papá también, así que…

-¿Por qué te inclinaste por la pastelería y no otro rubro?

-Desde siempre me ha gustado mucho lo que es cocinar. Pero no me he dedicado desde un principio, porque estaba muy como devaluado. Me decían: “¿Para qué te vas a dedicar a eso? No tiene salida laboral, No tienes esto, aquello…” O sea, el entorno no me ayudaba mucho en ese sentido.

Pero después, con mi babyshower me pongo a hacer cosas dulces, porque yo quería con animación, decoración, con todo. Y ahí es donde la gente me empezó a pedir y hago para vender en lo último de mi embarazo.

Después nace mi bebé y, obviamente, no he podido seguir. Pero, la gente me seguía preguntando por los productos. Así que, cuando mi bebé ya era un poquito más grande, pienso: “si me ha ido bien esa vez, por qué no intento retomar…”Además, cuando han anunciado el IFE, para mí ha sido un “golazo”, porque capital para iniciar, no tenía.

 -¿Ofreces servicios completos para cumpleaños?

-Sí. Cuando estaba con mi hermana, yo no salía de lo que son de las tartas y alfajores. Una clienta que me encargaba siempre, me pregunta una vez si no me animaba a hacer una torta sencilla para el cumpleaños de su hermano en septiembre de 2021. Y yo le digo que nunca había hecho tortas, no me animaba; además quería una torta con pasta de azúcar.

Después he visto que iban a dar un curso (online), lo he comprado y lo he visto completo y así ha sido como me he animado a hacer la torta y les ha encantado. Desde ahí, la familia de ella me empieza a comprar porque les ha gustado y desde ahí empiezo a ofrecer tortas.

-Decías que tu hijo era chico cuando decidiste emprender, ¿cómo era combinar la maternidad con un proyecto nuevo?

-La verdad es que no tienes un horario fijo de trabajo y si no te organizas, no das abasto con nada. Pero sí me ha costado mucho hasta que me he amoldado con mi familia. Cuando yo tengo que trabajar mi mamá se lo lleva, o por ahí también está con el papá.

Yo me separé hace un año y ha sido muy difícil. Básicamente, a mí lo que me saca de una depresión es mi emprendimiento y mi hijo. Yo he estado muy mal porque ha sido un sueño que se ha venido abajo para a mí. He sido criada con mamá y papá y con unas expectativas muy grandes de familia. Pero nunca he dejado de trabajar, porque este es mi único sostén económico. He trabajado llorando, he trabajado, cansada, frustrada, he trabajado con mi nene en plenos berrinches…

-¿Trabajas con stock o solo por pedidos?

-Los fines de semana me dedico mayormente a los eventos; cumpleaños infantiles, de 15, de adultos, casamientos, meriendas…  Para el Día de la Madre, por ejemplo, me han encargado muchos sindicatos. Me he expandido un montón después de hacer cursos de pastelería temática.

En base a eso, comienzo con todo lo que son los cumpleaños personalizados y demás. O sea, que el cliente elija todo con el nombre, con la edad, con la galletita, la paletita, todo alusivo.

-¿Cómo coordinan eso?

-Los clientes lo que hacen es mandarme la tarjeta de invitación, y me dicen cuál es la temática, cuáles son los colores que se van a manejar, la edad y el nombre. En base a eso, yo entro a Pinterest, que es mi aliado y busco cosas.

¿Qué es lo que en te ha funcionado en tu emprendimiento?

-Lo que me ha funcionado un montón es acompañar al cliente. El tema de la asesoría es muy personalizada, es muy directa. Yo me manejo en primera persona con el cliente.

También creo que es fundamental el apoyo de tu entorno familiar, que a pesar de todas las situaciones, todas las circunstancias que te puedan llegar a tocar, no dejan que te caigas. Siempre están ahí con un: “Dale, vos puedes”.

Y trabajar de lo que te gusta. Trabajar de lo que amas verdaderamente. Creo que no se siente ningún tipo de peso cuando es así. Disfrutas del trabajo, que es lo que me pasa a mí. Yo pongo música, una serie y vuelo en el trabajo, es mi momento.

-¿Cómo te organizas con los horarios?

-En realidad, no tengo un horario. Me dedico en el tiempo que puedo del día, pero mayormente es por la tarde, porque a la mañana yo lo dejo a mi hijo en el jardín y me quedo por el centro esperándolo porque somos de la zona Sur y me queda bastante lejos, como para ir y volver.

Además, no tengo medio de movilidad, así que me conviene quedarme hasta que él salga. A veces, mi papá o mi mamá, o el papá de él lo buscan y yo me voy directamente a casa a trabajar. En épocas de calor, hago turno nocturno o de madrugada. Y ahora que se viene diciembre, es turno nocturno, más o menos.

-Y es la época en más eventos tienes…

-Sí. Igual, este año me ha sorprendido un montón, porque pensaba que enero iba a ser muerto. Y, no. Ha sido uno de los meses que más he trabajado, hasta febrero incluso. Lo bueno es que mi hermana vuelve en diciembre  ahí ya trabajo con ella.

-¿Trabajas solamente en tu casa?

-Sí. Antes teníamos un sector que iba a ser un living. Cuando mi negocio empieza a crecer, no se podía estar en el mismo comedor, en la misma mesa recibir visitas, hacer la comida y trabajar. Entonces, yo le he dicho a mi mamá para trasladarme al sector que iba a ser living y armo mi lugar de trabajo. Y así ha sido. Y mi abuelo, que ha fallecido hace cuatro meses me ha dado un préstamo, medianamente grande para poder comprar lo que necesitaba para arreglar el techo, remodelaciones… Él sin dudar me ha sacado el crédito. Él amaba lo que hacía. Llegaba los domingos y me preguntaba: “¿hija cómo te ha ido?”, y lo le contaba: “abuelo he trabajado un montón”.

-¿Podrías decir que esto es suficiente para vivir?

-Sí, me da para vivir y lo que más me gusta es que puedo manejar mis tiempos, mis horarios y no me pierdo nada de mi hijo que es lo que quería. Y, obviamente, vivir de esto que es lo que más me gusta.

-¿Cómo haces para paliar con la incertidumbre económica?

-Se siente mucho porque por ahí uno intenta ponerse en el lugar del otro que quiere hacerle un cumpleaños a su hijo y a la vez no le dan los números… Muchas veces me ha tocado bajar el precio o buscar formas de pago. Antes, me manejaba con un presupuesto que actualizaba cada dos o tres meses y era horrible; a mí me daba miedo cobrar más. Después he empezado a ver videos sobre emprendimientos y he tomado conciencia de que mi tiempo, mi trabajo, conocimiento y las herramientas que tengo, lo valen. Ahora actualizo, cuando tengo que hacerlo, pero siempre lo charlo con el cliente.

-¿Qué planes tienes a futuro para este proyecto?

-Yo sueño con mi taller. Me gustaría un taller para poder dictar clases, cursos. Me gusta el tema de la docencia, inclinada a la pastelería. Yo tengo la idea de estudiar y hacer la capacitación pedagógica para poder enseñar. Y en lo que es capacitación, me gustaría aprender a hacer productos salados.

También puedo soñar con poner una pastelería, me encantaría.

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