Hace algunos años atrás, Ángela Agüero (34) tuvo la «señal» que necesitaba para abocarse a su pasión: el diseño de indumentaria. En medio de situaciones muy dolorosas, optó por abandonar la carrera de Química sin certezas de que la tienda de indumentaria que abrió prosperaría. “Abla”, que cambió de nombre, al menos dos veces, es un emprendimiento de ropa de diseño que se reinventa y se fortalece ante las crisis. 

Su creadora, además de ser talentosa en lo que hace, no teme a los riesgos. Súper proactiva y, sobre todo, creativa ante las circunstancias que se le presentan, se propuso crear una marca para gente práctica. Prendas que fueran funcionales a distintas ocasiones y a lo largo del día. 

La diseñadora explica que “crear una marca de moda es muy costoso” y, por ende requiere de un proceso largo y progresivo. En su experiencia, pasó de un showroom en su casa, a un local pequeño y ahora a otro de gran tamaño en la galería del Centro. Además de tienda es taller y el escenario de varios álbumes de fotografías que hoy se pueden apreciar en las redes sociales.

EL PROCESO

Ángela recuerda todo como un proceso con fases más o menos complejas. Tras el fallecimiento de su hermano, transformar todo en su vida era elemental para poder seguir adelante. No olvidó que él siempre le dio su apoyo en lo que emprendiera y en el camino se encontró de nuevo con ese impulso, aunque de manera simbólica.

Lo que hoy es una marca registrada como “Abla”, fue primero «Felicia». Pero, como ese nombre ya estaba inscrito comercialmente, tenía que dejar de usarlo. Así que optó por llamarlo “Hablando de Ti”, como un homenaje a su hermano. A la hora de registrarlo, esta joven emprendedora no estaba convencida de que fuera el adecuado, por su longitud y la dificultad  para recordarlo y/o facilidad para confundirlo.

Decidió entonces reducirlo a “Habla”, aunque le parecía que la “H” muda estaba de más para una marca con sello “práctico”. Así que se la quitó. Lo inexplicable del caso es que, luego de averiguar si se trataba de una marca registrada se encontró con que en turco, “Abla” significa “hermana”.

Ahí dije: ‘esto es’, no necesitaba seguir buscando. Era el nombre, la palabra que unía, que era nexo entre dos roles muy importantes de mi vida  que me hacen y me han hecho muy feliz: El arte, el diseño y ser hermana; una de las cosas más hermosas y que me llenan de amor. Creo que mi hermano sigue acompañándome y apoyándome como siempre en todo lo que hecho, en todas las ocurrencias. Así que es la mejor manera de tenerlo presente”, contó “Angie” en 2020 tras semejante hallazgo.

En diálogo con revista La Columna, la diseñadora cuenta más detalles acerca de los orígenes de su tienda taller, cómo atravesó ciertas dificultades; cómo trabaja en medio de un contexto económicamente crítico y cuáles son las aptitudes que la llevaron a donde está.

-¿Cuáles son los inicios de este emprendimiento?

-Ha sido hace mucho y todo de manera progresiva. Mi curiosidad por el diseño ha empezado mientras estudiaba Química. En el último año de la carrera, cuando ya tenía que incursionar en lo que iba a ser mi campo laboral, no me hallaba. 

De todas maneras, ya había arrancado a vender algunas cosas que hacía para ayudarme con mis gastos. He empezado con accesorios, collares de telas que se usaban mucho en ese momento. He vendido y eso me ha servido eso para comprarme mi primera máquina de coser, a los 21 años.

-Ya sabías de costura…

-Yo le preguntaba a mi mamá,  mi tía que es modista y sabe de alta costura. En general, en mi familia hay mujeres muy habilidosas y creo que he sido criada entre eso, con mis abuelos muy cercanos a mí… yo he sido de observar mucho y soy muy creativa y habilidosa. Primero era como un hobby y después esto me ayudaba con mis gastos, le daba una mano a mis papás. 

Después de dos crisis grandes de carrera, la segunda con la que he decidido tomarme un tiempo, ahí sí, le meto pata; me pongo a vender, a empezar de nuevo porque yo había dejado la máquina. Al retomar, me sentía tan cómoda, tan feliz… La verdad es que he pasado situaciones muy difíciles en mi vida y es como que estaba tratando de tomármelo con clama y hacer todo un proceso en medio del cual he descubierto que quería esto…

Ese mismo año que me tomo una pausa en la facultad, a mitad de año en julio, me acuerdo clarito que estaba enferma, llorando… En febrero del año siguiente me decido y me inscribo formalmente en el Instituto de (Roberto) Piazza para hacer la carrera formalmente, porque ya venía  tomando cursos, seminarios, así como de entretenimiento. En plena crisis de pandemia igual ha sido muy positivo para mí. 

-¿Terminaste la carrera?

-He terminado, ahora tengo que presentar mi colección para el trabajo final. Obviamente, por el trabajo aquí-en la tienda- lo estoy haciendo de forma muy lenta. En medio de eso también he hecho cursos de marketing digital y todo lo que podía hacer. Soy muy inquieta.

-¿Cuándo se crea “Abla”?

-No tengo un año específico en el que he abierto, porque he pasado por todo por un proceso de descubrirme, decidirme y jugarme por eso. Pero “Abla” nace como tal en plena pandemia. Hasta ese entonces, el showroom que tenía en mi casa se llamaba “Felicia” que era la marca que ya tenía, la venía arrastrando de Tucumán. Pero, cuando me iba a ferias y vendía todas mis cositas y preguntaban cómo se llamaba, he decidido que sea “Hablando de ti”. Siempre usaba nombres así, como largos, raros. 

Recuerdo que un tío me decía: “hija, tienes que registrar tu marca, estás haciendo muchas cosas”. Yo le decía que no, que era un hobby nada más y él insistía en que me asesore. Cuando empiezo esa búsqueda, resulta que “Felicia” ya estaba registrada, no podía seguir usándolo. Entonces, tenía que cambiar sí o sí. Me  decido por “Hablando de ti”, pero me quedaba como muy largo, no me parecía que sea bueno para la memoria.

Cuando decido registrar la marca y empiezo ese proceso que es largo también, demora más o menos un año, tengo que cambiarle, reestructurar y es como que eso me ha movilizado más y me ha dado más fuerza. “Abla” nace en el 2020, ahí inicio el registro de la marca. Todo esto bajo vías legales, que es lo que corresponde. En 2021 me llega el registro y soy la propietaria de la marca.

-¿Participaste de exposiciones con esta marca?

-El año pasado he participado de la feria de Puro Diseño, pero no como expositora, como tal, porque no he presentado mi marca para curaduría. A través del instituto llegamos para hacer intervenciones visuales y de estilismo para lo que era todo el stand de la Casa de Santiago. Si bien no he participado como “Abla”, sí ha sido una experiencia tremenda, bella, hermosa… tres días soñados para mí. Terminaba súper cansada porque había que estar todo el día en la Rural, pero bello.

Yo siempre he estado muy metida en mi trabajo y pensando en autoabastecerme y hacer crecer la marca, crear una marca de moda es muy costoso. Cuando no he tenido capital, me las he tenido que arreglar; por eso es que, el crecimiento es como muy progresivo, lento, voy consiguiendo pequeños logros; me pongo mestas anuales.

En esta galería estoy hace tres años. Un año en este local grande y dos  en el otro que era más chico. Me ha quedado chico porque el taller me ocupa mucho espacio, así que se ha dado la posibilidad de que este se desocupe y  es inmenso. Es más grande de lo que necesito, pero ahora tengo un espacio para cada cosa de la marca y trabajamos mucho más cómodas.

-¿Qué características tiene la marca?

-Para mí es una marca de indumentaria, accesorios también hago, pero menos que antes por una cuestión de tiempo. Me encargo de que sean prendas muy versátiles, cómodas prácticas y que sean combinables entre sí, que se las pueda usar, no encasillarlas ni para un momento. Es muy femenino, sin perder practicidad, ni comodidad para hacer muchas cosas a la vez. 

Con el paso del tiempo ya no quería que sea solo para mujeres, sino para el público en general y le damos la bienvenida a todas las personas que se sientan cómodas y les guste nuestro trabajo. Están invitadas a disfrutar de las prendas. Si bien no es una marca sin género, podríamos decir que ya ni el unisex se usa. Si te gusta, llévalo, úsalo, divertite, sentite lindo especial, sin tener problemas de talle.

Esa es otra característica, tenemos variedad de talles. De la misma prenda, puedes encontrar en seis talles distintos. Entonces, la morfología del cuerpo, el peso, aquí no es un impedimento para sentirte lindo, cómodo, atractivo y además  vestir en tendencia, ser actual.

-¿Sigues mucho lo que es “tendencia”?

-No, no… Considero que “Abla” tiene un perfil obviamente “comercial” en el sentido de que tengo una bajada de línea del primer escalón, en cuanto al diseño para la sociedad. No es diseño de autor, además trabajo Prêt-à-porter, que son prendas en varios talles.

Pero, tenemos el plus de que, si bien trabajamos con esa variedad, también tenemos el ajuste a medida. O sea, si te compras un vestido y tiene largo el ruedo, pero te queda perfecto, lo retocamos. La idea es que salga lo mejor perfecto. Lo que no hago es trabajos a pedido, eso siempre lo aclaro. Mi metodología de trabajo es Prêt-à-porter, son diseños ya pautados. Hago los diseños, la moldería, los talles y empieza la producción.

-¿Cómo te llevas con la parte comercial y en medio de un contexto de incertidumbre como el actual?

-No me gusta porque requiere de mucha paciencia. El tema de los números es algo agobiante, surfear con tantas cosas… creo que como todos, trato primero de estar tranquila, me he propuesto eso para poder hacerle frente a cualquier situación. 

Aparte ya he pasado por la pandemia y me he tenido que reinventar muchas veces. Me pasa y creo que a la mayoría de los que somos independientes, por ahí que la incertidumbre te consume la cabeza. Pero, bueno, trato de ir paso a paso, analizando, prestando mucha atención. Siempre digo que mi mejor herramienta es la creatividad así que siempre digo: “me voy a volver a reinventar”.

Creo que ahora, mi método se basa en dar pasos cuidados. Hay que prestar atención, no es momentos para hacer las cosas porque sí y cualquier inversión que se haga, la pienso más que antes.  Igualmente, he tenido muchos momentos en los que me desilusiono porque a veces se hace muy difícil o hace que deja de disfrutar tanto de lo que hago. Hay que tener fe en que las cosas se van a acomodar. Siempre lo hablamos con las chicas y el trabajo siempre es en equipo, y si hemos salido una vez, vamos a salir dos.

-¿Con cuántas personas trabajas?

-Fijas son dos de las cuales nos repartimos la atención al público y después tenemos con tareas asignadas. Una de las chicas es la que solo se dedica al taller, maneja la máquina y sabe todo y ahora hay otra chica que se ha incorporado hace poco para corte. Después una de las chicas trabaja como refuerzo en atención al cliente y una que me ayuda con las redes, de manera freelance.

-¿Qué tan importante consideras las redes sociales?

-Súper importante, creo que “Abla” es gracias a las redes. Yo tenía el showroom en el subsuelo de mi casa así que toda mi visibilidad ha sido a través de redes. Para mí es la herramienta más fuerte, por eso creo que hay que hacer un trabajo constante que llega a ser cansador y requiere mucho tiempo y cabeza, por eso el año pasado he decidido buscar apoyo. Ya me había pasado que habíamos hecho un montón de prendas, vestidos lindos y no he llegado a capturarlos, ni mostrarlos bien.

-¿Qué meta tienes para “Abla” a corto o largo plazo?

-Yo sigo teniendo productos que no son de la marca, son de reventa, porque, obviamente, stockearse es más complicado, peor lo que deseo es que “Abla” sea puro, todo de nuestra marca y me encantaría llegar a otras partes del país. He vendido a otras provincia, pero todavía no me focalizo en eso porque siento que tengo que seguir fortaleciendo la parte productiva y la parte de producción de moda que es la carta de presentación. Pero creo que ya va a llegar la oportunidad.

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