Bajo la coordinación de Cristian “Colo” Vázquez, el viaje es la propuesta invita a vivir una experiencia grupal que combina participación artística, convivencia, y la posibilidad de ser parte del mayor festival folclórico del país.
El calor del enero serrano tiene una cita marcada: del 24 al 27 de enero de 2026, La Cruza Danza vuelve a emprender viaje hacia el corazón del folclore argentino. Cuatro días y tres noches en Cosquín, Córdoba, donde la música y la danza se funden con la mística del río y las sierras. Bajo la coordinación de Cristian “Colo” Vázquez, la propuesta invita a vivir una experiencia grupal que combina participación artística, convivencia, y la posibilidad de ser parte del mayor festival folclórico del país.
“No se trata solo de ir al festival; se trata de ser parte del pulso que lo hace posible. Queremos que cada santiagueño sienta que su presencia también construye Cosquín”, dice Vázquez, director y alma de La Cruza Danza, que otro año más consecutivo organiza el viaje cultural desde Santiago del Estero.
El itinerario propone mucho más que una escapada turística. Los viajeros –bailarines, músicos y público en general– compartirán talleres, ensayos y caminatas grupales, además de asistir a las noches festivaleras en la Plaza Próspero Molina. Habrá momentos de convivencia, charlas sobre tradición y danza popular, y espacios para la improvisación.
“En 2025 fue emocionante ver a los chicos bailar una chacarera frente al río y que los turistas se sumaran. Es la esencia del viaje: encontrarse a través del arte”, recuerda María Eugenia Ledesma, una de las participantes del grupo.
El plan incluye traslado, alojamiento y acceso a distintas actividades culturales dentro y fuera del predio festivalero. Pero el eje está en la vivencia compartida: bailar, cantar y celebrar desde la identidad santiagueña, llevando su energía a cada rincón del pueblo cordobés.

HISTORIA EN MOVIMIENTO
Nacida en Santiago del Estero en 2012, La Cruza Danza se consolidó como un espacio de formación y creación que apuesta a la mixtura entre lo tradicional y lo contemporáneo. Desde su comienzo, el grupo dirigido por Vázquez se propuso llevar la danza popular a nuevos contextos: escenarios, calles, escuelas, festivales y espacios comunitarios.
Con más de dos décadas de trayectoria, La Cruza se ha convertido en una referencia en la región por su trabajo colectivo y su mirada social del arte. No busca sólo enseñar pasos, sino construir sentido de comunidad. En cada proyecto, los bailarines se involucran desde la producción hasta la puesta en escena, con una impronta que combina rigor técnico y sensibilidad popular.
“Cada viaje, cada función, nos recuerda que la danza también es una forma de narrar quiénes somos. Y cuando llegamos a Cosquín, esa identidad santiagueña se amplifica”, afirma el Colo.
FESTIVAL QUE LATE
El Festival Nacional de Folklore de Cosquín nació en 1961 como una reunión espontánea de músicos locales y hoy es símbolo de la cultura argentina. Durante nueve noches, el escenario Atahualpa Yupanqui recibe artistas de todo el país y de distintas generaciones. Pero más allá del espectáculo central, el espíritu coscoíno se respira en cada calle: peñas, ballets, guitarreadas y ferias que mantienen viva la tradición popular.
El 2026 promete una edición con fuerte presencia federal y una grilla que celebrará la diversidad de las danzas argentinas. En ese contexto, la participación santiagueña adquiere un peso especial. No solo por el aporte artístico, sino por el valor simbólico de una provincia que históricamente nutre al folclore nacional.
“Santiago siempre está. No hay Cosquín sin chacarera, sin bombo, sin la gente del norte que llega con su ritmo y su alegría”, comenta Ana Paula Jiménez, bailarina que se suma este año por primera vez al viaje.
El viaje de La Cruza Danza es también una manera de visibilizar el movimiento artístico independiente de Santiago del Estero. Jóvenes bailarines, docentes y gestores culturales se unen para representar a la provincia desde una propuesta autogestiva, que promueve la participación abierta y plural.
La convocatoria está dirigida a todos los interesados en ser parte del grupo, sin necesidad de pertenecer al elenco estable. “Queremos que cualquier santiagueño que sienta curiosidad por el festival pueda sumarse –explica Vázquez–. No hay que ser bailarín profesional; alcanza con tener ganas de compartir y aprender.”
En los días previos a la partida, el grupo realizará encuentros preparatorios en la capital santiagueña. Se trabajará sobre repertorio tradicional, técnicas de danza folclórica y dinámicas grupales. También habrá charlas sobre historia del festival, costumbres serranas y cuidado colectivo durante el viaje.
Una experiencia que trasciende el escenario
Más que un viaje, la propuesta busca construir una experiencia de convivencia cultural. Los participantes no sólo asistirán como espectadores, sino como portadores de una identidad viva. El cierre del recorrido incluirá una presentación grupal en una de las peñas oficiales, donde los santiagueños desplegarán su repertorio con la alegría y la fuerza que caracteriza a la provincia.
“El escenario es una excusa para encontrarnos –reflexiona Vázquez–. Lo importante es el camino: las charlas en el micro, los mates en la vereda, el momento en que alguien saca una guitarra y todos se suman. Eso también es Cosquín.”
Cómo sumarse
Las inscripciones para el Viaje a Cosquín 2026 ya están abiertas. Los interesados pueden comunicarse a través de las redes sociales de La Cruza Danza o escribir al correo oficial del grupo. Los cupos son limitados y se prioriza la participación colectiva.
En enero, cuando el sol caiga sobre el cerro Pan de Azúcar y las guitarras empiecen a sonar, allí estarán nuevamente los santiagueños, llevando su voz, su danza y su historia. Porque más allá del escenario, Cosquín también se baila en los caminos.