27 de septiembre, 2025
Actualidad

Científicos santiagueños emplean una técnica de vanguardia para descifrar la estructura atómica de proteínas claves para el diseño racional de nuevos fármacos que salven vidas.

En los laboratorios del Nodo, en Santiago del Estero,  un equipo de científicos está utilizando la cristalogénesis, una rama de la ciencia que estudia la formación y el crecimiento de cristales, para desentrañar los secretos de las bacterias y diseñar nuevas estrategias terapéuticas.

El trabajo se inserta en la red federal “Repara”, un programa nacional que financia con hasta un millón de dólares investigaciones estratégicas en distintas provincias y que busca responder a los desafíos más urgentes de la salud global. En su segundo año, el proyecto avanza a paso firme dentro de INBIONATEC, uno de los 23 espacios que continua dentro de la red.

Para la Organización Mundial de la Salud (OMS), la RAM (resistencia a los antimicrobianos), causa directamente más de 1,2 millones de muertes anuales en el mundo, una cifra que podría escalar dramáticamente si no se desarrollan nuevas terapias.

La cristalogénesis, en términos simples es el proceso por el cual proteínas, enzimas o complejos biológicos son llevados a formar cristales tridimensionales ordenados. Estos cristales, al ser sometidos a  rayos X o a técnicas complementarias como la crio-microscopía electrónica, permiten determinar la estructura atómica de las biomoléculas con una resolución cercana al nivel de ínfimos.

Una vez que tenemos el modelo 3D de la enzima, es como si tuviéramos el plano exacto de la cerradura que queremos forzar”, explica la Dra. Ana López, investigadora principal del proyecto. “Este conocimiento nos permite diseñar moléculas inhibidoras a medida, nuevos compuestos farmacológicos que se acoplen perfectamente a la proteína y bloqueen su acción, dejando al antibiótico tradicional libre para actuar y destruir la bacteria”, explica la profesional.

El impacto de esta investigación trasciende las paredes del laboratorio. Los hallazgos del equipo santiagueño son compartidos con la comunidad científica internacional, abriendo caminos para el desarrollo de nuevos medicamentos por parte de la industria farmacéutica. Además, el proyecto inspira a jóvenes estudiantes a seguir carreras científicas, consolidando un polo de conocimiento en una región que tradicionalmente no ha sido asociada con la investigación biomédica de punta.

“Este financiamiento nos permitió adquirir equipamiento de última generación para la purificación de proteínas y la cristalización, un cuello de botella crítico en esta disciplina”, destaca el Dr. Ricardo Morales, co-investigador del equipo. “Estamos formando recursos humanos altamente especializados y colaborando con grupos de otras provincias y del CONICET, demostrando que se puede hacer ciencia de primer nivel en el norte argentino”.

El proyecto en Santiago del Estero se encuentra en una etapa inicial de cristalización y análisis de calidad de las proteínas obtenidas. Este paso es uno de los más complejos, ya que la formación de cristales adecuados requiere controlar variables como la concentración de la proteína, la pureza, el pH, la temperatura y el uso de precipitantes.

Durante la pandemia de COVID-19, este tipo de análisis estructural permitió, por ejemplo, comprender con rapidez la conformación de la proteína Spike del SARS-CoV-2 y avanzar en el diseño de vacunas y antivirales.

La cristalogénesis aplicada a la resistencia bacteriana no promete resultados inmediatos, pero sí una plataforma estratégica para el desarrollo de nuevos antibióticos y terapias dirigidas. En un escenario donde los fármacos convencionales pierden eficacia, este tipo de avances ofrece una alternativa sólida y de largo plazo para preservar una de las herramientas más valiosas de la medicina moderna.

 

 

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