Además de salir de números rojos de una vez, Spotify necesita hacer autocrítica urgentemente. Su relación con los músicos, los creadores de sus contenidos, no ha dejado de ser nefasta desde que nació. Ya son muchos años de conflicto, con infinidad de cartas, comunicados y movimientos de protesta contra las condiciones económicas que ofrece, e incluso con concentraciones de artistas en las sedes que la empresa sueca tiene por diferentes países del mundo. Esta semana se ha producido el enésimo y seguro que no el último, con los Rolling Stones, Coldplay, Pet Shop Boys, Yoko Ono, Van Morrison, Sting, miembros de Led Zeppelin y otras superestrellas de la música popular a la cabeza de la manifestación, pidiendo al gobierno británico que luche por ellos para obtener un poco de dignidad de trato del portal de música en línea. Y es que a pesar de que el Departamento de Cultura, Medios y Deportes del Reino Unido ha estado investigando cómo se distribuyen los ingresos por streaming, nada parece haber cambiado.

Un total de 227 artistas ha pedido al gobierno del Reino Unido que cambie la forma en que se les paga a los músicos, cuando sus canciones se transmiten a través de esta plataforma y otras como Apple Music. En una carta enviada al primer ministro Boris Johnson, y publicada por la Music Producers Guild (MPG) y la Musicians’ Union, los firmantes exigen que se cambie la ley sobre las regalías que pagan estas compañías, con un organismo regulador que asegure un trato justo y que esté supervisado por la ley.

«El streaming está reemplazando rápidamente a la radio como nuestro principal medio de comunicación musical. Sin embargo, la ley no ha seguido el ritmo del cambio tecnológico y, como resultado, los artistas intérpretes o ejecutantes y los compositores no gozan de las mismas protecciones que tienen en la radio«, se lee en la carta, que también firman Tom Jones, Barry Gibb, Emeli Sandé, Paloma Faith, Jessie Ware, Boy George, Bob Geldof, Kate Nash, Noel Gallagher o Jarvis Cocker. «Los músicos de hoy reciben muy pocos ingresos de sus actuaciones; la mayoría de los artistas destacados reciben pequeñas fracciones de un centavo estadounidense por reproducción, y los músicos de sesión no reciben nada en absoluto».

Los activistas, organizados por el Sindicato de Músicos, el Gremio de Productores de Música, la Academia Ivors y la iniciativa #BrokenRecord, argumentan que los compositores están en esta situación debido al «poder extraordinario» que ejercen las corporaciones multinacionales y los gigantes tecnológicos, que obtienen miles de millones y dictan cuánto se les debe pagar a los artistas y sus sellos discográficos cuando sus usuarios escuchan sus canciones.

Los firmantes quieren que el gobierno del Reino Unido modifique la Ley de derechos de autor de 1988, para que los servicios de streaming paguen a los artistas aproximadamente lo mismo que pagan las emisoras de radio. Para ello debería reescribirse una cláusula en la ley para que la remuneración equitativa que rige la radio también se aplique a los portales de streaming. «Los compositores obtienen el 50% de los ingresos de la radio, pero solo el 15% en streaming. Creemos que en un mercado verdaderamente libre, la canción logrará un mayor valor», dice la carta. «Si conseguimos arreglar estos problemas, haremos del Reino Unido el mejor lugar del mundo para ser músico, productor o letrista, permitiendo que nuestros estudios de grabación y nuestros escenarios resurjan de nuevo. Si lo hacemos, reforzaremos nuestra posición hegemónica en el sector cultural, fortaleceremos el mercado y permitiremos que florezca una nueva generación de talento. Reino Unido tiene una larga y orgullosa historia en la que siempre hemos protegido a nuestros productores, emprendedores e inventores. Creemos que todos estos creadores británicos merecen la misma protección que se obtiene en otras industrias cuando su trabajo se ve devaluado».

La polémica fortuna del fundador de Spotify

Esta nueva controversia entre Spotify y los músicos de todo el mundo llega en un momento en el que el fundador de la compañía, Daniel Ek, sigue haciendo ostentación de su enorme fortuna mientras el portal de streaming pone sus pérdidas como excusa para justificar la escasa cuantía de sus pagos. Sus ingresos siguen aumentando (un 16% más el año pasado), pero las pérdidas netas siguen creciendo: en 2020 ascendieron a 581 millones de euros, tres veces más que los 186 millones que perdió en 2019. Y al mismo tiempo, Daniel Ek, cuya fortuna está estimada en unos 4.700 millones de dólares, pretende darse el capricho de comprar su club de fútbol favorito. «Cuando era niño animaba al Arsenal. Lo hago desde que tengo uso de razón. Si quisieran venderlo, estaría feliz de tirar mi sombrero al ring», dijo el empresario a finales de abril. Según medios especializados como Music Business Worldwide, la oferta ascendió a 2.500 millones de dólares, pero los propietarios del club la han rechazado.

Aun así, Ek no se rinde. «Me han respondido que no necesitan el dinero. Respeto su decisión, pero permanezco interesado en caso de que esa situación cambie», aseguró, antes de anunciar que va a subir la oferta a 300 millones más./ABC

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