La evidencia científica permite demostrar cada vez con más consistencia el peligro que representan los tóxicos ambientales para el neurodesarrollo infantil. El doctor Horacio Lucero, detalla los resultados de investigaciones que confirmarían estos trastornos.

El doctor Horacio Lucero, jefe del laboratorio de Biología Molecular del Instituto de Medicina Regional (IMR) de la UNNE, es uno de los referentes científicos en la Argentina que denuncia el peligro sobre el manejo sin control de los agroquímicos. Su experiencia en estudios de genotoxicidad en población expuesta de la provincia del Chaco le permitió estudiar, mediante otros indicadores, el impacto sanitario ambiental y ecológico que tienen los plaguicidas.

Estos efectos tóxicos conocidos como toxicidad silente -porque afecta el sistema nervioso en desarrollo durante la gestación fetal o posnatal- se manifiestan en síntomas en distintos períodos de la vida. Algunas de esas investigaciones describen casos de toxicidad silente vinculados con la enfermedad de Parkinson (a causa de algunos plaguicidas) o con el mal de Alzheimer (con la acumulación de plomo en el organismo).

Uno de sus últimos trabajos demostró una estimación del daño genético en personas expuestas a productos químicos y agentes «genotóxicos», es decir aquellas sustancias que pueden unirse directamente al ADN causando mutaciones que pueden derivar o no en enfermedades oncológicas.

Invitado a disertar en el XX Congreso Argentino de Psiquiatría Infanto-juvenil realizado en Buenos Aires en junio de 2022, el doctor Lucero hizo foco en los trastornos del neurodesarrollo como consecuencia de la exposición a tóxicos ambientales.

Algunos ejemplos de estas alteraciones son el autismo, déficit de atención, trastornos de aprendizaje, retardo mental, problemas en desarrollo del lenguaje, entre otros.

En ese contexto, Lucero planteó que muchos de los pesticidas utilizados actualmente en Argentina han demostrado ser altamente dañinos para el neurodesarrollo (en estudios experimentales). Y que la exposición medioambiental en el desarrollo temprano del cerebro está relacionada con un riesgo aumentado de trastornos del espectro autista en niños.

También se hizo referencia a un trabajo de los doctores Hugo Arroyo y María Cristina Fernández, de los servicios de Neurología Infantil y Salud Ambiental Infantil, respectivamente, del Hospital Garrahan de Buenos Aires, quienes comprobaron un incremento de casos del trastorno por déficit de atención con hiperactividad y del trastorno generalizado del desarrollo.

De acuerdo con lo señalado en el paper de ese trabajo, se comenzó a comprender y profundizar que la exposición a sustancias tóxicas ambientales puede provocar alteraciones en el neurodesarrollo y en la salud.

En ese informe científico, los doctores Arroyo y Fernández detallan que al estudiar los factores ambientales se reconoce que la intoxicación del feto por metales pesados, especialmente plomo y mercurio, es la responsable en algunos niños de estos trastornos. Otras sustancias de amplio uso, escasa degradación y mantenimiento en la cadena alimenticia como los pesticidas, los bifenilos policlorados y ahora el reciclado de residuos electrónicos, ponen en riesgo especialmente a lactantes y niños, incluso en una grado mayor en los países subdesarrollados.

Hay un dato en el informe que refleja la magnitud del escenario al que estarían expuestos: «Se ha reconocido que 201 productos químicos son neurotóxicos en humanos, y alrededor del 45% de estos son pesticidas».

Por su parte, la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) publicó hace un par de años una extensa recopilación de artículos bajo el título «Efectos de los agrotóxicos en la salud infantil». En ese dossier de 171 páginas se listan como efectos negativos patologías relacionadas con el neurodesarrollo, enfermedades neurodegenerativas como Alzheimer y Parkinson, diferentes tipos de cáncer, genotoxicidad, inmunotoxicidad y susceptibilidad genética.

Uno de los últimos estudios sobre las implicancias en el neurodesarrollo infantil a causa de tóxicos ambientales es el realizado en forma conjunta por el Centro de Investigación en Desarrollo y Medida de la Conducta (Cramc) de la Universitat Rovira y el Centro de Investigación en Salud (Ceinsa) de la Universidad de Almería.

Entre las principales conclusiones de este estudio han encontrado que la exposición al clorpirifós (CPF) podría tener efectos neurotóxicos relacionados con hiperactividad, autismo y adicciones y provocar perturbaciones en el aprendizaje y la memoria. Se trata de un trabajo pionero en el análisis de los efectos conductuales y moleculares a corto, medio y largo plazo de la exposición a este plaguicida.

Para el doctor Horacio Lucero es un buen ejercicio de pensamiento crítico hacerse la pregunta siguiente: ¿Pueden los plaguicidas usados en la agricultura intensiva estar llegando a toda la población en forma masiva a través de fuentes de agua y alimentos de todo tipo, y de esta forma ser uno de los causantes del aumento alarmante de estas y otras patologías relacionadas con el neurodesarrollo?

«La posición que adoptaron los defensores a ultranza de este modo de producción altamente dependiente del control químico, fue que, una vez admitida la toxicidad de sus productos, este problema se controla con un manual de buenas prácticas agrícolas», señaló.

«Todos sabemos que sin un estricto control en la totalidad de las áreas bajo siembra, esto termina siendo una expresión de deseo, que demuestra a las claras, por los trabajos mencionados y una extensa bibliografía internacional, que plaguicidas de los más variados se encuentran en lugares donde no debieran haber llegado jamás».

Finalmente, el doctor Lucero anticipó que estarían planificando una serie de líneas de investigación para profundizar el conocimiento sobre los trastornos del neurodesarrollo infantil. Una de las posibilidades es integrar un proyecto en el que participen también el doctor Raúl Montenegro, de la Universidad Nacional de Córdoba, y el staff científico del Departamento de Ciencias de la Salud Ambiental de la Universidad de California./DiarioNorte

Comparte esta noticia