Una mujer fue condenada a 9 años de prisión por haber sido partícipe primaria de los abusos sexuales que cometía su pareja en contra de su hija. Cada vez son más las progenitoras que se convierten en testigos del calvario que sufren sus hijos y no hacen nada para evitarlo. ¿Su silencio las convierte en cómplices o son sobrevivientes del infierno?
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